Sesenta y cinco años después de enamorar al público con uno de sus cuentos de hadas más emblemáticos, Disney convierte ahora a Cenicienta en una princesa de carne y hueso en una película que busca reinventar el personaje sin renunciar a la magia y la fantasía.
La madrastra -interpretada por una elegante Cate Blanchett- sigue siendo tan cruel como siempre, el hada madrina -Helena Bonham Carter- transforma una calabaza en una suntuosa carroza de oro, Cenicienta pierde su zapatito de cristal tras bailar con el príncipe y todo termina con el mismo final feliz.
Pero el director irlandés Kenneth Branagh se permite algunas concesiones en la trama para descubrir un poco más a la protagonista, al igual que hizo Disney el año pasado con "Maléfica", la perversa bruja de "La bella durmiente".
La actriz Lily James se convierte en este delicado personaje de tez blanca, cabellos dorados, voz dulce y aspecto virginal que ha hecho soñar a generaciones de niñas, pero el director quiso huir de la imagen de "santa".
"Al fin y al cabo se trata de una chica con fe, amable y valiente", contó durante una charla con periodistas en Los Ángeles.
En esta versión de la historia, también inspirada en el cuento que escribió el francés Charles Perrault en 1967, Cenicienta usa su bondad como un superpoder, lo que ayuda a "reinventar el personaje y así destacar la inteligencia, la sensualidad y la imaginación".
Con esta habilidad, la protagonista aguanta sin rechistar las maldades y burlas de su madrastra y sus hermanas Anastasia y Drizella. Cocina, limpia, sirve y duerme en el desván, acompañada siempre por los ratones Gus-Gus y Jack, sus únicos amigos.
"Cenicienta" se estrena el viernes en Estados Unidos y a partir del 19 de marzo en Latinoamérica.
Del pasado
La película también abre nuevos horizontes sobre el origen de varios personajes, que permiten comprender mejor sus vínculos con el pasado y su forma de entender el mundo.
Así se descubre qué fue de los padres de Cenicienta y el resentimiento de la agria madrastra, empecinada en proteger el futuro de sus excéntricas hijas.
Lily James, conocida por la serie "Downton Abbey", sintió sobre sí la responsabilidad de ponerse en la piel de uno de los personajes más aclamados del mundo de la fantasía, por el que también siente mucho cariño.
"Yo amaba las historias de princesas cuando era pequeña y sentí mucha presión porque todo el mundo tiene una idea clara de Cenicienta", afirmó la actriz. "No quería para nada fastidiar la imagen que tienen de ella".
Puede que el público la quiera tanto como al dibujo animado después de ver la película, porque la Cenicienta de carne y hueso se atreve a preguntar a la madrastra el motivo de su crueldad.
En cualquier caso, su paciencia tiene recompensa porque en su camino se cruza el príncipe Charming, un hombre encantador -como bien dice su nombre- interpretado por Richard Madden, famoso por dar vida a Robb Stark en "Juego de tronos".
El actor advierte que "Cenicienta" no es una película solo para chicas. "El mensaje es que ella es más feliz que la madrastra por su percepción sobre la vida y esto sirve para los niños también".
Un vestido de ensueño
El vestuario es el otro gran protagonista de la película. Cada pieza, diseñada por la oscarizada Sandy Powell, transmite majestuosidad, ilusión y fascinación, además de proyectar los rasgos de cada personaje.
Blanchett despliega elegancia con una colección de prendas y tocados dignos de la alta costura parisina, que resaltan su poder para dominar. Sus hijas, muy conjuntadas, proyectan envidia e inseguridad.
Pero es Cenicienta quien hace soñar acudiendo al baile con un vestido de fantasía azul y mariposas incrustadas en el escote, con el que Disney espera hacer mucha caja.
La cámara le dedica largos minutos para mostrarlo en todo su esplendor en el centro de la pista de baile, donde la falda de varias capas se despliega una y otra vez como una flor que acaba de nacer.
"Mira el mundo no por lo que es, sino por lo que podría ser", dice Cenicienta.