La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, interrumpió sus vacaciones para visitar el viernes una región del sureste inundada por las lluvias que han dejado más de 40 muertos en período de fiestas, la mayoría enterrados bajo el barro, así como más de 70.000 evacuados, según el último balance de la Defensa Civil.
Tras dos semanas de temporales que han provocado deslizamientos de terreno y enterrado vivas a decenas de personas, el clima comienza a mejorar en gran parte del sureste del país, y algunos habitantes han empezado a remover escombros y limpiar sus hogares.
Así, decenas de miles de personas han pasado la Navidad sin agua potable, electricidad o comunicaciones, mientras los alimentos escasean en muchas ciudades.
Rousseff, que había comenzado el jueves sus vacaciones en una base militar del estado de Bahía (noreste), sobrevoló el viernes en helicóptero la región de Gobernador Valadares, en Minas Gerais (sureste), un estado donde 17 personas han muerto por las lluvias en diciembre y donde hay decenas de heridos y unos 9.500 evacuados de sus hogares.
Dos niños de 11 y 3 años murieron el 22 de diciembre enterrados bajo el barro que se desplomó sobre su casa en Gobernador Valadares, en estado de emergencia luego de que la crecida de los ríos causara grandes inundaciones, según la Defensa Civil.
Un total de 79 municipios de Minas Gerais, fronterizo con Río de Janeiro, han sido afectados por las lluvias, y 26 de ellos han sido declarados en situación de emergencia.
La presidenta, en tanto, se comprometió a seguir sumando obras de infraestructura para evitar que este tipo de desastres naturales continúen sepultando personas, cuando suceden.
"Olor a muerte"
En Espíritu Santo, otro estado del sureste que ha sufrido sus peores lluvias en 90 años, y que Rousseff visitó el día de Nochebuena, la cifra de muertos ha sido revisada a la baja, de 27 a 23.
También hay dos desaparecidos que las autoridades presumen aún se encuentran bajo el barro.
Un total de 52 ciudades de Espíritu Santo quedaron inundadas y unas 61.000 personas fueron evacuadas.
En el municipio de Vila Velha, cerca de Victoria, la capital de Espíritu Santo, miles de evacuados se han refugiado en gimnasios, escuelas e iglesias, constató un fotógrafo de la AFP.
Grandes camiones remueven los automóviles que han quedado bajo el agua, que en ciertas zonas aún llega hasta la rodilla.
El pastor evangélico Keiny Moreira da Cunha, en cuya iglesia del barrio Araçás de Vila Velha se han refugiado desde el sábado pasado más de 50 personas que perdieron sus hogares, cuenta que todo el barrio huele “a muerte”.
“Salimos en barco a motor a entregar agua, alimentos y kits de higiene personal a las personas atrapadas en sus casas. Hay mucha agua, el olor es insoportable. Hay olor a muerte. Hay ratas y cobras nadando en el agua. Nos han vacunado para salir a las calles”, dijo el pastor a los periodistas que llegaron hasta el lugar.
La Fuerza Aérea Brasileña informó que utilizó varios helicópteros para rescatar a 162 ancianos, niños, mujeres y enfermos en zonas inundadas de Espíritu Santo en los últimos días. También transportó unas ocho toneladas de medicamentos, alimentos y agua potable al estado.
El pastor Da Cunha dijo que jamás olvidará la Navidad celebrada con decenas de damnificados y que con ellos se prepara para recibir el Año Nuevo. “Ha sido la mejor Navidad de nuestras vidas. Aprendimos lo que es la Navidad con esta gente. Fue muy emocionante”, afirmó.
El gobierno federal autorizó el viernes la liberación de casi tres millones de dólares para acciones de rescate, asistencia a víctimas y restablecimiento de servicios esenciales en el estado.
“Nunca vi tanta agua”, dijo Rousseff al sobrevolar las ciudades inundadas de Espíritu Santo. El alcalde de Victoria, Luciano Rezende, anunció que 200 agentes de salud recorrerán los 74 barrios de la ciudad para prevenir casos de cólera, leptospirosis y dengue.
En enero de 2011, días después de que Rousseff asumiera el poder, más de 900 personas murieron en la región serrana de Río de Janeiro debido a fuertes lluvias que provocaron inundaciones y deslizamientos de tierra.