La Policía turca detuvo ayer a 13 sospechosos, entre ellos tres extranjeros, tras los atentados suicidas en el aeropuerto de Estambul.
El balance de muertos aumentó a 44 y los heridos más de 220, según la agencia estatal Anadolu, tras la matanza provocada el martes en el aeropuerto internacional Ataturk por tres terroristas suicidas, muy probablemente relacionados, según Ankara, con el grupo yihadista Estado Islámico.
Un alto responsable explicó que los suicidas venían “de Rusia, de Uzbekistán y de Kirguistán”. De las 44 personas que perdieron la vida en este ataque, 19 son ciudadanos extranjeros, según el ministro Efkan Ala.
Ayer se conocieron más detalles de cómo se produjeron los ataques. El primer ministro Binali Yildirim explicó que “los terroristas, después de intentar pasar los controles de seguridad” justo en la entrada de la terminal, cambiaron de opinión y “volvieron con ametralladoras que sacaron de sus maletas antes de pasar los controles disparando indiscriminadamente contra la gente”.
“Uno de ellos se hizo explotar en el exterior” y “los otros dos aprovecharon el pánico, entraron al aeropuerto y se hicieron explotar”, dijo.
Un funcionario turco cercano a la presidencia, que no quiso revelar su nombre, proporcionó otra versión. Primero una explosión tuvo lugar cuando un suicida entró en el vestíbulo de llegadas tras ser herido por un guardia se hizo estallar.
Después, un segundo, aprovechando el pánico, entró y subió a salidas, donde accionó su carga.
Finalmente, el tercero que esperaba fuera se explotó. Ayer, el atentado aún no había sido reivindicado por ningún grupo y las autoridades turcas todavía no identificaron a los atacantes.