El jefe de la barra brava de Boca Juniors, Rafael Di Zeo, y otros cinco cabecillas, entre los que también se encuentra Mauro Martín, siguen presos en Paraguay, a pesar de pagar el costo de los daños ocasionados durante los disturbios que unos 237 hinchas protagonizaron en la capital de Asunción antes y después del partido con Cerro Porteño, por los octavos de final de la Copa Libertadores de América, y aún no se estableció la fecha para sus respectivas liberaciones.
El abogado de Di Zeo, Diego Storto, le confirmó a Télam que su cliente y los otros cinco barras "siguen presos" en Paraguay, al tiempo que aclaró que aún "no hay una fecha establecida" para sus liberaciones.
"No hay ninguna novedad y no sé si las habrá en las próximas horas. Por el momento siguen todos presos y no puedo confirmar cuándo recuperarán la libertad", sintetizó Storto.
El asesor legal ayer había descartado que la presentación de hoy -frente a la ausencia de una causa penal por los disturbios- sería "un éxito" y que tras el pago de "unos ocho mil dólares" por los daños provocados a los vecinos del barrio San Felipe, donde 'La 12' hizo estragos tras enfrentarse con un sector de la hinchada de Cerro, "solucionarían la situación". Sin embargo, esto no fue así ya que los seis continúan detenidos en Asunción.
Un total de 237 hinchas de Boca, que se trasladaban en cuatro ómnibus por Asunción, quedaron detenidos tras el partido en el estadio Defensores del Chaco, acusados de destrozos y robos a los vecinos de un barrio de emergencia en la capital paraguaya. Al momento de hacer la requisa, la policía local incautó armas blancas, drogas y bebidas alcohólicas, según informó el fiscal Aldo Cantero.
El viernes por la noche fueron expulsados del Paraguay 231 barras, pero seis de ellos continuaron en prisión (Di Zeo, Martín, Sebastián Saravia, Elvio Sosa, Jesús Vedoya y Federico Pinochieto), tras ser considerados los máximos responsables de las acciones vandálicas.
Storto defendió la inocencia de los hinchas de Boca presos, al explicar que los disturbios se produjeron como respuesta a una agresión inicial de la barra de Cerro Porteño. Además, reveló que la policía local cometió "un error de logística al hacer circular los micros de Boca por una zona que no estaba prevista inicialmente".