Estar atentos ante cambios de conducta de los hijos, especialmente durante la pubertad y la adolescencia,preguntar, compartir tiempo con ellos, no juzgarlos, son algunas de las acciones que los padres pueden realizar para prevenir el suicidio, coincidieron especialistas al conmemorarse este domingo el Día Mundial para la Prevención de la muerte autoinflingida.
El juego de la Ballena Azul, la serie de Nextflix 13 Reasons Why (Por 13 razones) y la reciente noticia del suicidio de una alumna del Colegio Nacional de La Plata colocaron al tema de la muerte autoinflingida especialmente en la población adolescente dentro de la agenda de los medios de comunicación durante 2017.
"Hablar del tema con nuestros hijos a partir de la noticia puede ser muy bueno, evitar el tabú. Ahora bien, eso no implica que como padres estemos ante cualquier cambio pensándolo como una opción, porque entonces también podríamos inducirlo", sostuvo a Télam la médica y psicoanalista Felisa Lambersky.
Evitar la psicosis pero sin dejar de estar atentos es la forma de acompañar a los hijos que estén transitando alguna dolencia: "La prevención es posible siempre, y la primera clave es el diálogo, durante toda la vida pero sobre todo en la pubertad y adolescencia", sostuvo la especialista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
Lambersky apuntó que "diálogo no es un interrogatorio, sino compartir realmente un momento. Si en la cena familiar uno como adulto cuenta alguna situación que vivió durante el día, es probable que habilite una charla más fácilmente que si sólo le hace preguntas al chico".
"Hay conductas que son propias de los adolescentes como encerrarse en su pieza con la música alta, contestar mal, irritarse por cualquier cosa, pero el tema es el límite de eso, ver si alguna de esas conductas se exacerba y tratar de comprender antes que juzgar", completó.
En el mismo sentido, el médico psiquiatra Horacio Vommaro sostuvo que "algunos indicadores que pueden dar las personas que atraviesan una situación de riesgo es la retracción de los vínculos sociales, el aislamiento y también la irritabilidad con los más cercanos como familiares y amigos"
"A su vez, las alteraciones en el ciclo del sueño -dormir durante el día y estar despierto por la noche- y la anhedonia o pérdida del deseo, son también signos de alarma a los que debemos prestarle atención. Lo mismo cuando hay reiteradas alusiones a la muerte, amenazas de suicidio o sentimientos de angustia y desesperanza", señaló el especialista.
Vommaro, director de Psiquiatría y Salud Mental de Instituto de Neurociencias de Buenos Aires (INEBA), recordó que ?en la prevención del suicidio hay que tener en cuenta la modalidad clínica con la que se presenta; en ningún caso hay que banalizar el intento suicida, ya que el 20% de las personas que lo intenta una vez, vuelve a realizarlo al cabo de un año y el 50%, luego de cinco".
En cuanto a las señales, en el documento "Todos podemos prevenir un suicidio" del Centro de Asistencia al Suicida de Buenos Aires (www.casbuenosaires.com.ar), además de las ya mencionadas el organismo destaca algunas expresiones como "quisiera desaparecer", "me quiero ir de viaje y no volver más" o simplemente "estoy cansado de todo esto" que pueden ser indicadores de un pedido de ayuda.
"Una vez detectada algunas de estas situaciones es importante pedir ayuda lo más tempranamente posible y recurrir a una consulta con un profesional a pesar de la reticencia que se expresa frecuentemente. A su vez, los familiares y amigos deben acompañar con cariño y paciencia, contener y no exigir a la persona que salga de ese estado de manera repentina", aseguró Vommaro.
En referencia a la ayuda profesional, Lambersky indicó que "si en principio la o el joven se niega a ir a un psicólogo, lo ideal es no obligarlo, sino seguir dialogando, ofrecerle ir con él; y sino, ir los padres a un especialista y comenzar a trabajar cómo abordarlo".
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en el mundo se suicidan por año un millón de personas, es decir, que se registra una tasa de 16 por 100 mil.
El suicidio es una de las tres primeras causas de defunción en el grupo de personas de entre 15 y 44 años y es la segunda causa de fallecimientos en el grupo de niños y jóvenes de entre 10 y 24 años.
Argentina se ubica en tercer lugar entre los países de la región por su tasa de suicidios, con 14,2 muertes por cada cien mil habitantes, y está entre las naciones con mayores tasas a nivel mundial, de acuerdo con el último informe de la OMS.