Así como cada persona tiene su DNI que lo identifica, una fundación creada recientemente en Mendoza propone colocarle microchips a todos los perros para otorgarles un número único y asociarlos a sus propietarios. Se trata de una forma de fomentar la tenencia responsable y, a su vez, ayuda a reconocer las mascotas perdidas o robadas. Justamente hoy se celebra el Día del Animal en nuestro país, en conmemoración del fallecimiento de Ignacio Lucas Albarracín, un abogado pionero en la lucha por sus derechos.
La fundación Alianza Canina Argentina Internacional (ACAI), que obtuvo su personería jurídica en setiembre, se encuentra en una cruzada para registrar a los canes con este método y dejar asentada la información en un listado único, ya que actualmente diversos privados, asociaciones y municipios colocan estos dispositivos pero los datos quedan dispersos.
"El primer paso para la tenencia responsable es que haya un propietario detrás de cada perro, que se haga cargo de lo que el animal puede causar", manifestó Damián Murcia Pérez, veterinario y presidente de ACAI. Para él, una forma de lograrlo es gracias a la tecnología: "Al perro se le coloca un microchip con un número único y se le entrega documentación al dueño con datos del animal y los suyos; todo queda asentado", explicó el profesional.
De esta forma, contando con un lector y el registro, se puede saber a ciencia cierta quién es el dueño del perro para responsabilizarlo en el caso de que cause algún problema o sea abandonado. También sirve para recuperarlos por pérdida o robo. "Puse un chip a la perrita de una mujer y, cuando se la robaron, pudo recuperarla gracias a que estaba registrada", aseguró y detalló que a través de las cámaras de seguridad pudieron seguir a la persona que se había llevado el animal y comprobar, frente a la Justicia, que ella era la propietaria. "Es como el número de serie de un televisor”, ejemplifica: “Antes también se usaba tatuarlos, pero era fácilmente adulterable porque era posible agregarles números".
Para dar una muestra de la efectividad de la medida, Murcia Pérez aseguró que en España no dejan vacunar a un cachorro sin antes ponerle un microchip. "Por eso calculan que tienen el 95% de los perros chipeados", informó.
Unificar información
En ACAI comenzaron a colocar microchips desde hace seis meses y ya llevan registrados 1.200 perros en todo el país y 800 en Mendoza. Pero no son los únicos que lo hacen sino que veterinarias, otras asociaciones y municipios también han avanzado en este sentido. "Si bien el primer paso es que todos estén registrados, es fundamental que la información esté unificada. Si no, hay que estar consultando en distintos lugares", expuso.
En ese sentido señaló que en el país europeo hay una página oficial donde todo veterinario que coloca el chip carga la información y cualquiera puede consultarla. "En Argentina debería haber un ente que unifique la información", aseguró a la vez que adelantó que próximamente estará viajando a Buenos Aires para reunirse con legisladores y proponer alguna medida al respecto. "Si bien acá hay una reglamentación que exige la colocación de chips para el ingreso y egreso de canes del país, no se está aplicando como sí se hace en Chile", dijo.
Un obstáculo a la hora de masificar este dispositivo es el costo, ya que es importado y cuesta alrededor de 10 dólares. "Nosotros los colocamos a perros mestizos y estamos cobrando $ 300; en el caso de los de raza sale $ 500 porque incluimos el pedigrí, es decir, la genealogía del animal", manifestó. Añadió además que el animal puede transferirse a otra persona, concurriendo al lugar donde quedó asentado, similar a lo que ocurre con los autos.
Comunas apuntan a los perros peligrosos
Algunos municipios de la provincia comenzaron hace un tiempo a colocar micro chips a los perros, sobre todo centrados en la problemática de los llamados " peligrosos".
En el caso de Godoy Cruz han colocado unos 200 dispositivos, en su mayoría a canes considerados dentro de esta categoría -de acuerdo una ordenanza de 2010-, que han sido emplazados o han mordido a alguna persona.
En Lavalle los aplicarán a partir de mayo. "Tenemos 1.000 dispositivos. En una primera instancia la idea es hacer la colocación gratis y avanzar con los denominados perros peligrosos, pero luego continuar con todos porque la intención es tener control sobre la población canina", explicó Juan Jaime, director de Desarrollo Económico de Lavalle.
María Teresa D'Amico, presidenta de la Sociedad Mendocina Protectora de Animales, considera la colocación del chip muy útil en la actualidad. "Por una cuestión de seguridad del animal y para que la gente se haga responsable y no los abandone", argumentó. Lo que ella cuestiona es la denominación "peligrosos". "Es una falacia. Ningún animal es peligroso de por sí; es una cuestión de educación", remarcó.
Como una vacuna
El veterinario Damián Murcia Pérez y también presidente de ACAI explicó que el microchip es como poner una vacuna. "El chip viene adentro de la aguja y se pone a la altura de la cruz, la unión de escápulas con la columna", detalló el experto. Aclaró además que no genera ningún tipo de radiación, ya que es de identificación y no de rastreo. "Es como un código de barras de un producto. Cada uno trae un número de 15 dígitos, autorizados por normas Iso, que no se repite por lo que es único en el mundo", remarcó. También contó que les dura para toda la vida, no les duele, ni les genera ninguna reacción adversa.
Por qué el maltrato de animales provoca movilizaciones de defensa
Cada tanto, la sociedad se conmociona con un caso de abuso o maltrato hacia un niño, en el que usualmente los organismos que debían intervenir no lo hicieron de modo eficiente. A veces, estas situaciones terminan en la muerte del pequeño y en la posterior detención de sus progenitores o parejas.
También se conocen actos de crueldad hacia los animales, que en ocasiones provocan el fallecimiento de la víctima. Sin embargo, es más común que cuando esto ocurre, la gente se movilice para escrachar al agresor cuando es conocido y que alguna organización proteccionista inicie acciones legales.
En ambos casos, si cabe establecer un paralelo, se produce la muerte de seres vulnerables. Sin embargo, cuando se trata de animales, es más habitual que se organicen manifestaciones o escraches y que el hecho tenga mucha repercusión en las redes sociales. Mientras que cuando los afectados son niños, la reacción suele ser de estupor pero no de movilización.
Beatriz Burgos, integrante de Perros Mendocinos, señaló que la diferencia está en el apoyo legal. Los niños, planteó, tienen sus derechos y es obligación de todos responder si hay una vulneración. Además, existen protocolos que establecen cómo se debe actuar en las escuelas y organismos públicos en caso de maltrato o abuso.
En cambio, los animales sólo cuentan con la ley 14.346 (conocida como Ley Sarmiento). “Pero cuando se llama a la policía porque están maltratando a uno, la respuesta suele ser ‘no moleste, es sólo un perro’”, indicó Burgos. De ahí que los proteccionistas suelan organizar medidas para que la situación sea conocida por la sociedad, ya que de otro modo pasa desapercibida.
“Defendemos a quien está en vulnerabilidad de derechos, porque los animales no están considerados como seres sintientes”, lanzó.
El psicólogo social Humberto López manifestó que no considera que la sociedad responda con mayor rechazo al daño que se les hace a los animales, que al que se les provoca a los niños. Más bien estimó que el maltrato animal ha sido tomado por asociaciones que le dan difusión, mientras el infantil se ve como algo menos frecuente y sorpresivo.
“Todavía la sociedad no toma conciencia ni se hace cargo del maltrato hacia los niños”, indicó. Y añadió que está naturalizado porque se lo asocia al disciplinamiento y por eso no se condenan en chirlo, el grito o el zamarreo. En cierta medida, se piensa que los padres tienen derecho de tratar de ese modo a sus hijos y pocos se manifiestan en contra cuando presencian un caso.
López señaló que la violencia hacia la mujer se instaló como problemática, la sociedad se hizo cargo y la Justicia responde, si bien no siempre como se desearía. En cambio, indicó, los derechos del niño no han sido suficientemente difundidos y es una responsabilidad del Estado que se conozcan ampliamente.
La psicóloga Dina Federman coincidió con que el abuso hacia el niño está casi consensuado. "Muchas veces he escuchado que para qué mandarlo a una psicóloga si la ojota de la madre es mejor", planteó. También manifestó que muchos sienten que es un derecho del padre o la madre el darle un chirlo al pequeño, porque no se lo concibe como un sujeto, sino como un objeto, propiedad de sus progenitores.
Esto, pese a que en la reciente modificación de Código Civil, se quitó el término menor, porque se buscó que los niños no sean contemplados como menos que nadie. Pero esto no ha ido acompañado por una campaña para que los padres lo incorporen.
En cuanto a los casos de abuso sexual a menores, Federman opinó que la gente quiere, de modo inconsciente, negarlo. “Desarma el concepto de familia tipo, aunque hace 50 años que no existe”, indicó.
El abogado Oscar Mellado, quien integra Asoreva (Asociación Reencuentro por la Vida Animal), ha sido querellante en casos de maltrato animal y también lo es en el de Luciana Rodríguez (3), quien murió en enero de 2014 por los golpes recibidos.
Sin embargo, destacó que los niños tienen organismos en el Estado específicos para su protección e incluso números de teléfono para denunciar abusos o maltratos; si bien en ocasiones no funcionan como corresponde. En cambio, "estos seres sintientes (los animales) no tienen defensa alguna".