Pocas palabras bastan para nuestro programa.
Cuando la sinceridad, la lealtad y la justicia animan la intención, puede expresarse el propósito en palabras breves y sin ese ropaje de la retórica que tantas veces oculta propósitos tachables.
Venimos al campo de la prensa dispuestos a defender con enérgica decisión los intereses de la provincia, y al hacerlo, buscamos agrupar a todos los que amen su autonomía y se interesan por su verdadero progreso y su verdadero bienestar; aquel progreso y aquel bienestar que se desenvuelven al impulso de todos los nobles sentimientos del patriotismo.
Lejos de nosotros levantar bandera de odios y pasiones locales que fueron moderados y destruidos por la razón pública y el claro criterio de las últimas generaciones, robusteciendo los vínculos que unen a los Estados argentinos.
Pero no lejos de defender el caro suelo natal de toda injerencia extraña que ve en él tan solo campo abierto al lucro que no admite barreras y que todo lo subordina a sus intolerantes exigencias.
Todos caben en el espacio amplio, ofrecido a los esfuerzos del trabajo humano, y los hijos de todos los pueblos argentinos están bien entre nosotros acompañándonos en la lucha diaria de la existencia.
Pero exigimos y exigiremos, ante todo, respeto por esta tierra y por sus hijos, que tan generoso albergue ofrecen a los hijos de las provincias hermanas, combatiendo toda imposición que venga a gravitar sobre ella sin títulos legítimos.
Los Andes viene al debate de la prensa a defender los intereses y la autonomía de la provincia.
Nace del seno del pueblo y se dispone a vivir con el aliento popular, atravesando con igual serenidad los días plácidos como las noches tormentosas que encuentre en su camino para defender con tesón infatigable las libertades públicas.
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Los Andes ofrece sus columnas a todos cuantos aman la provincia y sus progresos y se hará por tanto un honor en albergar en ellas a todo esto, a todo deseo que pretenda, ya de la Ciudad, ya de los Departamentos de campaña, venir a expresar una necesidad sentida y a buscar su satisfacción...
Fragmento de la nota editorial del 20/10/1883