El que no arriesga no gana. Un precepto que Dante González (31) y Gerardo Quiroga (33) parecen haber comprendido a la perfección. Ambos son egresados de la carrera de Diseño Gráfico de la UNCuyo y en la actualidad se desempeñan en puestos claves dentro de las respectivas empresas donde trabajan.
Con una carpeta de trabajo bajo el brazo, partieron desde Mendoza hacia Chile con un año de diferencia. Dante lo hizo en 2009, mientras Gerardo, más conocido por sus amigos como ‘Pipa’, un año más tarde.
“Pactábamos entrevistas durante una semana y nos íbamos para allá; ahí aprovechábamos para golpear todas las puertas que podíamos. Y eso es algo llamaba la atención, porque notaban nuestras ganas”, contó Dante, quien arribó al país trasandino con un amigo.
En tanto, Gerardo comentó: “El techo en Mendoza es un poco bajo y por eso me planteé la posibilidad de salir de la provincia. Al principio fue medio kamikaze, buscaba trabajo de manera remota o iba una semana y me volvía”.
Finalmente, ambos consiguieron trabajo estable y hoy ocupan un lugar privilegiado, gracias a su empeño y a su pro actividad. Claro que primero debieron empezar desde abajo, aunque con una especie de plus que ambos destacaron: sus estudios en la universidad pública.
Poco a poco
Dante, oriundo de Las Heras, es director de arte senior en Dittborn & Unzueta, la segunda agencia más grande de Chile; mientras que Gerardo, nacido en Capital, es director creativo digital de la agencia Proximity BBDO, que es una de las tres más importantes del mundo.
El crecimiento profesional de los dos fue paulatino. “Trabajaba en dos agencias de Mendoza, pero llega un punto en el que no te queda nada más por hacer. A mediados de 2009 me salió la oportunidad de irme, de manera repentina, y me fui”, detalló Dante aclarando que en un principio vivía en una pensión y que no fue fácil. Ahora vive en Ñuñoa, en un departamento al que le da gusto llegar: “Me pasaron muchas cosas en la vida y ahora realmente me dan ganas de llegar a mi casa. Pero, igual, no te olvidás de las raíces”.
Pese a un sobresalto, Gerardo también pudo encontrar su lugar en el vecino país: “En 2010, había conseguido algo seguro para irme a Chile, pero un día después de haber renunciado a mi trabajo en Argentina ocurrió el terremoto y el lugar a donde iba a trabajar se destruyó. De todas formas seguí buscando y un mes después tuve una oferta y me fui”.
Ahora, ambos trabajan con importantes marcas. Entre otras, Dante lo hace para Sodimac, CMR Falabella y Farmacias Ahumada y Gerardo para Nestlé, Sodimac, 3M, Nike y grupo Chrysler (Dodge, Chrysler, Jaguar, Jeep) y anteriormente para Scotiabank, Sony Ericsson y Volvo. “Lo lindo es que trabajás con clientes muy importantes, con buenos presupuestos, lo que te hace estar menos limitado a la hora de hacer acciones publicitarias”, deslizó Pipa.
Fuera de la oficina
El trabajo no es lo único que ocupa sus respectivas vidas. Además, cada uno realiza actividades extracurriculares. Dante pinta cuadros -fue a Bellas Artes durante el secundario-, toca la armónica y está realizando una clínica de tipografía en función al contexto. “En setiembre tenemos pensado hacer una exposición en la provincia con mis ex compañeros que están desparramados por otros lugares del mundo”, dijo el diseñador.
En tanto, su colega, quien vive junto a su esposa Luly Pérez, se dedica a reconstruir una cabaña familiar que está localizada en Algarrobo, al sur de Viña del Mar. “Mi viejo (que falleció hace 10 años) la construyó. Así es que todos los veranos íbamos para Chile”, relató Gerardo quien agregó que de joven se dedicaba al Taekwondo y a la gimnasia deportiva.
Recomendaciones
Para los estudiantes de diseño o para aquellos recién recibidos, los dos mendocinos son un ejemplo a seguir. Por ello es que cada uno dio su punto de vista acerca de esta profesión. Dante, por ejemplo, destacó dos elementos fundamentales: la formación académica y la voluntad. “La universidad es muy completa, aprendés filosofía, psicología y otras materias que de alguna manera u otra terminás aplicándolas. Te da las primeras herramientas”, apuntó el lasherino.
Gerardo también resaltó lo aprendido en esa casa de altos estudios reconociendo que descubrió algo más que el simple hecho -si es que tiene algo de simple- de ser diseñador gráfico. “Nos enseñaron a pensar. A darle valor a lo que te explican, porque todo tiene un fundamento, lo cual es un valor agregado, porque le da un plus a tu trabajo”, explicó.
Cada uno, por último, aconsejó que aunque los objetivos parezcan inalcanzables, finalmente llegan. “Hay que tener tolerancia a la frustración, no hay que dejar de abrir los horizontes”, dijeron.