La investigación por el doble homicidio ocurrido hace una semana en Vistalba ayer dio un paso importante: en Las Heras fue detenido un sujeto de 30 años, cuya huella apareció en la casa del matrimonio chileno hallado muerto a balazos.
El allanamiento se concretó a las 9 en una casa de la manzana "C" del barrio Colombia II de Las Heras.
En ese lugar, efectivos que trabajan en el área de Delitos Especiales encontraron a Maximiliano Damián Guerra Gobetti, según se informó desde el Ministerio de Seguridad.
Guerra era el blanco de la medida judicial: los cotejos dactilares realizados entre las huellas halladas en la escena del crimen y el padrón de impresiones dactilares con el que cuenta la policía, determinaron que había estado en el interior de la vivienda de Oscar Guzmán (68) y Carmen Honorato (65).
Ahora el sospechoso deberá explicarle al fiscal del caso, Santiago Garay, el motivo por el que estuvo en la casa de las víctimas, además de qué día fue y qué actividades realizó mientras estuvo allí.
Consultado sobre la detención y la suerte del sospechoso, ayer por la tarde Garay indicó que prefería mantener silencio mientras la investigación sigue su curso.
Fuentes policiales indicaron que Guerra no tiene antecedentes delictivos de relevancia, aunque en su haber se encuentra una violación al Código de Faltas.
En su casa no se hallaron elementos que pudieran relacionarlo al doble homicidio (por ejemplo, no había armas de fuego), aunque los investigadores se quedaron con los celulares que encontraron en el lugar y que ahora serán peritados.
Es que justamente lo único que falta de la casa del matrimonio muerto son sus teléfonos. En base a eso, el fiscal pidió a las compañías telefónicas el registro de las llamadas y los mensajes de texto que hicieron y recibieron las víctimas antes de morir. Otra pericia importante es el chequeo de una notebook que fue encontrada en la casa.
Doble homicidio
Oscar Manuel Guzmán y su esposa Carmen del Pilar Honorato Azócar fueron asesinados el 10 de octubre pasado en una casa de Cerro Aconcagua al 2600 de Vistalba.
El hallazgo lo hizo un conocido de las víctimas, después de que uno de los hijos del matrimonio le pidiera que fuera a verlos ya que desde hacía varios días no tenía novedades de ellos.
En Mendoza, el matrimonio Guzmán- Azócar no tenía familiares. Sus hijos viven en Chile, donde han sido investigados por causas ligadas al tráfico de estupefacientes. Es más, una hija de la pareja era la esposa de Salvatore Ciulla, miembro de una organización mafiosa italiana, que falleció hace dos años.
En el país vecino, las víctimas también habían estado en la mira de la Justicia ya que Guzmán fue detenido, acusado de narcotráfico internacional.
Sus cuerpos fueron hallados después de varios días de cometidos los asesinatos. Guzmán estaba en el patio y tenía un balazo en la cabeza además de varias heridas cortantes en distintas partes del cuerpo. Su esposa fue hallada en la habitación matrimonial con un tiro a la altura de la nuca. Para matarla, el o los agresores la obligaron a arrodillarse y luego le dispararon a través de una almohada.
Una vez descubierto el crimen, sus hijos llegaron a Mendoza y declararon ante el fiscal. Luego se fueron de nuestra provincia, junto con los cuerpos, que fueron sepultados en Chile. Tanto la casa como el auto de la pareja -un Renault Fuego- estaban en venta.
Investigación local
En Mendoza, los pesquisas de narcocriminalidad seguían al matrimonio ya que conocían sus antecedentes delictivos.
De esas investigaciones se desprende que supuestamente financiaban el traslado y la entrega de una importante carga de cocaína, que pasaría por nuestra provincia hacia Chile y luego a Europa.
Guzmán y Azócar saltaron a las páginas policiales cuando se asociaron con su compatriota Elena Guerrero, sindicada como narco internacional. Esta mujer estaba casada con Giussepe Ciulla, un traficante italiano, cuya familia es conocida en Italia por lavado de dinero, tráfico de heroína y morfina y hasta por el asesinato de un juez.
Tras la muerte de Giussepe, Elena regresó a Chile junto con sus cuñados, Salvatore y Césare. Allí se aliaron con Guzmán y Azócar, quienes se encargaban de reclutar "mulas" para hacer los traslados. La cocaína llegaba a Chile desde Bolivia y luego las mulas llevaban de a cuatro kilos a Europa por rutas de Argentina, Brasil y Paraguay.
Además de la relación laboral, a los italianos y al matrimonio asesinado los unía una relación familiar, ya que Salvatore contrajo matrimonio con Plaudina, hija de Guzmán y Azócar.