En la noche de este miércoles concluyó el juicio por el crimen de Julieta González (21), asesinada en septiembre del 2016. El sospechoso, Andrés Di Césare (26), fue condenado a 18 años por los jueces Jorge Coussirat, Mauricio Juan y María Alejandra Ratto.
Durante la tarde se realizaron los alegatos, en donde la fiscal Claudia Ríos y la parte querellante solicitaron prisión perpetua para el acusado, mientras que su defensa fue por la absolución en primer término. En subsidio, los abogados Fernando Lúquez y Pablo Cazabán plantearon la posibilidad de que sea condenado por un homicidio simple (tiene penas de 8 a 25 años), es decir, sacando el agravante de la violencia de género y del vínculo, que fue lo que finalmente decidieron los magistrados.
Di Césare había llegado a juicio imputado por homicidio agravado por el vínculo y por violencia de género, delito con pena única de perpetua. La sentencia causó sorpresa en Tribunales y los abogados querellantes ya adelantaron que apelarán en la Suprema Corte de Justicia.
El caso y las pruebas
Julieta desapareció el 21 de septiembre de 2016. Su cuerpo fue encontrado maniatado en Cacheuta, cerca del penal Almafuerte. Fuertes golpes fueron la causa del deceso.
Poco tardó la Policía en detener a Di Césare como sospechoso, ya que era conocida la relación entre ellos y, de a poco, las pruebas lo fueron implicando: los forenses encontraron su ADN en las uñas de la víctima -signos de defensa-; en su celular había búsquedas en Internet de cómo deshacerse de un cuerpo y consultando si un feto perduraba para un cotejo genético. Esto porque la joven le habría dicho que estaba embarazada de él. Además, sangre de la chica se encontró en el auto del detenido.