Dina Martínez trabajaba la tierra con su esposo, en la finca que tienen en Kilómetro 8, Guaymallén. Cuando él falleció de cáncer, ella tuvo que hacerse cargo de todo el trabajo, porque tenía seis hijos pequeños. Pero decidió empezar a hacerlo sin agroquímicos, en un momento en que este tipo de cultivos era muy acotado en la provincia. Desde hace 9 años participa en la Bioferia Mendoza y del reparto a domicilio de Siembra Diversa. Seis meses atrás, sus hijos comenzaron un delivery propio: Divina Naturaleza.
- ¿Por qué decidió empezar a hacer cultivos orgánicos?
- Antes esta tierra la trabajaba mi marido de forma convencional pero se enfermó. Nunca se le vio ninguna dolencia y de un momento a otro nos enteramos de que tenía cáncer de estómago. Cuando lo encontramos estaba muy avanzado y le quedaban pocos meses de vida. En ese momento, hace 10 años, teníamos seis hijos en casa, y mi marido falleció un día después de que el más chico cumpliera el año.
- ¿Y cómo fue el cambio en la producción?
- Yo estaba estudiando la Tecnicatura en Cartografía, en la Facultad de Filosofía y Letras, y me encontré con seis niños chicos y con que quien mantenía la casa no iba a estar. Yo no me imaginaba trabajando día y noche para poder mantener la familia. Le conté esto a una compañera en un café de la universidad y me dijo ‘tenés lo principal: una tierra y la sabiduría de trabajarla’. Me ofreció ayudarme.
Ella, mi amiga Laura, está casada con Adam, que viene de Estados Unidos y allá es común lo orgánico. Como habían estado viviendo en Buenos Aires y consumían esos productos, buscaban producción orgánica acá.
- ¿Se asociaron?
- Creamos Siembra Diversa, que es un reparto a domicilio. Primero fuimos amigos, compañeros, y de repente se lanzó por Internet y empezó a pedirnos muchísima gente.
Al tercer año, Adam se separó y formó Reparto Alegría, que es una entrega al por mayor y trae cosas de afuera, todo orgánico. Y Laura hizo un emprendimiento de cosmética natural.
- ¿Cuáles han sido sus canales de venta?
- El primer año con Siembra Diversa solamente. Y mantuve mi casa bien, a los niños nunca les faltó nada. Ellos me ayudaban y nos fuimos acostumbrando a trabajar en familia. En el segundo año, me ofrecieron entrar a la Bioferia Mendoza, porque se habían quedado sin verdulero. Encontré una contención, muy buena gente, muy compañeros.
No estaba sola. Y empecé a producir toda la finca porque creció la demanda.
Yo siempre digo que en esta forma de trabajar he encontrado muchos amigos. No es como con la producción convencional, que cada uno está en la suya y no se fija si el de al lado está bien, le va mal o necesita algo. Los orgánicos tenemos a veces diferencias, pero cuando algo malo nos pasa, estamos juntos.
- Usted tenía experiencia en producción convencional, ¿cómo se capacitó para pasar a la orgánica?
- Tenía una materia en mi carrera, que se llama Rural, que presenta muchas comparaciones entre lo orgánico y lo convencional, las ventajas y las desventajas.
Después, con los productores de la Bioferia teníamos reuniones en las diferentes fincas y fui aprendiendo con ellos. Y libros, videos. Hasta el día de hoy. No puedo decirte que conozco mucho. Cada año tratás a la tierra y las plantaciones de modo diferente. Todas las temporadas aprendés algo nuevo.
- ¿Qué cultivos tienen?
- Hoy estamos en la producción primavera-verano. Nos estamos preparando para poner los tomates, que son nuestro fuerte. Tenemos unas 25 variedades, con sabores y colores diferentes. Y después, choclos, cebolla, zapallitos, todo lo que se hace en el verano.
También tenemos frutales alrededor de la casa: duraznos, ciruelas, higos, damascos. Y gallinas para consumir los huevos. Pero el excedente lo vendemos en la feria o en el reparto. Menos las frutillas. Todavía no logramos venderlas porque sólo hemos abastecido el mercado interno de la familia (bromea).
- ¿Cuándo lanzaron su propio delivery?
- El nuestro, Divina Naturaleza, lo abrimos hace unos seis meses, porque a veces Siembra Diversa no llega a zonas de Guaymallén como Rodeo de la Cruz o Villa Nueva.
Y la misma gente nos pedía por esta zona entre semana. Mis hijos Lucas, Javier y Emma decidieron hacerlo. Así que estamos con los dos repartos.
- En estos 10 años, ¿ha crecido la demanda?
- Los primeros años hicimos la finca muy variada, diversa de verduras. Estuvimos a full. No nos dejaban dormir por la cantidad de pedidos. Agradezco mucho al cliente, porque hicimos nuestra casa en ese período. Y ahora lo que estoy viendo, a diferencia de esos tiempos, es que la información se ha abierto mucho y se empezó a hablar del daño que hacen los agroquímicos.
Antes se pensaba que tener una dieta vegetariana era lo más saludable sin pensar en esto.
- ¿Qué encuentra el consumidor cuando compra productos orgánicos?
- La diferencia mayormente está en el sabor. No tienen nada que envidiarle a lo convencional en cuanto a colores y tamaños. Pero tienen más vitalidad, te alimentan mejor. Son producidos con materias orgánicas, sin echarle nada artificial, y la planta crece naturalmente, en su tiempo. También tienen más durabilidad, porque si, por ejemplo, los convencionales echan urea, es como si le inyectaran agua. Por eso suelen tener un súper tamaño, pero después se pinchan.