Un joven que está sospechado de haber matado a su novia al arrojarla desde un cuarto piso en la ciudad de San Miguel de Tucumán tras una discusión fue detenido hoy luego de que en principio por las declaraciones del sospechoso se había considerado que la mujer se había suicidado, informaron fuentes judiciales.
El hecho ocurrió el pasado viernes en un edificio ubicado en la calle San Juan al 800, en la mencionada capital provincial, desde donde cayó Ana Ríos (26), una estudiante universitaria jujeña, quien luego fue trasladada de urgencia al hospital Padilla, donde permaneció internada en terapia intensiva hasta que finalmente murió el domingo.
Según la versión inicial del ahora detenido Facundo Gonzalo Guerrero (26), también nacido en Jujuy, su novia había decidido quitarse la vida porque estaba deprimida y aseguró que su estado se debía a que había sido despedida de su trabajo y que no tenía dinero suficiente para abonar una deuda con la tarjeta de crédito.
También Guerrero dijo que estaba de novio con la joven estudiante de la carrera de veterinaria desde hacía seis años, contó que la relación era totalmente normal y negó que se haya producido una pelea.
Tras su declaración, la fiscalía X de Tucumán decidió dejarlo en libertad, pero se le prohibió abandonar la provincia hasta que se conocieran los resultados de las pericias y se tomara declaración a testigos para confirmar o descartar sus dichos.
En el día de hoy, el padre de la joven declaró que su hija había sido agredida por Guerrero en reiteradas oportunidades, lo que puso en duda, junto a otros indicios, la coartada del novio.
Por otra parte, otras personas que declararon sostuvieron que Guerrero habría tenido problemas de adicciones, mientras que fuentes policiales señalaron que habría dado positivo un análisis toxicológico que se le realizó al joven.
También el dueño del bar donde trabajaba la fallecida Ríos se presentó a la fiscalía y desmintió categóricamente haberla despedido, además de asegurar que habían quedado en verse el viernes por la noche para que cumpliera su tarea habitual.
Los investigadores aparentemente consideran que la joven no se habría suicidado sino que su novio la arrojó al vacío durante una discusión y por eso se ordenó la detención de Guerrero, en lo que se considera un posible caso de femicidio.
Asimismo, el representante legal de la familia de la joven estudiante confirmó que era imposible que ella tuviera una deuda con una tarjeta de crédito, ya que sólo tenía una extensión del plástico de la familia.
"Sus padres eran los encargados de abonar el resumen todos los meses y no tenían problemas financieros", indicó el abogado Mussi, quien aseguró que "ella estaba feliz, llena de proyectos y quería terminar cuanto antes su carrera para volver a su provincia natal".
Por su parte, Andrea Liquín, representante de la "Casa de la Mujer Norma Nassif", sostuvo que descartan "prima facie que Ana se haya quitado la vida" y creen que están "ante una situación clara de violencia de género".
En tanto, el hermano de la víctima, Marcos Ríos, contó que "ellos eran novios desde la secundaria" y que Guerrero "aparentaba ser un muchacho tranquilo y amable", pero que luego se enteraron de "que sólo era así cuando estaba sano".
"Cuando consumía alcohol o algún tipo de droga se transformaba y era muy celoso, al punto que nos enteramos que hubo muchos episodios de violencia en la relación", agregó.
A su vez, una compañera de la joven, Sofía Bolea, indicó que "el viernes" les "avisaron que estaba en terapia intensiva y, según el novio, ella le había dicho te amo antes de arrojarse por el balcón porque la habían corrido del trabajo".
"Sin embargo, después eso se desmiente ya que los mismos dueños del bar donde trabajaba confirmaron que seguía en su cargo, que la esperaron el viernes pero nunca llegó", concluyó.