En Argentina mueren anualmente, aproximadamente, 1.800 mujeres y en Mendoza alrededor de 60 mujeres por cáncer de cuello de útero, siendo esta una enfermedad altamente prevenible. Hoy, 26 de marzo, es el Día Mundial de la Concientización contra el Cáncer de Cuello Uterino.
El cáncer de cuello uterino es provocado por el virus del papiloma humano (VPH). Se calcula que el 70 a 80% de la población está afectada por este virus. En la mayoría de los casos, cura espontáneamente, pero si persiste, los cambios celulares que produce, pueden evolucionar al cáncer. Desde el momento de su contagio, el virus, puede producir lesiones precancerosas (llamadas precursoras), que hasta que evolucionan al cáncer, pasan aproximadamente 10 años. En este período, mediante la citología (prueba de Papanicolaou), colposcopía y/o detección viral, se pueden detectar lesiones producidas por el virus, asintomáticas, antes de la aparición del cáncer.
A esto se le llama tamizaje (screening). Una vez diagnosticada la lesión precursora, mediante un tratamiento sencillo, se logra la detención de la enfermedad.
Toda mujer, indistintamente de su raza o condición social, puede ser afectada por el virus, pero el cáncer se desarrolla, mayormente, en aquellas pacientes que no se realizaron las pruebas de tamizaje. Actualmente la OMS considera al cáncer de cuello uterino como una enfermedad de la pobreza, porque afecta predominantemente a aquellas mujeres que no tienen acceso a la salud, por imposibilidad, falta de transporte, desconocimiento o falta de conciencia en su prevención. La mujer afectada por esta enfermedad, generalmente es madre de muchos hijos, muchas veces sostén de familia y su muerte deja a esos niños en riesgo de vulnerabilidad social, lo que a su vez retroalimenta la pobreza. Es por esto que la lucha contra el cáncer de cuello uterino es una lucha directa contra la pobreza.
La prevención primaria comienza con la vacunación de las niñas de 9 a 14 años antes de que inicien su vida sexual. Otras intervenciones preventivas recomendadas por la OMS, destinadas a chicos y chicas, según proceda son: educar en materia de prácticas sexuales seguras y retrasar el inicio de la actividad sexual, promover el uso de preservativos y suministrarlos a quienes ya hayan iniciado su vida sexual, advertir contra el consumo de tabaco, que a menudo comienza en la adolescencia y es un factor de riesgo importante de cáncer de cuello y de otros tipos.
Las mujeres deben saber que, tanto en la salud pública como privada, es su derecho y deber, realizarse las pruebas de tamizaje, sin necesidad de orden médica previa, siempre y cuando estén comprendidas en el rango de edad (según el Instituto Nacional del Cáncer, entre los 25 y los 65 años). Es deber de las autoridades de salud bregar para la concientización en la prevención de esta enfermedad, pero también de la comunidad médica, de los medios de comunicación, de las obras sociales, ONGs, las familias y población en general. ¿Se acuerdan cuando Tita Merello decía “muchacha hacete el Papanicolaou”? ¡Necesitamos muchas Tita Merello!
El cáncer de cuello de útero puede ser combatido muy eficazmente y disminuir sensiblemente su incidencia en poco tiempo, si tomamos conciencia de la importancia de la prevención y aplicamos los recursos disponibles.