José Luis Toso - jtoso@losandes.com.ar
Resignado por el momento a pelear peso por peso para tratar de poner en orden lo más rápido que se pueda las cuentas provinciales, Alfredo Cornejo festejó mucho el acuerdo salarial logrado por su gobierno con los profesionales de la Salud en el marco de las paritarias estatales.
Fue un triunfo con sabor especial para el Gobernador y su equipo. Acordó con un sector estratégico para la idea de “reconstrucción” del sistema de salud de la provincia que pregonan las actuales autoridades desde que asumieron. Y el otorgamiento de adicionales que en la práctica no puede cobrar nadie que no sea profesional fue determinante a la hora de decidirse por la propuesta por parte de los médicos y colegas de otras especialidades.
El arreglo con Ampros significó, a la vez, un drástico freno al sindicalismo combativo, representado fundamentalmente por ATE. La pulseada ganada también le significó al Gobernador haber quebrado el frente gremial provincial, que en el caso puntual de la Salud había tenido una estructura muy difícil de sortear durante muchos años por esa habilidad de la dirigencia de ATE de llevar a los profesionales a su propio terreno.
La idea de negociar por separado en la paritaria de la Salud es algo que se conversó con la debida antelación en el radicalismo y que, incluso, formó parte de más de una consulta con dirigentes gremiales cercanos al actual gobierno. También es cierto que desde hace un tiempo la sintonía entre los gremios no era como antes.
Y si de dirigentes tradicionales se trata, también fue determinante la postura de ATSA, que a través de su experto titular local, Juan Carlos Navarro, se sumó al anuncio de aceptación de la propuesta de 24,5 por ciento de aumento, más otras consideraciones puntuales en base a pedidos que había realizado ese sector gremial; firman mañana.
Sin embargo, la tensión con otros gremios que aún no acuerdan no va a cesar, ni mucho menos. Y la proximidad del 1 de Mayo, día en el que Cornejo abrirá por primera vez un período ordinario de sesiones en la Legislatura, hace prever marchas y concentraciones en contra de la política que lleva a cabo el gobierno provincial para reacomodar las cuentas y no ceder a las pretensiones salariales de los sindicatos más enérgicos.
En gran medida, la seguridad que expone el gobierno provincial ante los embates de los estatales obedece a que Mendoza sigue gozando de un trato especial por parte de la Nación. Es que, según confían en el Gobierno, en la Casa Rosada mantienen una clara sintonía con el estilo de reacomodamiento de las finanzas que lleva a cabo Cornejo. Por eso al Ejecutivo provincial difícilmente le pueda faltar ayuda cuando hagan falta recursos.
Creen en los círculos nacionales que el modelo de gestión que se utiliza en Mendoza dará paso al repunte en materia de obras públicas si, como prometen y anhelan en la Nación, los índices inflacionarios comienzan a decrecer en el segundo semestre y la apertura de la Argentina al mundo a partir de las medidas dispuestas por la gestión de Macri comienzan a dar frutos con inversiones en el país. Argumentan que lo más práctico y rápido es que se prioricen los recursos que lleguen a reactivar obras paralizadas por la crisis. Hay muchas empresas expectantes en ese sentido.
Desde el Ministerio del Interior, área estratégica del Ejecutivo nacional para mantener contactos con las provincias, un portavoz señaló ayer que con las últimas medidas y la festejada salida del default “empezó lo positivo de este gobierno después de varios meses ordenando el desajuste que hemos heredado”.
Oposición sin liderazgo. El oficialismo provincial también goza de cierta tranquilidad por los lentos reacomodamientos del justicialismo. Lo que está pasando en el principal partido de la oposición tal vez sea consecuencia de la carencia de conducción que arrastra.
Aseguran que se ha producido un quiebre entre los 5 intendentes y los legisladores del peronismo. Hay una relación solamente protocolar. Los “caciques”, en general, se enojan con senadores y diputados porque dicen que éstos no comprenden lo mal que están los municipios. Además piden que sean los legisladores los que salgan a criticar algunas acciones del gobierno de Cornejo. Pero aducen que los que ocupan bancas no escuchan los reclamos que llegan de los departamentos.
Para los intendentes, “hay falta de cintura política para discutir algunas leyes. No hay una sola voz entre los senadores y diputados que critique alguna medida del Ejecutivo”, coinciden voceros de algunas comunas peronistas. Y mucha bronca con la actitud ante la paritaria estatal, porque “le dejaron a Cornejo servida la mesa” al permitir que se desdoblara la negociación en el sector de la Salud.
Por el momento la relación institucional entre los intendentes del PJ y el Gobierno es individual. Cada uno trata de hacer su propio negocio. Comentan que se juntan entre ellos pero advierten que hay muchas diferencias entre las necesidades que cada uno tiene. Se especula que todo explotará el año próximo cuando se tenga que conversar sobre la integración de las listas de legisladores provinciales y los jefes departamentales pretendan ubicar a dirigentes de su confianza.
Aliado que quiere ser protagonista. El Partido Demócrata comenzó una nueva etapa con Carlos Balter en la conducción. Por lo menos el nuevo presidente partidario busca que el tradicional PD borre rápidamente su opaca presencia en el escenario político provincial de los últimos años. En el acto de "relanzamiento" del viernes cuidó los detalles: apeló al sentimiento tradicional demócrata pero, con la invitación a Cornejo y Montero, cuidó con mucho esmero la pertenencia de su agrupación al espacio que gobierna.
Con afinidad política e ideológica con el gobierno nacional, no hay que descartar una vez más competencia con el Pro provincial para ver qué partido representa mejor a la centroderecha local.