El ministro de Deportes de Brasil presentó su renuncia al cargo cuatro meses antes de que se celebren las Olimpíadas, informó antenoche la oficina de la presidenta Dilma Rousseff en medio de una creciente incertidumbre sobre el destino de otros seis miembros del Gabinete de su gobierno.
La oficina de Rousseff comunicó en la noche del miércoles que George Hilton -cuyo puesto estaba en el foco de los reflectores ahora que Río de Janeiro ultima los detalles para recibir los Juegos Olímpicos del 5 al 21 de agosto- pidió abandonar el cargo y será remplazado provisionalmente por uno de los ministros más importantes del Gabinete.
El anuncio puso fin a semanas de conjeturas sobre el destino de Hilton. El funcionario renunció a su partido político luego de que la agrupación rompiera con la frágil coalición de gobierno que lidera Rousseff, en lo que fue interpretado como una apuesta para mantenerse en el cargo. Pero un alto asesor de Rousseff ya había dicho la semana pasada que Hilton renunciaría, aunque en ese momento el ministro declinó confirmar la dimisión.
Un tira y afloje similar se prevé en el caso de otros seis ministros del Gabinete que son miembros del partido Movimiento Democrático, o PMDB por sus siglas en portugués, que salió de la coalición de gobierno de Rousseff el martes. Líderes de ese partido dijeron que todos los miembros del Gabinete que sean de su partido, así como cientos de funcionarios federales, deberían renunciar inmediatamente.
Pero la ministra de agricultura, Katia Abreu, dijo en Twitter la noche del miércoles que no tenía planes de dejar el cargo o salirse del partido. Su tuit sugería que otros cinco miembros del PMDB tienen la misma posición.
Abreu es una aliada cercana y confidente de la presidenta Rousseff.
No está claro cómo el PMDB, el partido político más grande de Brasil, responderá al desafío de la ministra.
La prensa brasileña ha dicho que Rousseff estaba planeando ofrecer los ministerios que quedaran vacantes a miembros de seis partidos políticos que siguen en la coalición de gobierno para conseguir su apoyo político en la votación que se avecina y que decidirá si se abre un juicio político en el Congreso en contra de la mandataria.
El juicio político tiene origen en una serie de acusaciones de que Rousseff presuntamente habría violado normas fiscales. La mandataria necesita 172 de 513 votos en la Cámara Baja para evitar que el juicio prospere.
Pero la deserción del PMDB, que ha sido clave de la coalición de gobierno desde que la democracia retornó a Brasil en 1985, aparentemente hará más difícil la labor de Rousseff de evitar el juicio político y mantenerse en el cargo.
El nivel de popularidad de Rousseff se ha desplomado a sólo un 10%, el índice más bajo en todo su gobierno, en medio de la peor recesión que ha afrontado el país en décadas, con un aumento del desempleo y un brote del virus del zika que ha sido señalado como responsable de una serie de nacimientos de bebés con microcefalia.