“El domingo (por hoy) jugamos la segunda semifinal contra Olimpia, que es el clásico rival de toda la vida. En la ida ganamos 1 a 0. Ahora viene el partido de vuelta, ellos tienen ventaja deportiva, pero si empatamos o ganamos nos clasificamos a la final”, le cuenta Diego Vázquez a Más Deportes del otro lado del teléfono, como introducción a la charla.
-¿Te sentís un hondureño más?
-Sí, desde agosto del '97 vivo acá y estoy naturalizado hondureño desde 2002. Matías y Candela, mis hijos más chicos nacieron en Honduras. El más grande, Thiago, nació en Mendoza, pero vino de un mes, así que prácticamente es hondureño.
Ahora están en Mendoza con mi esposa porque en 2012 y 2013 regresamos al barrio Santa Ana porque fui a hacer el curso de técnico en el IEF. Si Dios quiere, el próximo año se vienen todos nuevamente para Honduras. Eso sí, si es que renuevo contrato porque se me vence al final del torneo.
-¿Hiciste el curso porque sabías que te llamarían de Motagua?
-No, no lo sabía. Justo me terminaba de recibir y se dio la posibilidad de venir. Este es el equipo más grande del país, acá gané cinco títulos como jugador y no era para pensarlo mucho. Me contrataron el 20 de noviembre de 2013.
-Y por suerte las cosas están saliendo bien…
-Sí, la verdad que sí. Para ser la primera experiencia, está bien. Motagua venía de un año en el que ni siquiera había clasificado a la Liguilla. En el torneo pasado quedamos cuartos y perdimos en el repechaje de la Liguilla y ahora estamos en las semifinales y estamos cerca de pasar a la final, que es el objetivo. Todo con menos recursos que en otros momentos.
-¿Costó la metamorfosis de jugador a técnico?
-Me retiré a los 40 años, podría haber seguido jugando pero me retiré porque quería. Pasaron dos años y lógicamente que es un puesto diferente. Igual, creo que no me ha costado tanto.
-¿Al llegar a Honduras soñabas con todo lo que conseguiste?
-Tenía mucha ilusión. Apenas llegué sabía que iba a triunfar porque la camiseta de Motagua es de color azul profundo como la de la Lepra. 'Acá me tiene que ir bien', dije. Había como una conexión. Me fue muy bien de entrada. Imaginate que en el primer partido atajé dos penales. Igual, no pensaba que iba a estar tanto tiempo como jugador ni tampoco ser DT del equipo.
Nació y se crió en el barrio San Pedro de San Martín, donde su padre, Francisco, murió en 2004 y donde actualmente viven mis hermanos. Su madre, Mirtha, vive en Guaymallén.
Eso sí, no muchos recuerdan que salió del Chacarero. “En San Martín sólo jugué un partido. Debuté con 16 años en cancha de Godoy Cruz contra Huracán en un Hexagonal. Fue el 28 de octubre de 1987 y me tocó entrar por Bernabé. Anduve bien, ganamos 2 a 1. Recuerdo que el técnico era Roberto Molina, el papá del Nuno”, recuerda.
-Pero eras hincha del León.
-Sí, claro. En ese tiempo era hincha de San Martín. Pero después en Mendoza me hice más conocido por la Lepra, esa es la realidad. A Independiente llegué en el '94 después del Mundial de Estados Unidos. Me trataron muy bien. A los hinchas de San Martín no les gusta que lo diga, pero es la verdad y no la podemos esconder.
-¿La Lepra te transformó?
-Totalmente. En ese tiempo en la Lepra estábamos en el Argentino A. En varios momentos fui titular, pero nunca logré consolidarme. La tenía que remar porque siempre traían uno o dos arqueros.
-En aquel tiempo tenías el look de varios arqueros de la época: Comizzo, Navarro Montoya... ¿Tratabas de imitarlos?
-Me gustaban los dos. Comizzo, era mi ídolo y después lo vi entrenar cuando hice inferiores en River. Incluso compartimos algún entrenamiento cuando nos subían a hacer fútbol con la Primera.
-¿Cómo llegaste a Honduras?
-Yo era residente (norte)americano porque había jugado en Estados Unidos y viajaba una vez al año para no perder la residencia. En el avión conocí a un periodista hondureño, Jorge Rivera, él tenía una radio de onda corta y le daba los resultados a Radio América. Además, tenía relación con el técnico de Motagua y por intermedio de él mandé algunos videos.
En esa época acá en Honduras te contrataban, pero el libro de pases permanecía abierto. Es decir que si a los cuatro o cinco partidos no tenías buen rendimiento, te fletaban. Por suerte anduve bien. En el primer partido atajé dos penales. A partir de ahí empezamos a salir campeones y me convertí en el extranjero con más títulos en Motagua.
-¿Por qué los hondureños te apodaron 'La Barbie'?
-Porque tenía el pelo largo y me hacía una cola. Cuando llegué en ese tiempo aquí en Honduras no se usaba el pelo largo en los hombres, así que llamaba la atención.
-¿No te molestaba?
-Al principio sí, no me gustaba porque quizá dudaban de mi masculinidad, pero después lo tomé con agrado porque así me saludaba mucha gente.
-Fuiste una especie de embajador argentino en Honduras…
-Sí. Cuando llegué a Motagua sólo había dos colombianos. Había argentinos en otros equipos. Por ejemplo, en Olimpia estaba Prono que jugó en la Selección juvenil y en Talleres de Córdoba.
También habían pasado Abdeneve y Silvio y Sebastián Rudman. Después acerqué a varios jugadores que conocí en Mendoza como Ariel Leyes, Jorge Visconti, Leonardo Abálsamo, y ahora están Lucas Gómez y Sebastián Portigliatti (ex arquero del Chacarero). En el torneo pasado estuvo Eduardo “Chori” Sosa, otro que anduvo por San Martín.
-¿Evolucionó mucho el fútbol hondureño?
-Sí, ya lleva dos mundiales consecutivos. Si bien no tuvo buena participación, haber clasificado es importante. Además, tiene jugadores en ligas importantes. Físicamente son muy fuertes y, si bien tienen que mejorar en la técnica, junto a Costa Rica son los mejores del área centroamericana.
-¿Y cómo juegan táctica y conceptualmente tus equipos?
-Ahora estamos jugando con línea de tres, dos carrileros, dos volantes de contención, un enlace y dos delanteros. Tratamos de ser un equipo corto, que maneje la pelota, que achique hacia adelante y salga rápido por los costados. Hemos hecho debutar dos jugadores que ya están en la Selección Sub 20. Mi preparador físico es argentino (Patricio Negreira) y el asistente es hondureño (Ninro Medina).
-¿Cuáles fueron los DT que más influyeron en tu carrera?
-Acá tuve al técnico que llevó a Honduras al Mundial '82 (NdR: Chelato Uclés), que tenía relación con Menotti. También tuve a Lemme, al uruguayo Tato Ortiz y, en Mendoza, al Taca Chavero que me puso en Primera. También tuve a Horacio Bongiovanni. De todos los técnicos intenté sacar lo mejor y después traté agregarle la impronta de mis 24 años de carrera.
-¿Vas a dirigir en Mendoza?
-Y, quizá algún día. Me encantaría dirigir en Argentina.
-Económicamente estás…
-No me puedo quejar, vivo bien, pero tengo que seguir trabajando.
Un hombre mediático y multifacético
Desde que llegó a Honduras, Diego Vázquez supo explotar al máximo su imagen de figura pública. El ex arquero y ahora entrenador de Motagua tuvo múltiples facetas en los últimos años y eso lo convirtió en uno de los personajes más mediáticos de todo Honduras.
Luego de consolidarse en Las Águilas en el año 2001, la compañía Celtel lo contrató para que anunciara los primeros teléfonos celulares en el país. También un supermercado seleccionó al mendocino para que promocionara unas golosinas de chocolate.
La siguiente etapa del "1" fue en el “Bailando por un sueño” hondureño, donde Vázquez interpretó diferentes géneros musicales con el objetivo de comprar una casa para una familia que vivía en extrema pobreza.
“Acá lo enfocan más con el sueño, con la obra. Le dan mucha importancia a cumplir el sueño. El nuestro era el de una señora (doña Rosa) que tenía dos niños con desnutrición y muchos problemas. Si bien no le compraron la casa, la ayudamos con dinero, comida, le consiguieron trabajo, etc. Eso sí, a bailar no aprendí nunca, je”. cuenta entre carcajadas.
La pantalla grande también le abrió las puertas a Vázquez en 2012. Tras su éxito en el baile fue incluido en el reparto de la película hondureña “El Xendra”, una cinta de ciencia ficción en la que se investigan actividades paranormales en la misteriosa Ciudad Blanca ubicada en las selvas de la Mosquitia.
“Fui un extraterrestre bueno, digamos. La filmación duró tres meses y fue en El Salvador, Costa Rica, Honduras y Guatemala. Surgió a partir de mi participación en el Bailando... Me llamó el director Juan Carlos Fanconi”, agregó el técnico.
Otra de las grandes pasiones de Diego es el vino. Por eso se volvió un empresario ligado a la vitivinicultura. Actualmente tiene una tienda en San Pedro Sula donde importa y distribuye al por mayor la marca Finca Don Vázquez.