Dificultades socioeconómicas locales

Dificultades socioeconómicas locales
Dificultades socioeconómicas locales

Al ver la evolución del Producto Bruto Geográfico de Mendoza en los últimos veinte años, se aprecia un avance del sector de servicios vinculado al turismo y una caída en la producción primaria y agroindustrial.

Por lejos, el principal sector económico es el relacionado con comercios, restaurantes y hoteles, que duplica en valores al total generado por el sector de manufacturas (agropecuarias e industriales), es cuatro veces mayor al generado por el sector primario y el doble de lo generado por el sector de extracción de petróleo.

La paradoja es que el segundo en importancia es el sector público, que duplicó su participación en 10 años.

Con todo esto, el PBG ha decrecido en valores constantes y esto implica que el tamaño de la torta es cada vez menor, es decir que mientras la población crece, la relación PBG/habitante va disminuyendo.

Hoy Mendoza, que no está excluida de los problemas que tiene todo el país, también registra preocupantes niveles de pobreza y mayor desempleo.

No obstante, a lo que nos queremos referir aquí es que los sectores dirigentes empresariales y sindicales solo miran al Estado y le piden que se haga cargo de todo, incluso de lo que les corresponde a ellos. Realmente es inconcebible que, a esta altura de las circunstancias, nadie se haga cargo de los problemas generados por todos.

Hay que entender que los actuales niveles de pobreza nos califican como sociedad (no solamente al Estado) y nos califican muy mal.

Es que tanto los sectores sindicales como empresarios han decidido dejar en las solas manos del Estado afrontar los problemas de la pobreza y están dispuestos a pagarle para sacarse la responsabilidad de encima. Lo que no se dan cuenta es que si ellos lo hicieran les saldría mucho más barato e impedirían una mayor inherencia de políticos y burócratas que no son capaces de solucionar bien las cosas.

Así, por ejemplo, la provincia ha perdido grandes áreas cultivables en manos de una urbanización irresponsable hecha al amparo de un Estado que no hizo casi nada por evitar esta situación.

En ese desierto que es Mendoza, donde solo el 3% es cultivable, es imperdonable que se hayan perdido ricas zonas productivas para llenarlas de ladrillos y hormigón que, además, aumentan la temperatura de los oasis y altera el equilibrio del ecosistema

En el área primaria hemos perdido plantaciones de frutas por falta de inversiones, aunque se han agregado nuevas especies. El sector hortícola sigue atravesando por modelos productivos demasiado primarios, con falta de profesionalismo e inversiones para asegurar calidad e inocuidad de los alimentos producidos.

Hoy se habla del acuerdo con China para vender cerezas cuando los últimos años se erradicaron más de la mitad de las hectáreas implantadas. Se quejaban de las heladas y esa producción hoy es reemplazada por cerezas de la Patagonia, donde las temperaturas son más extremas. Lo que falta son ideas y coraje.

Los que también padecen de los mismos vicios son los dirigentes sindicales, siempre proclives a plantear hipótesis de conflictos pero nunca proponiendo soluciones positivas para actualizar la formación de los recursos humanos en el trabajo.

Hoy la tecnología amenaza a muchos trabajadores y los sindicatos poco hacen para ayudar a sus propios compañeros  a fin de que mantengan condiciones de empleabilidad. Han sido los movimientos sociales los únicos que han sabido contener a los desocupados, porque los sindicatos se desentendieron de ellos.

La dirigencia política también está en deuda con un verdadero modelo productivo. El asistencialismo, que es el vehículo del clientelismo, ha sido su bandera y su carta de presentación. Sigue aumentando la burocracia de la pobreza y lo único que consiguen es que haya cada vez más pobres.

Es verdad, Mendoza no produce las riquezas necesarias para que todos vivan dignamente. Mientras hay sectores que apabullan con manifestaciones externas de riqueza, otros sufren por falta de herramientas para conseguir trabajos dignos, pero nadie se hace responsable.

Es que la pobreza de Mendoza es en primer lugar cultural y está en las clases dirigentes la posibilidad de salir de la misma o seguir profundizando el problema.

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