Si sólo Diego Maradona hubiera agitado las aguas desde el micrófono, tal como suele hacer cuando emite conceptos de su sello, quizá los ecos de la reunión desarrollada la semana pasada en San Pablo, bajo el lema “los rumbos del deporte en el continente”, se habrían disipado conforme le sucede a las declaraciones de tipo declamativas y sin ningún sustento en la base.
Sin embargo, el Diez, consecuente con su prédica anti FIFA desde siempre, estuvo apoyado por un grupo de personalidades destacadas ligadas al fútbol sudamericano a partir de haber sido figuras consagradas dentro del campo de juego, tales los casos de Romario, José Luis Chilavert, Enzo Francescoli y, también, Oscar Ruggeri, el colombiano Carlos Valderrama, el chileno Iván Zamorano, el peruano Juan Carlos Oblitas, el paraguayo Rogelio Delgado y los uruguayos Carlos Aguilera y Rubén Sosa, entre otros.
El expresidente del Corinthians, Andrés Sánchez, fue el anfitrión de la convocatoria. El directivo brasileño libra una batalla política dentro de la Confederación Brasileña de Fútbol (“la AFA” del vecino país) en contra de la línea histórica llevada por el titular, Ricardo Teixeira, quien estuvo 23 años en el poder hasta que debió renunciar por sospechas de corrupción, debido a una prolija investigación del legislativo brasileño; hoy, el renunciante vive en Miami, en una mansión lujosa. Su suegro Joao Havelange (96 años) también dejó su cargo como presidente honorario de la FIFA. El tercero en dimitir fue el paraguayo Nicolás Leoz, involucrado en denuncias de soborno; su puesto pasó a manos del uruguayo Eugenio Figueredo, actual cabeza de la Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL).
Romario, sentado al lado de Diego, estuvo lejos de ser un espectador de lujo. El otrora “Chapulín”, hoy día diputado por el Partido Socialista Brasileño (PSB), es una voz permanente en los reclamos por transparencia en la conducción del fúbol de este continente. Su ya larga militancia política va de la mano con una formación que ha crecido exponencialmente en un tema del cual es experto. Sus testimonios e investigaciones son seguidos por interés en una nación que respira “futebol” y le dá una verdadera dimensión de hecho cultural.
En diciembre 2012, por ejemplo, las denuncias de quien fuera uno de los mejores delanteros de las dos últimas décadas tuvieron un eco resonante a nivel parlamentario. En el último mes del año pasado, cuando otros miembros de la cámara baja preparan sus vacaciones, el ex atacante del Barcelona, entre otros clubes, puso en evidencia el tráfico de influencias para que una serie de contratos generados por la “Seleçao” siempre terminaran favoreciendo a allegados a la conducción de la CBF; uno, por ejemplo, favorecía al empresario Wagner Andrao, de estrechos vínculos con Teixeira.
Más allá de la estrategia de denunciar para posicionarse en el centro de la escena, lo cierto es que este grupo surgente de exjugadores está gestando un movimiento que, por lo pronto, provoca no pocos escozores en una dirigencia continental domesticada en el “silenzio stampa”.
Los objetivos puntuales son varios, a saber: 1) Un reparto más equitativo de los ingresos por televisación y esponsoreo por parte de la CONMEBOL hacia los clubes sudamericanos; 2) Una suma mayor para cada campeón continental, más cercana a la que reciben sus pares europeos; 3) Lograr que un exfutbolista sea el presidente de la confederación, al estilo de Michel Platini en la UEFA y 4) Discutir en igualdad de condiciones respectos de los calendarios por temporada, las vacaciones y los salarios.
Hubo llamativas ausencias, por ejemplo de parte de las dirigencias de clubes argentinos, chilenos y colombianos, además de los propios brasileños con excepción de Corinthians, que había organizado el encuentro en su sede de Parque San Jorge, Botafogo y Santos. Los que también enviaron representantes fueron Peñarol y Nacional, Liga de Quito, Libertad de Paraguay, Sporting Cristal y Universidad San Martín de Perú y los venezolanos Caracas FC y Zamora. Hubo, inclusive, dirigentes de llos sindicatos de futbolistas de Brasil, Paraguay y Uruguay; no de Futbolistas Argentinos Agremiados.
Entre las frases más filosas, como cabía esperar, resonaron las de Maradona ("Los dirigentes argentinos se cagaron (sic), me da vergüenza; si ellos quieren ser cómplices del robo que hace la Conmebol, irán presos") y Romario (“Pensé que nada era más corrupto que la FIFA y la CBF, pero me equivoqué: es la CONMEBOL”). Otra, de Chilavert, tuvo menos impacto mediático pero más lectura de índole política: “Esto es fácil de describir, ya que se puso en marcha la revolución en el fútbol”.
La parte medular de la reunión se vinculó al informe presentado por el abogado uruguayo Jorge Pereira Schumann, cuyo informe hizo hincapié en que hubo 119 millones de dólares de diferencia entre lo que percibió la CONMEBOL y lo que distribuyó entre los clubes, en este caso en forma indirecta ya que por reglamento interno lo hace directamente con los entes que rigen la dirección futbolística de cada país miembro. Según el mismo escrito, en el próximo lustro con la empresa televisiva brasileña Traffic, el organismo futbolístico continental perderá una ganancia estimada en los 430 millones de dólares.
Frente a la resonancia que alcanzó la movida, la propia CONMEBOL se mostró rápida de reflejos y salió a aclarar su posición sin que nadie se lo pidiera. El portavoz de la entidad sudamericana, Néstor Benítez, admitió que las críticas de las exestrellas futbolísticas habían sido recibidas en el seno del comité ejecutivo dirigencial con “respeto”, aunque aclaró que las aspiraciones de las leyendas del fútbol eran irreales porque les faltan cumplir con “requisitos legales previos”, tales como: a) asociarse a un club, b) ser presidente de ese club y c) mediante la aprobación de una asamblea, ser el presidente de una asociación o federación nacional”.
Si bien no fue anunciado oficialmente, crece la versión de que el grupo de exjugadores reunido en la sede del Corinthians vuelva a hacerlo antes de fin de año, probablemente en Punta del Este.
Es dudoso, por no decir casi imposible, que algún club argentino envíe emisarios a tal encuentro, supuestamente a ser realizado en suelo uruguayo, el mismo de donde es oriundo Figueredo, otro dirigente vinculado estrechamente a Julio Grondona.
No fue así durante la reciente visita al Papa en el Vaticano, un día antes del amistoso ganado por Argentina a Italia (2-1) en Roma, el 14 de agosto pasado. En esa ocasión, la nutrida delegación dirigencial afista orilló el medio centenar. Según la escueta información de prensa, se trató de una invitación de la federación italiana, aunque no hubo notificación oficial al respecto. Quizás, los mismos dirigentes argentinos ausentes la semana pasada en San Pablo, sí estén en Brasil entre junio y julio 2014, durante el próximo Mundial.