Con un condenado a prisión perpetua y otro imputado absuelto, terminó ayer el segundo juicio por el recordado doble crimen de Los Corralitos, donde perdieron la vida los custodios Federico Chaparro y Miguel Ángel Ruarte.
De esta forma, de una banda conformada por al menos seis delincuentes, dos terminaron con prisión perpetua; otro, condenado a 4 años de prisión; dos absueltos; y uno, libre, ya que nunca pudo ser identificado por los investigadores.
Ayer los jueces de la tercera cámara del crimen -conformada por Carlos Díaz, Horacio Báez y Laura Gil de Chales- dictaron la máxima pena para Darío Rivarola Sosa (33), coautor del delito de homicidio criminis causa y tentativa de robo agravado. Los camarista entendieron que Ariel Eduardo Cepeda Álvarez (38) es inocente del delito que se imputaba: partícipe primario del mismo homicidio.
Según la investigación preliminar, Rivarola fue uno de los delincuentes que participó del frustrado asalto -los delincuentes nunca encontraron los 71.000 pesos que estaban en el auto-, en tanto que Cepeda habría sido quien ofreció información sobre la forma en que se movían los custodios.
Durante los alegatos que se realizaron ayer por la mañana, el fiscal especial Daniel Carniello -cumpliendo el rol de fiscal de cámara- pidió a los jueces que condenaran a ambos imputados a la pena de prisión perpetua.
El mismo pedido hizo la querellante oficial Claudia Vélez, en representación de los familiares de Chaparro, que estuvieron presentes durante todo el debate.
Frente a este panorama, los defensores Omar Jadur y Ricardo Sánchez, pidieron la nulidad de proceso, algo que no les fue concedido por los camaristas.
Entregados
El 26 de marzo de 2010, los custodios Federico Chaparro y Miguel Ángel Ruarte fueron brutalmente asesinados, luego de ser emboscados en una callejón rural de Los Corralitos. Los custodios que trabajaban para la cooperativa Colonia Barraquero, iba en un Fiat Duna conducido por Daniel Alberto Musri. También iba en el vehículo, el ex policía Bernabé Miguel Castro.
El Duna se dirigía por el callejón Mariani, en Los Corralitos, y tenía como destino un galpón de ajos donde abonarían los sueldos a los empleados.
A algunos ocupantes del Fiat les llamó la atención un Ford EcoSport que estaba al costado del camino y que los empezó a seguir. Mientras los custodios miraban para atrás, un Renault Clio los chocó de frente.
Ni bien ocurrió el choque, los ocupantes de la EcoSport, que eran entre cinco y seis, comenzaron a disparar contra el Duna. Otro tanto hizo el conductor del Clio. Como consecuencia del tiroteo fallecieron el policía retirado de apellido Ruarte y el cobrador de la firma, Chaparro. El chofer salvó su vida mientras que el custodio Castro pudo saltar del Duna, arrojarse a una acequia y salvó así su vida. Los ladrones no pudieron llevarse los 71.000 pesos que estaban en el auto.