Se lo debía a los hinchas, pero también a si mismo. El plantel entendía que había una deuda pendiente tras la caída frente a Talleres de Córdoba y ayer fue una buena oportunidad para saldarla. De local no se podía dar más ventajas y se repuso a puro fútbol y goles.
Al minuto nomás ya lo ganaba con ese tremendo remate de media distancia de la “Joya” Jofré, simplificando el juego desde ese momento y quitándole a su equipo la mochila con que llegaba al duelo de ayer. No fue casualidad que el gol llegará desde esa posición. Por izquierda lastimaba el “Cruzado” y a espaldas de los volantes centrales visitantes había espacio para aprovechar.
Sin embargo, defensivamente todavía tiene desatenciones este Maipú y casi le cuestan caro. Primer debió revolcarse Gómez para tapar una jugada que el mismo había iniciado erróneamente. Luego fue Carloni quien la tiró por arriba cuando tenía todo el arco a su disposición.
Durante la semana la preocupación pasaba por la gran cantidad de ocasiones de gol que desperdiciaba este equipo. Ayer fue bien diferente. Un centro bajo de Sacripanti encontró la pierna de Gogna, quien pretendía despejar, y el balón terminó adentro del arco. En los dos primeros ataques a fondo, el once de Villafañe ganaba y traía tranquilidad.
Jofré seguía apareciendo sobre la izquierda y se sumaba al circuito ofensivo que conformaban Sacripanti y Gigena. La movilidad de los puntas fue determinante para provocar un caos en la defensa rosarina, que nunca entendió la forma en que debía achicar los espacios.
En el segundo tiempo, las ocasiones de gol siguieron siendo ampliamente favorables para el local, pero los espacios ofrecidos por la visita no siempre fueron bien aprovechados y las réplicas sobre la valla de Gómez hicieron temer a los hinchas presentes. Es el punto que deberá pulir Villafañe y su cuerpo técnico.
El equipo siempre sostiene el golpe por golpe, aún cuando gana por una clara diferencia. Y en ese juego vertical, no siempre encuentra la precisión para romper la línea rival y queda expuesto. Claro que contrarresta con el tremendo poder de sus jugadores más creativos. Ahí está el diamante, la “joya” a pulir.
En tiempos de mucha tecnología, ayer Deportivo Maipú dejó inaugurado su cuatro G: ganar, gustar, golear y gozar.