El actual vicepresidente del Banco Central, Lucas Llach, propuso la división en nota publicada en 2005 con el llamativo título "Acabemos con el engendro". Esta idea la renovó en 2015 durante la campaña electoral de las PASO (primarias abiertas, simultáneas y obligatorias). Provincia ingobernable dicen algunos. Buenos Aires "la provincia inviable" popularizó el escritor y analista político Jorge Asís.
Las razones y fundamentos de estas propuestas son coincidentes: gigantismo y desequilibrio frente a las otras provincias; demografía y representación política distorsionada, desde el punto de vista socio cultural y económico porque la provincia de Buenos Aires tiene el tamaño de varias provincias. Sobre todo, la actual inmanejable estructura del cacicazgo de los partidos del gran Buenos Aires donde los intendentes gastan lo que otros (provincia y Nación) recaudan.
La provincia de Buenos Aires tiene 307.500 kilómetros cuadrados y 15,6 millones de habitantes, de los cuales 11,5 millones viven el conurbano y 4 millones en el interior. El desequilibrio demográfico se advierte claramente. Algunos partidos del conurbano tienen mayor población que las provincias más grandes del país. Lomas de Zamora, 2.550.000 habitantes; La Matanza, 2.040.000; Quilmes, 1.450.000; otros seis partidos tienen más de un millón de habitantes. El desequilibrio demográfico se dio en relativo poco tiempo. En 1947 la población de la provincia era 25% del total del país, alcanzando rápidamente 38%, proporción que se ha mantenido estable desde 1980.
Estos asuntos habían sido analizados en profundidad, en 2004, por el destacado politólogo Andrés Malamud en un trabajo con el ilustrativo título de "Federalismo distorsionado y desequilibrios políticos: el caso de la provincia de Buenos Aires".
Malamud sostiene que la provincia de Buenos Aires es la unidad federada más hipertrofiada del mundo. Con el 38% de la población total del país excede en términos absolutos a sus equivalentes brasileño (San Pablo), alemán (Renania del Norte-Westfalia) y estadounidense (California). Destaca además la gran diferencia de proporción de Buenos Aires con las dos provincias grandes que le siguen, Santa Fe y Córdoba, con menos de un cuarto de población bonaerense en cada caso. Varios aspectos de interés destaca el autor tales como la inestabilidad política y los problemas financieros que enfrentan Buenos Aires y California, donde el gigantismo no ha conseguido evitar impactantes descalabros administrativos y financieros.
El trabajo del autor citado se concentra en el problema de la representación política que sintetiza en el concepto de igualdad democrática y federalismo simétrico, que se resumen en que el voto de los habitantes de Buenos Aires vale mucho menos que el de La Rioja por ejemplo, y a su vez en el enorme peso político de la provincia que elige 70 diputados nacionales.
Ambos sólo se pueden resolver con la reorganización territorial de la Provincia. En la próxima elección renueva 35, con lo cual los partidos pueden "esconder" en las listas candidatos que se tornan invisibles.
Se presentan otros argumentos como la capacidad de la provincia con esa cantidad de diputados de "sitiar a la Ciudad de Buenos Aires". A diario vemos cómo los problemas de la Provincia no se expresan en la ciudad de La Plata, su capital, sino en la capital del país.
En síntesis, el criterio de dividir la provincia en tres propuesto por Llach, con una prolija definición
geográfica, otorgándole nuevos nombres, tendrían el añadido de que Buenos Aires vuelva a ser la capital del país; es un criterio razonable.