“Tiene muy buena vista el lugar, desde acá todos los días observo la ciudad. ¿Vos alcanzás a verla bien?”, bromea Diego Torres, haciendo alarde de sus dos metros de estatura, debido a que el ventanal ubicado en el sexto piso del Hospital Central, es un poco elevado.
La vista corresponde a la oficina del popular, “Yuyo” Torres, un histórico del voleibol de Mendoza, ex central de Mendoza de Regatas y la Selección Argentina. Todo un referente.
Hoy, abogado de profesión, es el Secretario General del hospital desde hace 8 años y aclara que: “Mi función no es como la de un gremio, sino dentro de la estructura del hospital. El secretario general es el que hace las normas legales, las resoluciones. Todos los actos administrativos de todo el movimiento del hospital, para todo tiene que haber una resolución y eso lo firma el director”, dice Diego y aclara que además, hizo un posgrado en Gestión en Administración en Salud. “Mi puesto es de carrera, es técnico legal, no es político. En 2012, estuve a cargo de recursos humanos convocado por el director, pero volví acá. El hospital tiene alrededor de 3 mil empleados, es muy exigente. Igual aprendí muchísimo”, expresa Torres, quien despeja su escritorio inundado por una serie de expedientes. “Esta es una época de mucho trabajo, noviembre y diciembre porque hay que cerrar todo”, indicó.
Diego va contando varias de sus anécdotas referidas a su vida con el voleibol, al que sigue ligado a sus 43 años.
Wan Sohn, Testa, Conte...
Es entrenador de la primera femenino de Municipalidad de Las Heras (el domingo perdieron en semifinales frente a UNCuyo -actual campeón) y también es segundo entrenador de la Selección de Mendoza Sub 19, junto a Mauricio Montarulli.
Durante la charla van despuntándose sus historias con la red alta, entre ellas, que también fue jugador del mítico Young Wan Sohn; histórico entrenador coreano de la Selección Argentina, que lideró la recordada Generación del ‘82 que logró el tercer puesto en el Mundial disputado en Argentina.
“Wan Sohnbuscaba jugadores en el Interior; estuve en sus convocatoria y los campus de entrenamientos. Le gustaba venir al Interior, no le entendíamos nada (se ríe) éramos chicos, teníamos 13 o 14 años. Había jugadores de Córdoba, Rosario y Mendoza. No le gustaba que escupiéramos en la cancha, porque decía que era como escupir en las sábanas de nuestra cama. Una vez escupimos y nos hizo traer los trapos de piso y limpiamos todo el estadio. Como queriendo decir van a escupir de nuevo (risas). Son cosas que no te las olvidas más. Bueno propio de la cultura oriental, mucha educación, sacrificio. Eran cosas que te hacían crecer del bocho... ¡ese tipo armó el equipo que salió tercero en un Mundial!”, cuenta Diego sobre los grandes jugadores con los que compartió equipo y también con quienes se se formó y entrenó.
“La verdad, no me puedo quejar de nada, jugué La Copa del Mundo de Japón, el Panamericano de Winnipeg, la Copa América en Tampa (Estados Unidos), tres Ligas Mundiales, el preolímpico, el Sudamericanos, me faltó los Juegos Olímpicos, pero estoy agradecido.
“Uno no termina de aprender nunca, pero entrenar al lado de Hugo Conte era un plus. ¡Sabés lo que fue todo un proceso de trabajo al lado de Hugo!. Para mí era lo más. Le preguntabas algo a Hugo, el venía y te enseñaba. Siempre muy diplomático. Al igual que Marcos (Milinkovic), que hacía la suya, pero aprendías. Lo mismo con Javier (Weber), mucho más exigente con los más nuevos. Eran las reglas de juego. Fue un gran momento cuando estuve al lado de esos tipos. ¡Tremendos jugadores!. Quedaba entre los 12 y me lo ganaba rompiéndome en cada entrenamiento, con voluntad y demostrando en cada practica. Soy híper competitivo”
“No me dormí nunca en los laureles porque tampoco me sobraba. Tenía que remarla y superándome en cada entrenamiento y durante tres años quede entre los 12 monstruos esos”, dice Torres que jugó 60 partidos oficiales con la Selección.
“Tuve como técnicos a Daniel Castellani, Jorge Bellendier, Carlos Getzelevich y Luis Testa. A Luis a mi a un grupo de jugadores nos armó y nos formó como jugadores. Nos hizo entender el voley bajo otro concepto. Eso fue fundamental para mi”, recuerda el Yuyo quien fue elegido el mejor jugador de voley de Mendoza y recibió el premio Huarpes, ‘99, 2000 y 2003. También estuvo ternado a la Cruz al mérito como el mejor deportista de Mendoza en el mismo año.
En 1999 estuvo ternado en los Premios Olimpia, como revelación junto a un grupo de novatos de la Selección.
“Jugaba en YPF y era un “wevón” grandote que pintaba para bueno. Allí entrenaba con Luis Moyano, que se fue a dirigir Regatas que estaba en la Liga y me llamó. Eso fue en el 91/92, era juvenil y estaba en la Selección Argentina, pero sólo entrenaba. Con Regatas perdimos en semis frente Azul, donde jugaba Jon Uriarte y Hernán Ferraro, con quien después fuimos compañeros en Náutico Hacoaj (Liga Argentina)”, expresó.
En 1995 Regatas vuelve a jugar la Liga con Luis Testa y Torres integró ese equipo. En el 98’ vuelven a jugar las semis frente a Boca en Buenos Aires.
“Allí, nos vio Daniel Castellani (fue durante dos años el mejor bloqueador de la Liga) y nos convocó a Mauricio Chirino, Ale Araya y a mi”. Quedamos con el Matute (Chirino). Ale estuvo una semana y peleaba el puesto con Pablo Meana, a quien eligieron. Meana después fue el mejor líbero del mundo”.
“Con Matute jugamos la Liga Mundial y los Juegos de Winnipeg, después no lo llamaron más. La primera vez que nos convocaron, la Selección estaba en Cuba jugando Liga Mundial. Se lesionaron dos jugadores. nosotros estábamos en Chile con Regatas. Salimos a Buenos Aires y de ahí a Cuba. Jugamos en el estadio Municipal de la Habana, ¡Nunca había visto tanta gente en un estadio!. Eran como 15 mil personas. Los cubanos hacía dos años que no perdían de local. Les ganamos 3/2. “Viví tres partidos en mi vida con tanto público; en el Luna Park frente a Italia de Papi, Sartoreti, Mastrangeli. Y luego en la Copa del Mundo frente a Japón”, contó el Yuyo...
