El martes es el Día del Trabajo, o del trabajador si usted lo prefiere, aunque por la cantidad de deslaburantes debería ser el Día del Desocupado. Es que, el trabajo, se ha hecho el objetivo fundamental de numerosas familias de nuestro país.
No digo un buen trabajo ni un trabajo menor, ni siquiera un trabajo decente, no: simplemente un trabajo, cualquiera que sea; algo que permita recuperar la dignidad a tanta gente que ve pasar la comitiva del bienestar económico, sentado sobre el ripio de la banquina.
Decía Hernández: El trabajar es la ley / porque es preciso alquirir / no se pongan a sufrir/ una triste situación / sangra mucho el corazón/ del que tiene que pedir. Discúlpeme don Fierro, querido compañero de la UOM, pero ése no es el caso. El caso es que no hay laburo. El laburo se está tornando en una especie en extinción.
Por su parte Atahualpa decía en el Payador perseguido: El trabajo es cosa buena / es lo mejor de la vida/ pero la vida es perdida/ trabajando en campo ajeno/ que unos trabajan de trueno/ y es pa´ otros la llovida.
Discúlpeme, Don Ata, pero eso era en la época en que el trabajador protestaba por los grandes privilegios del patrón que le sacaba el jugo y no le dejaba ni probar las semillas.
Hoy su verso está desactualizado porque como no hay trabajo tampoco hay patrón. El patrón es la nada. Vayan a protestarle a la nada, ahora.
La explotación de la clase laburante siempre se hizo acreedora de las protestas de los explotados pero, como siga así la mano, uno va a implorar que alguien lo explote.
La CGT va a pasar a ser la CGD, Confederación General de Desocupados. La desocupación ya no es una desocupación galopante porque se ha morfado hasta el caballo.
El Indec tiene miedo a salir a medir porque cada vez se agranda más el índice. Si el índice es así cómo será el pulgar.
La desocupación es un fenómeno mundial - dicen algunos funcionarios como si estuvieran diciendo algo que los salve-. ¿Y con eso qué? La gripe también es un fenómeno mundial y no por eso vamos a dar una medalla al virus.
Lo que están diciendo es algo mucho más duro y más cruel, aunque ellos no se den cuenta. Están diciendo que a los nuevos modelos económicos que imperan sobre el planeta, parece no importarles un corno que la gente quede sin trabajo. Es como una condición indispensable para el éxito de sus planes, para el bien de sus negocios.
Nos quieren hacer creer que están preocupados por la desocupación pero no es así. La desocupación es, de alguna manera, la condición indispensable para que triunfen sus planes.
Para ellos no es un mal, es una consecuencia natural. A veces todo este mal habido asunto parece la entronización de un nuevo orden mundial: el de la discriminación.
No hay lugar para todos en este mundo, así que vamos a tener que ir reduciendo el personal. O en todo caso: no hay trabajo en este mundo, pruebe en el mundo que viene. Todos los hombres nacen iguales pero parece que ese problema, por ahora, no ha podido resolverse.
Claro, como esta gente desocupada todavía vota, cosa que tienen que corregir con el tiempo, es un descuido que los desocupados todavía voten; pero como todavía lo hacen, entonces, los gobiernos de los distintos colores y niveles inventan planes sociales, leyes propiciatorias, y prometen obras y juran terminar con la desocupación. ¡Minga dijo la jeringa! No pueden hacerlo, porque terminar con la desocupación sería cambiar el plan que han adoptado y eso no se toca. El Fondo jamás lo permitiría.
El martes es el Día del Trabajo o del trabajador, como le guste. Ojalá que en algún año venidero, puedan celebrarlo todos.