Diez mil familias de El Algarrobal se quedaron sin agua

Se abastecían de una perforación, pero superó los valores de dureza admitidos. Les proveen líquido para higienizarse. Para beber, deben comprar o cargar en la comisaría o el hospital local.

Diez mil familias de El Algarrobal se quedaron sin agua
Diez mil familias de El Algarrobal se quedaron sin agua

Vecinos de la mayor parte de El Algarrobal, Las Heras, no pueden consumir el agua que sale de las canillas ya que el Epas, Ente Provincial de Agua y Saneamiento, ha determinado que no es apta para el consumo.

La medida afecta a unos 10.000 hogares. Esto es debido a que tiene concentración de boro, nitratos y durezas superiores a las admitidas por los estándares internacionales. Aseguran que no es nocivo para la salud en el corto plazo pero sí puede serlo por consumo prolongado.

El ingeniero Enrique Saieg, director del organismo de control, explicó que se trata de compuestos que están siempre presentes en el agua. Es un fenómeno no previsible, del cual no se identifican causas claras y que no guardaría -según dijo- ninguna vinculación con las abundantes tormentas que se registraron en la alta montaña y el pedemonte esta temporada. "Lo que queremos fundamentalmente es llevar tranquilidad.

No tiene efectos inmediatos, no provoca diarreas, gastroenteritis, vómitos ni irritaciones, por eso a quien no se enteró y siguió tomando algunos vasos no le va a pasar nada", aclaró. Dijo además que no tiene cambio de color, sabor ni olor y negó que contuviese arsénico, una de las versiones que había circulado.

También dijo que no se trata de agua contaminada porque los componentes ya están presentes en el agua, no son virus ni bacterias y por tratarse de este caso no puede resolverse a través del hervor ni agregándole cloro.

José Luis Blanco, presidente de la cooperativa Plumerillo Sur, responsable del suministro, sostuvo que la situación en los pozos no puede resolverse por intervención humana, por lo cual "ni bien fuimos notificados por el Epas hace quince días de que debían quedar fuera de servicio dos pozos, se informó casa por casa de la situación a través de folletos".

Además se dispuso un operativo para que camiones de la Municipalidad llevaran agua a los domicilios, así se distribuyen 30 mil litros diarios, cantidad considerada suficiente.

La zona afectada incluye los barrios La Esperanza, Jorge Newbery, loteo Cabello Franco Silva y Marañón y las calles Aristóbulo del Valle, Pedro Pascual Segura, Zapata y Maipú.

Hay dos instancias más para hacerse del líquido vital, por un lado un surtidor que se encuentra en la puerta de la comisaría de El Algarrobal y el hospital Gailhac, que cuenta con una perforación propia que no se ha visto afectado por el fenómeno y por lo cual las inmediaciones cuentan con agua potable. Sin embargo, por ser pequeño tiene poco caudal y no puede extenderse a otras zonas.

Comprendidas en el perímetro con dificultades se encuentran dos escuelas, la Maestra Olimpia Raso de Di Chiara, estatal y el instituto IPEP de índole privada a las cuales la DGE, ha provisto de expendedores, según detalló Blanco.

Preocupación y complicaciones

Lo que más preocupa a los vecinos es la falta de exactitud en la información. El temor se concentra en el hecho de que no han sido informados adecuadamente de lo que contiene el agua y no saben si la han estado consumiendo en estas condiciones durante un tiempo prolongado.

Gabriela (33) tiene una rotisería sobre calle Aristóbulo del Valle, vive a unas cuadras de allí y saca agua de la comisaría con ollas y baldes. "Nos han dicho que tiene exceso de sales pero nos han dado pocas explicaciones. Me preocupa porque tengo niños chicos y no sé qué consecuencias puede tener".

Carmen Orellano (47) que vive en el barrio Los Solares de El Algarrobal, en una humilde vivienda, dijo que "el agua que trae el camión no se puede usar ni para lavar los platos, tiene hojas y mosquitos. Además, no avisan cuándo pasa, hoy no estuve y no pude dejar. Así que tengo que comprar agua en el barrio donde sólo venden botellas de litro a 4 pesos".

Ana Laciar (47) tomó directamente la postura de no dejar líquido y comprar 2 bidones de 12 litros por día porque "usan los mismos camiones que para regar entonces dudo que sea potable o le echan gran cantidad de cloro".

En el barrio La Esperanza la situación no es mejor. Allí vive Paula Villafañe quien es cosechadora y está sola con sus 5 niños. "No se puede usar para bañarse ni la que traen porque tiene muchísimo cloro y la de la canilla les deja a los chicos toda la piel irritada así que compro unos 4 ó 5 bidones por día pero es mucho dinero para mí".

Los pozos de la zona son de larga data, el más antiguo de la década del cuarenta por lo cual no fueron pensados para la densidad poblacional actual. Por ese motivo, ya desde el año pasado se venía trabajando en la posibilidad de realizar una nueva perforación, lo que daría solución definitiva al suministro de agua del lugar siempre resentido.

La concreción implica determinar el terreno adecuado, realizar la perforación, conectarla a la red y construir una potabilizadora. De lograrse, "con esto podría abastecerse a la mitad de El Algarrobal y garantizar el servicio por 30 años", afirmó el presidente de la cooperativa.

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