Las próximas elecciones legislativas serán comicios decisivos porque de su resultado dependerá nada menos que la conformación del Congreso que acompañará a la presidenta Cristina Kirchner en sus dos últimos años de mandato.
Si el resultado de las urnas arrojase un saldo muy positivo para la Presidenta, hay voces en el oficialismo que están dispuestas a impulsar una reforma de la Constitución para, con ello, permitir la re-reelección de la Jefa de Estado.
Como este año se renuevan las bancas de los diputados que ingresaron en 2009, elección que resultó perdidosa para el Frente para la Victoria, es la oposición la que más bancas pone en juego en la Cámara Baja.
Situación contraria se da en la Cámara de Senadores porque como el mandato de los senadores dura seis años, esta vez renuevan sus escaños las 8 provincias que eligieron por última vez en 2007, cuando Cristina Kirchner resultó electa presidenta por primera vez.
Se trata de la Ciudad de Buenos Aires, Salta, Entre Ríos, Chaco, Santiago del Estero, Tierra del Fuego, Neuquén y Río Negro.
En la Cámara Baja, que tiene un total de 257 diputados, este año renuevan sus bancas 130 legisladores.
La oposición, compuesta por una veintena de bancadas, tiene 119 legisladores, de los cuales 79 entraron en 2009 y renuevan este año. Hasta 2015 les quedan a estas bancadas anti K los 43 escaños cosechados en la elección de 2011 que Cristina Kirchner ganó por el 54%.
En el caso del oficialismo, que tiene en la actualidad 138 diputados, sólo renueva los 51 conseguidos en 2009, año en la que el kirchnerismo perdió la contienda electoral, y le quedan 87 legisladores hasta 2015.
Sin embargo, el dinamismo sorprendente de la política argentina hace que estos números sean volátiles.
Para graficar esta situación hay que ver el cierre de listas que hicieron los partidos en todas las provincias y se comprueba que hay miembros del bloque Frente para la Victoria en la Cámara Baja, como el riojano Jorge Yoma o el bonaerense Omar Plaini, que buscan renovar sus bancas por la oposición.
Como no renunciaron a la bancada y se mantuvieron en la misma durante estos cuatro años, se los computó como oficialistas más allá de que votaron en las últimas leyes importantes en contra del Gobierno. Lo mismo, pero en sentido contrario, sucede con algunas figuras que ingresaron por la oposición, como el salteño Alfredo Olmedo, pero que suelen actuar a favor de la Casa Rosada.
En estos casos fueron computados al arco opositor. Por otro lado, en el caso de los seis legisladores que forman el Interbloque Federal de Provincias, que reúne algunos partidos provinciales y hasta dirigentes que hoy juegan con Sergio Massa y su Partido Renovador, se los computó como oficialistas porque siempre votaron igual que el Frente para la Victoria.
En el Senado, que tiene 72 representantes, es el kirchnerismo y sus aliados provinciales quienes más arriesgan. Tienen 41 legisladores, si se cuentan los 8 aliados (entre ellos Carlos Menem, dirigentes de partidos provinciales como la liberal correntina Josefina Meabe -que supo ser "cobista"- y legisladores de centro-izquierda como los fueguinos de Nuevo Encuentro). De este grupo, el kirchnerismo renueva 15 bancas, casi dos tercios de las 24 en juego.
En cambio, la oposición renueva sólo 8 de las 29 bancas que tiene, que son las que obtuvo en las provincias antes mencionadas en 2007. La salvedad que debe hacerse en esta cámara es que hay dos legisladores, uno que termina mandato, el porteño Samuel Cabanchik, y otro que sigue hasta 2015, el pampeano Carlos Verna, que son considerados por sus pares como "independientes" ya que no tienen una posición anti Gobierno pero suelen acompañarlo.
Ahora bien, sólo en caso de que las fuerzas que apoyan a la Presidenta se alcen con una victoria contundente, superior al 45% de los votos en todo el país, el kirchnerismo podría intentar una reforma constitucional. Para esto, necesita dos tercios de las dos cámaras legislativas de acuerdo, es decir 171 diputados y 48 senadores.
Si el FPV tiene una elección similar a la de 2011 (algo que nadie pronostica), lograría reunir esa cifra, pero no le alcanzaría en el Senado ya que como se renuevan las bancas que entraron en 2007, en el mejor de los casos conservaría lo que tiene o ganaría una banca y, en el peor, reduciría sus fieles en dos o tres bancas. Así, queda muy lejos de los dos tercios en cualquier caso.
La disputa por el Congreso que viene
El resultado de estos comicios marcará los dos últimos años de gobierno de Cristina Kirchner. Si hay una victoria contundente del Frente para la Victoria y sus aliados, podría abrirse el camino a una reforma constitucional. Algo difícil, aun ganando holga
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