"El Omar nunca buscó ser rico. Su gran fortuna era poder caminar treinta cuadras por Tupungato y no cosechar más que saludos, sonrisas y expresiones de afecto", dijo un amigo suyo hace unos días. Quizá por su eterna simpatía o por su compromiso con lo social o por ser un generador inagotable de ideas para acercar el Deporte y la Educación a los grupos más postergados... es que los tupungatinos no olvidarán fácilmente al 'profe' Omar Santana.
Fue de esos actores "imprescindibles" que suelen tener los pueblos y la semana pasada el Senado de la Provincia destacó la trayectoria de este vecino del Valle de Uco, que falleció el año pasado. La familia de Ángel Omar Santana, sus amigos, colegas, alumnos y la gente que lo quiere hicieron que el salón de los Pasos Perdidos en la Legislatura resultara demasiado pequeño para tamaño homenaje.
"Mi papá era un tipo muy querido. No tenía doble cara. El buen humor y las pilas que mostraba afuera, eran las que tenía todo el día en casa", confiesa su hija Soledad, conmovida por la cantidad de gente que asistió, incluso ex compañeros del viejo Profesorado de Educación Física que viajaron desde La Pampa, Entre Ríos o San Juan para ser parte de esa distinción.
Si hay algo que destacan, en general, de este docente es su espíritu inquieto y preocupación constante por mejorar la realidad. Fue él quien salía a buscar en su auto a los chicos con discapacidad para que no se les siguiera vedando el derecho a hacer deporte. Fue él quien le ofreció -siendo director de la escuela Piaggi- un 'hogar' a la Escuela Artística 5-018 que estaba por crearse y no encontraba espacio. Fue quien gestó propuestas para la tercera edad y batalló por años salidas en grupo para que los tupungatinos pudieran conocer y disfrutar su montaña.
"Siempre pensaba en el otro. Le preocupaban mucho los jóvenes, sus problemas, el consumo.... siempre quería hacer algo", destaca la senadora Norma Corsino, quien promovió esta distinción oficial. "Se definía en dos palabras: humildad y solidaridad", agregó la legisladora.
La hermosa familia que formó, junto a su esposa Delia y sus hijos Rodrigo y Soledad, no fue el único aporte que hizo a la comunidad local. Santana fue un laburante incansable de la docencia y el deporte. Empezó trabajando ad honorem en 1973 en escuelas rurales de Tupungato. Después se desempeñó como profesor de Educación Física en distintas instituciones.
En 1985, ingresó en el área municipal de Deporte, donde trabajó en crear iniciativas deportivas y de turismo social para la tercera edad y, después, para personas con discapacidad. Así llegó a ser, en 1992, jefe de Programas Especiales del departamento, desarrollando políticas que hoy tienen un fuerte auge y convierten a Tupungato en uno de los municipios más avanzados en deporte adaptado de la provincia.
Por todo lo que aportó a las políticas inclusivas en Discapacidad, hoy existe un grupo de padres que han propuesto ponerle su nombre a la escuela especial posprimaria 7-018 de esa comuna. Algo que recién está en los trámites iniciales.
Santana fue docente y capacitador en el Plan Nacional de Alfabetización y en cursos de Primeros Auxilios. Fue supervisor del programa "Deporte en la Escuela" en 1996. También fue rector y director del colegio Compañía de María y director de la secundaria Ernesto Piaggi.
Todos sitios donde sembró ideas y proyectos que hoy continúan. "Era un profe que inspiraba respeto por su compromiso, pero también generaba camaradería. Siempre tenía algo para hacer o decir que dibujaba una sonrisa", recuerda Betiana García.
La también profesora de Educación Física lo acompañó en muchas de las génesis. El equipo de profes llevó a la Legislatura 5 alumnos con discapacidad que se atrevieron a soñar con la posibilidad de viajar, competir y representar a su departamento gracias a Omar.
"Mi papá dio todo en la cancha y, como los grandes jugadores, se fue en su mejor momento", dijo emocionada su hija en el discurso. Santana estaba jubilado y dispuesto a descansar, aunque seguía incursionando en distintos proyectos, cuando falleció a los 64 años.
