Para obtener un diagnóstico de los saberes aprendidos en tercero y séptimo grado, Mendoza realizó una prueba a los alumnos de estos años hace dos meses.
Ayer, las autoridades dieron a conocer sus resultados: mientras que una buena porción de los más chicos no logró reconocer letras, otro tanto mostró un déficit en la capacidad para comprender contenidos dentro de un texto. En tanto, los más grandes presentaron dificultades a la hora de ubicar decimales en la recta numérica y reconocer fracciones.
El monitoreo fue efectuado los días 9, 10 y 11 de agosto en 855 colegios estatales y privados de la provincia. Participaron en total, 66.745 alumnos (33.345 de 3ro grado y 29.283 de 7mo grado), que representaron al 93% de la matrícula que asiste a esos grados en la actualidad. Tal como estaba previsto, la evaluación fue de lectura para los niños de tercero y de Matemáticas, Lengua y Literatura para los de séptimo.
En el primer segmento, se concluyó que 42% no pudo asociar la letra escrita con su correspondiente fonema. Por otra parte, el estudio detectó que 23,5% tuvo problemas para leer palabras sueltas de una y dos sílabas y una cantidad similar no logró leer palabras dentro de un texto, lo que afectaría directamente a la capacidad de comprensión lectora.
Así, entre otros aspectos, se destaca que los niños de tercero muestran un desempeño lector correspondiente a uno de segundo grado, es decir, que están un año atrasados. “El puntaje total obtenido es de 155,29 puntos, de un total esperable de 222 en un alumno de 3er grado”, dice textual el informe que da cuenta de las conclusiones
Jaime Correas, titular de la Dirección General de Escuelas (DGE), destacó que se han tomado acciones para reforzar la ejercitación de los alumnos en este aspecto como así también la formación a los docentes. Pero además, el funcionario apuntó a la participación activa de las familias al momento de incentivar la lectura en el hogar.
“Se necesita de un trabajo conjunto entre la escuela y la familia para lograr un mayor incentivo”, subrayó y mencionó los diferentes programas educativos vigentes destinados a revertir la deuda existente en lo referente a capacidad lectora, entre los que se cuenta el de Formación Situada.
Para los chicos de séptimo también se visualizaron resultados preocupantes en Matemáticas, aunque en numeración 61% respondió de manera acertada.
Pero 75% fracasó a la hora de ubicar decimales en una recta numérica y encontrar fracciones en diferentes contextos y a la mitad erró en medición. Mejores notas se sacaron cuando se les pidió, por ejemplo, multiplicar un número natural por uno decimal o resolver problemas con una sola cuenta.
En tanto que en geometría, la mitad reconoció elementos y figuras del plano y el espacio típicas y al 77% le fue mal al definir otras más complejas. Calcular áreas o establecer equivalencias apenas tuvieron 15% de aciertos.
Lectura como ejercicio
Al momento de mostrar sus conocimientos de Lengua, los alumnos de séptimo también mostraron la necesidad de reforzar las políticas destinadas a potenciar la ejercitación. Es que si bien la evaluación que se tomó a los estudiantes en agosto pasado demostró que en promedio 75% es capaz de ubicar y valorar datos y hechos después de leer un texto, una buena parte mostró dificultades a la hora de relacionar los contenidos con aspectos de la realidad.
Por eso, uno de los puntos “flacos”, tiene que ver con la capacidad de los chicos para leer la información implícita de un texto. “La atención, la interpretación y la lectura de contenidos implícitos son herramientas que se adquieren con la ejercitación”, insistió la subsecretaria de Planeamiento y Evaluación de la Calidad Educativa, Emma Cunietti. Justamente, la lectura de los datos no explícitos de los textos obtuvo 42 de promedio, mientras que al momento de reflexionar sobre hechos mencionados en la lectura, éste llegó a 48%.