Diego Gentile: “Nunca me imaginé haciendo otra cosa”

Hablamos con el actor de "Relatos Salvajes" sobre su presente y sobre cómo es que lo reconozcan en la calle por 3 personaje distintos.

Diego Gentile: “Nunca me imaginé haciendo otra cosa”
Diego Gentile: “Nunca me imaginé haciendo otra cosa”

Diego Gentile es de esa clase de actores al que todo el mundo reconoce de algún lado. Hizo ochenta publicidades, tanto en Argentina como en otros países. Trabajó muchísimo tiempo en teatro en donde, desde hace cuatro años, personifica a Otto en la obra "TOC TOC", una comedia del circuito independiente que es aclamada por la crítica y el público.

En televisión actuó en ciclos como "Sos mi Vida" (2006), "Amas de Casa Desesperadas" (2006) y actualmente personifica a Benicio, el socio y mejor amigo gay de Franco (Luciano Cáceres), en "Sres. Papis". Participó de películas como Rockabilly (2000), "El Ratón Pérez" (2006) o la exitosísima "Relatos Salvajes" (2014), en donde interpreta a Ariel, el novio de Érica Rivas en el segmento "Hasta que la Muerte nos Separe".

Hablamos con él de su decisión de ser actor, su excelente presente y cómo es que te reconozcan en la calle por tres personajes distintos.

Es una soleada mañana en el barrio de Almagro. Diego Gentile nos espera en un bar, desayunando tranquilo mientras lee el diario. Está pasando por un gran momento. Se lo nota bien, con ganas, viviendo y saboreando al máximo este gran momento laboral por el que está pasando. Gentile es de esos actores de raza, que disfruta cada cosa en la que trabaja y que le pone el cuerpo a todo lo que emprende. Y no es para menos, ya que desde chico soñó en ser actor y puso todo su esfuerzo y trabajo en conseguirlo.

¿Cómo se compone tu familia?

Mi vieja, Cristina, es ama de casa, pero ahora se dedica a trabajar de niñera. Cuida a los dos hijos que tienen Ana Katz y Daniel Hendler, y antes hizo lo propio con las hijas de Daniel Veronese. De hecho, fui yo el que le fui presentando a todos y se ve que hace muy bien su trabajo porque. Mi papá se llama Norberto y es jefe de mantenimiento de un laboratorio. Y también tengo una hermana menor, Nadia, que vive en Ecuador, casada y con una hija que no veo tanto pero me comunico mucho con ella por las redes sociales. Con suerte viene junto con su marido para las fiestas.

¿De dónde salieron las ganas de ser actor?

Fue algo vocacional que bajó de algún lado. No tengo familiares que se dediquen a la actuación. El primer recuerdo que tengo es estar viendo televisión, siendo muy chico, y decirle a mi mamá que quería trabajar ahí. Ella entonces me dijo, tal vez para calmarme, que cuando yo solo pudiera viajar en colectivo iba a ir a estudiar teatro. A los 12 empecé a estudiar en Flores y un año después ya me anoté en el Taller de teatro de Agustín Alezzo, donde permanecí cinco años.

¿Y la familia cómo tomó lo de tu vocación?

Mientras estudiaba teatro, que fue paralelo a toda mi secundaria, mis viejos -que ya estaban separados- junto a toda la familia, me decían que estudiara algo. Yo me negaba diciendo que para qué quería un título si no iba a trabajar de otra cosa que no fuera actor. De a poco empecé a laburar y cuando fueron viendo que, por ejemplo, gracias al teatro viajaba por Latinoamérica; o hacía publicidades en Chile, Uruguay o Venezuela, su mirada empezó a cambiar. Hoy en día mis viejos me “cholulean”, es muy gracioso. Mi papá imprimió fotos mías para que le firme porque los que trabajan en el laboratorio con él le piden autógrafos, una cosa muy bizarra pero que me divierte.

Es envidiable tu perseverancia.

Es que nunca me imaginé haciendo otra cosa. Una vez mi viejo me preguntó: “¿Vos querés ser actor o ser famoso?”. Le pregunté cuál era la diferencia y me dijo que, si quería ser famoso, me llevaba al Obelisco en ese momento para que me ponga en bolas y así iba a salir en la tapa de todos los diarios. Así iba a ser famoso, en cambio el ser actor era tener un oficio. Hay algo de esa idea que está bueno. Además, siendo sincero y con toda humildad, nunca dude de mi calidad de trabajo y lo que podía dar.

Te dedicaste mucho al teatro.

Es cierto, hubo un momento en que me dediqué a hacer mucho teatro. Lo que pasó es que cuando recién estaba en mis veinte, me enojé mucho con la televisión. Sos joven, en esos años creés que el mundo te debe mucho, y el teatro es un lugar de refugio en el que trabajás con amigos. Después ellos resultan ser gente que importa, que tienen una cabeza que está buenísima y con las que hacés cosas interesantes.

¿Y esa experiencia te calmó?

Claro, porque empezás a forjar una pequeña carrera y a hacerte un nombre. Además, el teatro independiente es un semillero muy bueno en el que la gente que hace televisión y cine posa sus ojos. Te empiezan a llamar directamente y te sentís un poco “elegido”, aunque el llamado sólo sea para hacer un casting. Estos últimos siete años ya me contactaron para ofrecerme los papeles.

¿Cómo fue la experiencia en televisión?

A mí me gustaba mucho y cuando me llegó la oportunidad con "Niní" (2009-2010) con el rol de Sebastián, me refiero a que fue lo primero importante que hice, resultó que estaba buenísimo. Disfruto mucho de todo eso. Y también los demás formatos, con las distintas cosas que tienen. No tengo una predilección por el teatro, el cine o la televisión. Si es interesante para hacer, me gusta todo.

Lo de TOC TOC es impresionante, ¿cuántas funciones llevan?

Desde que comenzamos ya hicimos más de 1370. Es una cifra enorme para teatro. Lo que pasa es que no paramos nunca y también hicimos temporada.

La estrenaron a sala llena y siguieron en la misma senda.

Es algo fuera de lo común. Este es el cuarto año y hacemos funciones dobles los viernes y sábados y seguimos llenando. Cualquier actor te dice que en el teatro, en general, la gente es convocada por algún actor en particular: Ricardo Darín, Adrián Suar, Guillermo Francella, etc. En TOC TOC éramos un grupo de actores, de perfil bajo, que suponía un riesgo para los productores. Pero explotó desde el primer momento.

¿Cómo lo vive el elenco?

Más allá de lo económico, todo eso nos estimula. Hay una estabilidad a la que el actor no está acostumbrado. Es como una jaulita de oro, con sus cosas buenas y sus cosas malas, como por ejemplo poder elegir no hacer otras cosas y esperar a que llegue algo que te satisfaga. De todas maneras, llega un momento en que necesitás hacer nuevas cosas para que eso no se vuelva tu vida artística.

¿Cómo hacés para seguir divirtiéndote?

Ya hay un colchón de confianza y sabemos que nos cubrimos entre todos si tenemos algún día malo. Creo que hay un buen equipo de gente “juguetona”, y por eso nos seguimos manteniendo vivos. Si me preguntás cómo es mantener viva una obra cuatro años seguidos (el 7 de enero comenzamos el quinto en el Multiteatro), creo que claramente tiene que ver con lo extraordinario de tener el teatro lleno todos los días. Es muy estimulante.

¿Nunca te levantaste un día sin tener ganas de ir a trabajar?

¿Sabés que no? En estos cuatro años habrán sido tres veces en que lo habré pensado, pero porque estaba en quintas, en cumpleaños y tenía que irme. Pero nunca por las ganas de no hacerlo.

¿En lo personal tenés algún TOC (Trastorno Obsesivo Compulsivo)?

Soy de anotar absolutamente todo en agendas y la obra me lo reforzó. Cuento el día, el número de función, cuántas llevamos, cuánta gente nos viene a ver por semana, etc. Me divierte mucho. Sé que, al día de hoy, ya presenciaron el espectáculo más de 620 mil personas. Es más, la productora ejecutiva me llama a mí para preguntarme todos esos datos.

Actuás en un obra que es un éxito, estás en la televisión con un personaje reconocido y participaste de "Relatos Salvajes", la película nacional más vista hasta el momento. ¿Qué fue lo que te dio más exposición de todo eso?

Con la obra pasó lo que dije antes que se volvió masiva, algo que no ocurre en el teatro. Siempre alguno me grita por la calle: “¡No pises las rayas!”, algo que no puede hacer mi personaje. Sres. Papis está al aire desde enero y Benicio hizo mucho anclaje en la gente porque divierte mucho. Pero cuando se estrenó Relatos Salvajes pasó algo curioso: es muy difícil que te reconozcan por un personaje de una película de cine, y lo hacen al mismo nivel que por la televisión. Eso es impresionante.

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