Dirige un laboratorio que realiza 600 trasplantes por año

El bioquímico maipucino Daniel Ramon se fue en 2001 a Estados Unidos en busca de oportunidades laborales en Histocompatibilidad, área en la que se especializó.

Dirige un laboratorio que realiza 600 trasplantes por año
Dirige un laboratorio que realiza 600 trasplantes por año

"Me levanto temprano y después de unos amargos me voy a trabajar al laboratorio", cuenta Daniel Ramon (45) quien a pesar de vivir en Estados Unidos desde hace 12 años, sigue conservando la costumbre de tomar unos ricos mates.

Este mendocino doctor en Bioquímica dirige actualmente el laboratorio de Histocompatibilidad del hospital de la escuela de Medicina de la Universidad de Michigan en el que se realizan más de 600 trasplantes por año. Aunque nunca imaginó que su vida se desarrollaría lejos de su Maipú natal tuvo que emigrar para poder desempeñarse en su especialidad.

Consultado por los motivos de su partida reconoce: "Esta es la parte que más cuesta contar ya que en ningún momento tuve como objetivo dejar mi país" y continúa: "Durante mi residencia en Bioquímica clínica -especialización que realizó en Histocompatibilidad en el Centro de Educación Médica e Investigaciones Clínicas (Cemic) en Buenos Aires- tuve la oportunidad de ser invitado por el laboratorio de investigación del Banco de Medula Ósea de Londres durante seis meses en 2007 y dos meses en 2009. Esta experiencia me enriqueció en lo personal y profesional, participé en varios proyectos de investigación y generé publicaciones".
 
En ambas oportunidades le ofrecieron quedarse en el lugar pero no aceptó porque tenía planeado quedarse en la Argentina.

"El problema empezó al terminar la residencia. Si bien tenía trabajo, mi futuro en Histocompatibilidad era gris. Cemic, como muchas instituciones del país en 1999, no estaba contratando nuevos profesionales. Quienes sí estaban contratando por aquel tiempo era el laboratorio de Histocompatibilidad del recientemente creado Incaimen (Incucai en Mendoza) quienes necesitaban gente especializada. Les expresé mi deseo de unirme al equipo pero desafortunadamente me cerraron la puerta y la oportunidad de volver a mi provincia", recordó Daniel.

Así fue que en 1999 se contactó con el director del laboratorio de Londres y aunque allí no tenían cupo éste le comentó de una empresa de Estados Unidos que buscaba una persona con sus conocimientos: "El primero de mayo de 2001 estaba trabajando en Milwaukee, Wisconsin como investigador de una empresa que se dedicaba al desarrollo de reactivos utilizados en Histocompatibilidad y un mes más tarde llegó mi familia", narró el bioquímico.

Estuvo en esa firma hasta 2006 cuando empezó a desempeñarse como director en entrenamiento para el laboratorio de Histocompatibilidad en Northwestern University en Chicago para obtener las acreditaciones necesarias y poder aplicar como titular de un laboratorio en USA.

"Allí estuve por 4 años donde luego de exámenes y entrevistas obtuve mis acreditaciones y certificaciones", señaló.

Con esas herramientas aplicó para ser director del laboratorio en la universidad de Michigan y en septiembre de 2010 comenzó a trabajar. "Fui nombrado como profesor asistente de la Escuela de Medicina de la Universidad de Michigan que es el primer nivel en la carrera clínica", añadió.

"El rol principal del laboratorio de Histocompatibilidad e Inmunogenética es evaluar el riesgo inmunológico que existe al trasplantar un órgano de un determinado dador a un determinado receptor, a mayor riesgo inmunológicos mayores son las chances de rechazar el órgano trasplantado", explicó Daniel demostrando verdadera pasión por su tarea.

"Una parte de estos estudios se realiza tipificando las moléculas mayormente involucradas en rechazo a través de técnicas de ADN y en otra parte de nuestro laboratorio buscamos anticuerpos contra estas moléculas en sangre del receptor. Una de las pruebas más importantes y a lo mejor más conocida es la prueba cruzada o crossmatch que mediante ésta se decidirá el trasplante o no", detalló el mendocino que tiene a cargo a 22 personas entre supervisores, técnicos y personal administrativo.

El bioquímico también destacó que en ese país hay una buena valoración de los profesionales argentinos: "Acá se valora a los profesionales de todo el mundo siempre y cuando puedan demostrar su capacidad. Debido a la historia argentina somos muchos los profesionales que estamos aquí cumpliendo funciones y cargos muy importantes".

"Tengo un amigo que me dice que soy un nostálgico sin alternativas", remarca Daniel refiriéndose a que parte de su corazón se quedó en la provincia. Con respecto a la posibilidad de volver expuso: "Ya no somos con mi esposa Griselda quienes decidimos, ahora son nuestras hijas Mercedes (16) y María Guadalupe (11). Toda la educación que han recibido ha sido en este país, no digo que sea imposible pero les costaría mucho un cambio tan grande. Por otro lado las circunstancias por las que dejé Argentina no han cambiado y encontrar un trabajo equivalente al que tengo es un poco difícil".
 
"Algo que me gustaría es poder establecer un contacto institucional entre nuestro grupo de trasplante en la Universidad de Michigan y algún grupo en la Argentina  y de esta forma poder contribuir con nuestra experiencia a generar un mayor número de trasplantes y mejorar la vida de los pacientes esperando un órgano que tarda en llegar".

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