En el atardecer del miércoles pasado, los que transitábamos por la intersección de calles Belgrano y San Lorenzo, contemplamos una escena digna de calificarla como un disparate mayor.
Efectivamente, de repente aparecen una media docena de motoristas de la policía con sus sirenas estridentes, armados con itakas, a altísima velocidad, cortando el tránsito en las esquinas en forma temeraria, imprudente y absurda.
Tanto fue así que quedaron dos vehículos en medio de las vías con un metrotranvía frenando a pocos metros.
Nadie entendía qué estaba pasando, pero todo indicaba que estaba ocurriendo alguna emergencia importante.
Grande fue la sorpresa cuando observamos aparecer dos ómnibus desaliñados con una treintena de barras bravas en su interior...
¡protegidos para ir al Estadio a ver un partido de fútbol!
¿Cómo es posible semejante despliegue de efectivos, comportándose como si estuvieran en un caso de emergencia extrema, para causa tan pueril?
Lo primero que viene a la mente es ver que en las verdaderas situaciones de inseguridad, la policía brilla por su incompetencia.
En intrascendencias como ésa, hacen gala de actitud desbordante, causal a veces de verdaderos accidentes de tránsito.
Eduardo Giro
DNI 8.146.437