El fiscal de La Plata Fernando Cartasegna dijo hoy tener "todos los elementos" necesarios para allanar la casa de una docente acusada, junto a su esposo septuagenario, de integrar una banda dedicada al tráfico de pornografía infantil y destacó que "lo más triste es que detrás de cada imagen, hay un abuso".
"Teníamos todos los elementos para allanar, teníamos las imágenes que se habían transferido y los chat correspondientes y lo que fuimos a buscar fue el material informático", expresó Cartasegna.
Una profesora de Historia y su marido fueron detenidos en su casa de la localidad de Punta Lara, partido de Ensenada, procedimiento en el que también se apresó a otros dos hombres, pero en una vivienda de San Isidro, todos acusados de tráfico de pornografía infantil.
La docente que dicta clases de Historia en la escuela media número 2 de Ensenada, y su esposo, un jubilado de 71 años, cuyas identidad no fue proporcionada, fueron apresados en el interior de su vivienda , ubicada en las calles Almirante Brown y 98 de Punta Lara.
Allí, la policía secuestró tres notebooks, un Ipod, 150 CD y DVD, tres discos eternos, dos computadoras de escritorio, dos vibradores, gel íntimo y una bolsa con juguetes.
La investigación se inició en el 2014, cuando la fundación The National Center for Missing & Exploited Children de Estados Unidos detectó un intercambio de material fotográfico pornográfico que involucraba a menores de edad desde las ciudades de San Isidro y Ensenada.
Tras darse intervención a la fiscalía penal platense a cargo de Cartasegna éste pidió la colaboración al área Ciber Crimen de la policía bonaerense, quienes corroboraron la ubicación de la IP que aparecían involucradas en este delito.Finalmente, se dispuso el allanamiento de la vivienda de Punta Lara y otra de San Isidro procediéndose a la detención de la pareja y otros dos hombres, de 46 y 47 años, respectivamente, cuyas identidades tampoco fueron brindadas.
Según la investigación, la docente chateaba con los hombres domiciliados en San Isidro e intercambiaba material pornográfico con menores de edad de entre 2 y 15 años de edad.
Al respecto, Cartasegna, en declaraciones a radio Provincia, sostuvo que "lo más triste es que detrás de cada imagen, hay un abuso" y remarcó que "estos casos encierran una historia donde la vida le ha jugado una mala pasada a un niño que se ha cruzado con un depredador".
Preguntado sobre si existe un perfil de este tipo de consumidores, el funcionario judicial respondió que "puede ser un anciano que en teoría no sabe manejar ninguna computadora y finalmente maneja tres a la vez, hasta este caso de docentes, o un chico que da clases o una persona que trabaja al lado nuestro todos los días".
"Para mantener esta industria de pornografía infantil, hay que abusar de chicos", concluyó.