Después de Ana, Rita, Elsa y María Rosa, nació Diego. Y como el primer hijo varón se llamó igual que el orgulloso padre, Diego Armando Maradona. Fue el 30 de octubre de 1960, a las siete y cinco de la mañana, en el Policlínico de Lanús, porque ya vivían en Villa Fiorito, ya que el padre trabajaba mañana y tarde en una fábrica de la zona para llevar el pan a la numerosa familia. Después vinieron el "Lalo", Hugo y Claudia, los tres hermanos menores de Diego.
Ese 30 de octubre fue un día domingo, como si la historia del hoy famoso Maradona se hubiera asociado a una pelota de fútbol desde el primer día de su vida. Las hermanas decidieron llamarlo "Pelusa" y tuvo una infancia como cualquier otro pibe de su edad, entre trompos, figuritas, barriletes y bolitas. Claro, que a los tres años de edad ya le habían regalado un fútbol número cinco y Dieguito, como le decían, se durmió toda la noche con la pelota en sus brazos.
A los 9 años, empezó a jugar en un club de barrio que se llamaba "Los Cebollitas" de Argentinos. El padre lo llevaba en ómnibus hasta La Paternal y cuando salía de la fábrica lo iba a buscar. Jugaban en los potreros, en los baldíos, en los espacios verdes de las plazas, en cualquier lugar libre en el que pudieran correr y divertirse. Francisco Cornejo, "Francis" para todos, delegado en aquella época de las divisiones inferiores de Argentinos Juniors se frotó con alegría en las manos el día que lo vio jugar. Estaba convencido de que había descubierto un "crack". Y "Francis" tenía fama de no equivocarse nunca.
Lo llevó a Argentinos Juniors y el entonces pequeño Maradona empezó en una novena división hasta que pasó a la octava en la temporada siguiente. Poco tiempo después debutaría en primera división, con apenas 15 años.
-¿Te acordás del debut, Diego?
-Cómo no me voy a acordar. Fue el 20 de octubre de 1976, diez días antes de mi cumpleaños, en pleno desarrollo del campeonato nacional. ¿Sabés quién me llevó a la primera? Juan Carlos Montes, un gran técnico, un gran amigo, de quien tengo el mejor de los recuerdos. Él era el técnico de la primera, pero venía siempre a ver las inferiores. Mi primo el "Beto" me había comentado: "Mirá Dieguito que Montes te viene a ver a vos". Yo no lo podía creer hasta que en la semana previa al partido con Talleres de Córdoba me llamó aparte y me dijo: "Quería avisarle que el domingo usted va a jugar en la primera. Así que, desde el martes, entrena con los titulares".
Así fue el comienzo de Diego Armando Maradona, una tarde de 1976, cuando todavía no había cumplido los 16 años, cuando apenas era un chiquilín de 15 años, que sólo había jugado en la novena y octava de su club.
El tiempo, que todo lo puede, hizo el resto, acaso tan rápidamente como sus excepcionales condiciones futbolísticas. Se afirmó en la primera división y comenzó a ser el gran Maradona, el genial Maradona, la gran figura de Argentino Juniors, el jugador con más futuro del fútbol argentino, sólo comparable al fenómeno que produjo allá por 1955 el talentoso "Cabezón" Enrique Omar Sívori.
El mismo Maradona codiciado por River y Boca. El que fue convocado por César Luis Menotti para la selección nacional en aquel partido con Hungría, junto a Gallego, Villa, Ardiles, Houseman, Carrascosa y tantos otros. Que estuvo en el representativo juvenil que ganó la clasificación para el Mundial de Japón. Que está ahora en la nueva selección de Menotti. Que el lunes 9 de abril invitado por la revista "El Gráfico" hizo realidad el sueño de su vida, el sueño de conocer y reunirse con Pelé, que lo recibió en Brasil. El Maradona que vino por primera vez a Mendoza en la noche del miércoles 18 de abril y, en apenas 45 minutos, llenó los ojos de todos y demostró por qué es tan famoso como es.
El Maradona que nos recibió esa tarde en el Hotel Huentala, donde se alojó la selección, y que en una charla amable, fresca, muy espontánea, en la que demostró simpatía y humildad, recorrió muy rápidamente parte de su vida, la que volcamos en estas apretadas líneas, y en la que nos contó muchas otras cosas.
-¿En qué cambio tu vida, Diego?
-En muchas cosas, aunque en el fondo yo sigo siendo siempre el mismo. Cambió en la promoción, en la publicidad, en el hecho de sentirse famoso, de ser importante. Yo sé que es lo lógico, que esas son las reglas del juego, cuando alguien es algo en la vida. En mi caso gracias al fútbol. Al principio, cuando descubrí todo esto, sólo pensé en comprarme ropa, mucha ropa, trajes, camisas nuevas, remeras. De golpe me quise comprar todo junto. Cosas de chiquilín, muy infantiles, creo. Pero enseguida me puse serio. ¿Y sabés en qué pensé?
-¿En qué pensaste?
-En mis viejos. Sí, en mis padres. En mi familia, porque somos ocho hermanos. Por eso, el año pasado, cuando hice mi primer contrato con Argentino Juniors, al club le pedí una casa, donde todos viven conmigo. Y en enero, cuando fuimos a jugar con el juvenil a Montevideo, alquilé una casita para mis padres y mis tres hermanos menores. Qué sé yo. Yo tengo muy lindos recuerdos de mi infancia y sé del sacrificio de mi viejo. Por eso, me los llevé de vacaciones. Si nunca habían salido de casa. Y ahora quiero que no vaya más a la fábrica, porque ya tiene más de 50 años y dio todo, pero él quiere jubilarse.
-¿Tuviste que madurar en otras cosas?
-Por supuesto. Pero en el fondo soy un chico, acaso un chico grande. No te olvidés que recién tengo 18 años, que en octubre voy a cumplir los 19. Maduré en el sentido de que tengo que saber ubicarme. A mí no me gusta la envidia, ni el egoísmo, ni los celos profesionales, nada de eso. Creo que soy un buen compañero y en Argentino Juniors tengo grandes amigos. Hasta Carlitos Fren, que pasó a Independiente, y el "Bicho" Pellerano, vienen siempre a mi casa. Sé que a mi lado hay gente que me quiere mucho, como el caso de Menotti, que es una persona muy especial, que te sabe llevar y al que no le podés fallar. Como el mismo "Delén" en mi club, al que no conocía, pero que es un hombre bien ubicado. Yo sé que tengo que cuidarme para no marearme. Yo creo que estoy preparado para ello.
-¿Conociste a Pelé?
-Sí. Era el sueño de mi vida. Me llevó la revista "El Gráfico" y me pareció un tipo sensacional. Después de esa noche, muchos me quieren comparar con Pelé. Pero yo sé que no es así, incluso ése no fue el sentido de la nota. Simplemente el gusto que yo tenía de conocerlo. Fijate que charlamos más de dos horas y que siempre se mostró con una sonrisa. Pienso que va a ser un recuerdo para toda la vida.
-¿Te irías al exterior?
-No te lo puedo contestar porque nunca hubo nada concreto. El día que exista una oferta lo voy a tener que pensar. En mi club estoy bien, en mi país también. Claro, uno vive de esto y muchas veces las ofertas son más que tentadoras para irse a Europa. Pero… No te olvidés que con la selección hemos iniciado un nuevo proceso, el que nos llevará al mundial de España. Por ahora, pienso en la gira que haremos en mayo, en la responsabilidad que tengo porque soy titular. Tengo que pensar en todo eso. Quizás algún día yo también me vaya al exterior. Pero creo que será después del '82.
Así fue la charla con Diego Armando Maradona. El "Pelusa" de los potreros allá en Lanús y La Paternal; el que a los 15 años debutó en primera; el que ya está en la selección nacional; el que hace muy pocos días conoció a su ídolo "Pelé"; el que conversó con nosotros con la simpatía y humildad de cualquier otro pibe. Aunque se llame Maradona y sea un fenómeno.