En los pasillos de la Casa de Gobierno no se habla de otra cosa: la famosa “transición”, con sus interminables idas y vueltas, sus dimes y diretes y sus acusaciones y contra acusaciones entre oficialismo y oposición. Que el “presupuesto sí, presupuesto no”, que la millonaria deuda de la OSEP con los prestadores de salud y -a su vez- la del Estado con la obra social.
Mientras tanto, más lejos del Barrio Cívico, un grupo de mendocinos aguarda una resolución para un conflicto que parece estar empezando a hacer ebullición. Es que la deuda y la no actualización de los aportes de la obra social para la atención de aquellas personas que presentan alguna discapacidad han complicado el panorama de los institutos y dependencias que trabajan en el acompañamiento terapeútico de estos ciudadanos.
Durante los últimos días, autoridades del instituto Thadi (Taller Hogar de Actividades Diferenciadas) -referente en el trabajo con personas con discapacidades en la provincia- comenzaron a contactarse con los familiares de 25 residentes y concurrentes con los que trabajan -y que cuentan con OSEP-, consultándolos sobre la posibilidad de pasarlos a otra obra social.
“Nunca transferimos este tipo de problemas a los papás, no es nuestra política. Pero ya hemos agotado todas las instancias posibles a nivel administrativo. Estamos en una etapa de diálogo, precisamente averiguando si alguien más en estas familias tiene otra obra social a la que puedan pasarse. No significa que vayamos a dejar de recibir OSEP a estas 25 personas, sino que estamos viendo la forma de ayudar a los padres”, destacó Paola Pedroza, directora ejecutiva de Thadi.
En esta institución, por mes se pierden cerca de 70.000 pesos por el desmedido retraso de OSEP para pagar, sumado al incumplimiento de los aranceles actualizados (por ley nacional) por la prestación de estos servicios.
“Este mismo problema lo tiene OSEP con todas las instituciones que trabajan con estos chicos. Es algo que dentro de la Asociación de Institutos Educativos Privados Especiales Argentinos (Aiepesa) hemos detectado y por lo que estamos reclamando”, destacó Pedroza.
“Estoy intranquila, la verdad. No sé qué hacer. Me han dicho que quieren tratar de arreglar con nosotros, pero yo no puedo salir a buscar otro instituto ahora para mi hijo. Hace dos o tres años intenté pasarlo a PAMI, pero no pude. Estoy en medio de un tratamiento con OSEP, por lo que no puedo tramitar el cambio de obra social ahora”, destacó preocupada Viviana Sabatini, una lujanina madre de Juan Pablo (21), uno de los chicos que asiste a Thadi y que cuenta con OSEP.
Los representantes de estas instituciones serán recibidos mañana en la Legislatura, con la idea de buscar una solución a este prolongado problema.
Incertidumbre
Juampi presenta un retraso madurativo de desarrollo. Toda su familia es afiliada a la obra social estatal y asiste al centro educativo terapeútico de THADI, conocido popularmente como Instituto Dar Amor.
“Hace una semana me llamaron los directivos del lugar y me preguntaron por la posibilidad de cambiar de obra social, justamente porque OSEP no está pagando de forma correcta la prestación desde fines del año pasado. Lo que no entiendo es por qué desde la obra social me siguen haciendo firmar una planilla mensual por 8.000 pesos. Hoy por hoy se me hace imposible siquiera pensar en cambiarme de obra social, con todo lo que me costó que pudieran incluir a mi hijo”, destacó Viviana, madre de Juampi.
“A Juan Pablo le quedan tres años en el instituto, no puede quedarse sin lugar ahora. ¿Dónde consigo otro que tenga lugar?”, se preguntó la mujer, insistiendo en que la vez que intentó pasarse a PAMI no pudo concretarlo.
“No sé qué va a pasar ni qué vamos a tener que hacer, porque me llamaron para contarme que los padres vamos a tener que ir a OSEP para ver cómo sigue esto. Me parece hipócrita que justamente la OSEP culpe a la ‘población enferma’ del déficit en el que están, deberían hacerse cargo”, sintetizó a su turno Marcela, madre de Matías (17). Este adolescente también asiste al centro terapeútico ubicado en Carrodilla.
Thadi es una institución civil sin fines de lucro, que se sostiene en base a los aportes que hacen las obras sociales de cada una de las personas que atienden. Hace 53 años trabajan con personas que presentan alguna discapacidad y cuentan con tres tipos de servicio: hogar, centro de día y centro educativo terapeútico. Cada uno apunta a una educación y una propuesta distinta.
“La Ley 24.901 (de Discapacidad) diferencia los tipos de servicio y describe qué contempla cada uno. Según el servicio que se brinda, es el arancel que paga la obra social. Las obras sociales nacionales pagan normalmente con una mora de entre 60 y 90 días, pero lo hacen y reconocen todo el valor. Con OSEP hay tres problemas, que son por los que reclamamos. El primero es que tiene un retraso de siete meses para pagar, por lo que recién estamos cobrando diciembre del 2014.
Además, demoran la emisión de las órdenes -algo imprescindible para poder facturar-, y eso también retrasa los pagos. Tampoco se están cumpliendo las actualizaciones de aranceles dispuestas por resolución nacional (la Ley 8.373 es la que fija los aranceles por cada prestación). Estamos desfasados dos resoluciones en comparación con lo que pagan otras obras sociales, ya que no se reconocen. Entre todos estos problemas, OSEP nos está pagando sólo 78% del valor de las prestaciones, por lo que 22% lo absorbemos nosotros. Perdemos casi 70.000 pesos mensuales, 840.000 al año”, destacó Pedroza, de Thadi.
Entre sus tres servicios, el taller trabaja con casi 190 personas con discapacidades y cuenta con 110 empleados en su equipo.
“OSEP dice que adhiere a la Ley Nacional de Discapacidad e, incluso, prestamos nuestras instalaciones para que hicieran el anuncio de adhesión en su momento. Sin embargo, adhieren en lo que tiene que ver con los servicios que ofrece, pero no en lo que se refiere a aranceles. Así no se puede”, sintetizó Pedroza.
