Divididos, lo sentado no quita lo caliente

Con un repertorio poderoso y una puesta impactante de luces y volumen, a la aplanadora no le costó nada desmantelar el modelo de recital con butacas con su avasallante electricidad sonora. Felicidad garantizada.

Divididos, lo sentado no quita lo caliente

Si los aficionados retroceden al concierto que el trío ofreció en junio en El Santo, con sus estremecedoras oscilaciones y un repertorio que permitió que cada uno de ellos se luciera con sus instrumentos,  no se crean que por eso de volver ahora a tocar en una sala con cerca de 700 butacas, y con el público instalado en una silla, va a ser una experiencia comprimida o en todo caso desenchufada, tranquila, cercana a una ceremonia zen. Error total. Eso lo harían otras bandas: no Divididos.

Si bien la diferencia más crucial es la obvia: la concentración del volumen y la cercanía más íntima con ellos, lo que interpretó La Aplanadora del Rock no tuvo nada del modelo unplugged a lo MTV, más bien lo hizo pedazos.

Y el mismo Ricardo Mollo lo dejó en claro al iniciar el primero de los dos conciertos previstos para su vuelta: “Lo sentado no quita lo caliente”. Y fue muy cierto.

Con una platea impaciente, a las 21.30 del domingo, se puso en marcha la maquinaria y por delante se desplegaron más de veinte canciones en casi dos horas de música, casi sin poner ningún freno.

Con el bloque "El fantasio", "Un alegre en este infierno", "Vida de topos", "Tanto anteojo", "Salir a comprar", "Perro funk" y hasta "Elefantes en Europa", el trío fue escalando cuesta bien arriba su manifiesto antiacústico, con versiones a pura distorsión, ejercicio de percusiones y slaps contagiosos.

Tras una pausa para acomodar a los invitados locales, el recital viró hacia el repertorio folclórico y unos minutos después, el guitarrista Tilín Orozco y el violinista cordobés Diego Viale completaron un quinteto para la iconográfica "La flor azul", en la que Catriel tomó un bombo, se sacaron violas criollas y se armó la peña. Y los aplausos fueron interminables (recordemos que esta chacarera la escribió Mario Arnedo Gallo, el padre de Diego).

En el acomodo de vuelta al trío, Mollo exhibió una remera con los rostros de Marina Menegazzo y María José Coni, las mendocinas asesinadas en Ecuador. "Hay que saber lo que significa la ignorancia, sobre todo la ignorancia de la justicia... Ella y otras chicas, fueron víctimas de eso".

Vinieron después "Dame un limón", "Spaghetti del rock", "Par mil", "Brillo triste de un canchero", alternando álbumes de distintas etapas hasta sumar el estilo reggae con "Sisters", de "Acariciando lo áspero", con los invitados amigos del staff del trío en esta gira, el porteño Diego Valentín, que tocó la armónica y Federico Mendiry,  de la banda Vuelan Pájaros, como guitarrista, para cerrar con ellos con "El burrito": una lección de buen gusto.

El paisaje del norte argentino se rememoró después con  las versiones de "Senderos" y "Jujuy", tal como aparecen una detrás de otra en "Amapola del 66" y con Catriel tocando bombo legüero.

El aire de reggae volvió con "Cristófolo Cacarnu" e "Indio dejá el mezcal". En esta última el batero Ciavarella estremeció el auditorio con un estirado solo y que al apagarse, después de erizar al público, mereció un unánime aplauso de pie.

Mollo después paró, no se resistió y fue en búsqueda detrás de los cortinados de una copa de vino y al volver brindó con el público y una frase: "Que haya más vinería y menos minería".

En ese punto, la platea, extasiada, respiró más tranquila con el afunkeado "Gol de mujer" y "Azulejo" y "Qué tal", esta última trayendo otra oportunidad para que Arnedo se luzca como solista de forma brillante con el bajo.

El desenlace se puso en marcha con "Salir a comprar". "En esta era en la que volvimos a la era de la boludez", señaló Mollo, antes de continuar con "Amapola del 66", "Ala delta", "Sobrio a las piñas" y la despedida con "Mejor no hablar de ciertas cosas", el cover de Sumo. Y el público de pie ovacionando cada párrafo. ¿Qué más?

Aquí no hizo falta ni pantallas leds, coreutas, VJ’s, ni coreografías. El cuidado del montaje de luces y la escenografía tuvo un dedicado diseño pero más allá de artilugios estéticos de relleno que pueden exponer otras bandas, en el caso de Divididos su puesta se concentra en el oficio, en la música y en el modo de disfrutar al mejor trío de rock del país. Así nada más.

El estilo "Formato eléctrico con butacas" también cerró con una gran repartija de púas por parte de Ricardo, de los palillos de Catriel arrojados a la platea y el recuerdo de aquella frase contundente: "Lo sentado no quita lo caliente".

Ficha

Divididos. Formato eléctrico con butacas

Día y hora: domingo y lunes, a las 21.

Lugar: Teatro Plaza (Colón 27, Godoy Cruz).

Clasificación: Muy bueno.

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