El año pasado vino a Mendoza a presentar su libro de letras de canciones y dar un par de conciertos, además de trasmitir su programa de radio. Como en una suerte de rito anual ineludible, Diego Frenkel volverá a encontrarse con sus fans mendocinos, en Willy's Bar. El viernes abrirán el show Alejo & Valentín y el sábado,k Mariana Lara y Lado B. En diálogo con Los Andes, y mientras ultima los detalles de dos conciertos que prometen la calidez y virtud musical de siempre, el músico ahondó en su relación con la literatura, la muisca y el ambiente local, entre otros temas.
– Tus visitas a Mendoza son muy frecuentes…
– Sí, voy muy seguido a Mendoza. Se ha convertido en el segundo lugar que habito musicalmente después de Buenos Aires. Tengo un afecto gigante por el lugar, por la provincia entera, una vinculación divina con su cultura, su sol, su tierra, su vino. Y tengo amigos queridos. Todo esto me llevó a transmitir el año pasado mi programa de radio desde allá, presentando bandas emergentes.
–¿Y cómo ves la movida musical mendocina?
–Mendoza está teniendo una movida (que ya se ha hecho muy conocida) de bandas del circuito musical independiente que están siendo lo más representativo de lo que pasa actualmente en Argentina. Mendoza es un lugar muy fuerte a nivel rock, y lo celebro.
–Además de la obvia autorreferencia ¿Tus letras salen sólo de tu relación con lo literario o se nutren de otras ramas del arte?
–El cine para mí es una de las formas de expresión más influyentes en cuanto a las letras que hice y hago porque siempre fui muy cinéfilo, desde mi adolescencia me convertí en un cinéfilo apasionado y siento al cine como otra forma literaria y poética.
– ¿Cuándo y por qué apareció la idea de hacer tu libro "A través de las canciones"?
– Esta idea me surge hace unos cinco años más o menos, cuando me di cuenta de que mi vida estaba atravesada por canciones y que, de alguna manera, mi autorrelato o el relato de mí mismo, estaba determinado por las canciones que funcionaban en el modo lineal en el que solemos relatarnos nuestra propia vida. Algo así como postas en el tiempo…
– Como mojones…
– Sí. En un principio fueron las canciones de otros las marcaron momentos cruciales de mi vida, momentos signados por ciertas canciones imborrables. Pero luego, con el paso de los años, fueron apareciendo mis propias canciones y fueron las que expresaron algo mío y el contexto sociocultural que me rodeaba, dejando una marca o una especie de escritura en esta línea que es la existencia.
–¿Podrías resumir tu relación con la literatura?
–La literatura me acompañó desde pequeño, desde que tengo memoria. De chiquito leía cosas de la colección Robin Hood, muchísimas historietas, hasta que llegué a “Cien años de soledad”, que recuerdo que lo terminé de leer en una playa y me sentí super orgulloso por haberme leído ese libro gigantesco (risas).
–A esa edad es como que la calidad de los libros se mide por el grueso del volumen…
–¡Claro! Y bueno, después de aquello, siempre tuve a mano los libros de Cortázar, más tarde vino Borges, seguido no por casualidad por los escritores anglosajones de fines del XIX y comienzos del XX, después vinieron algunos norteamericanos... En fin: la literatura ha sido siempre una amiga, una compañera. Los libros han sido siempre para mí una posibilidad de conectarme con la intimidad de un otro que también refleja mi propia intimidad, y meterme en un mundo distinto. Esto en cuanto a la narrativa, por supuesto, pero está claro que siempre me gustó la poesía y lagunas cosas de filosofía occidental y oriental que surgieron de más grande como temas de interés para mí.
