“La Patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene...”. La frase de José de San Martín, escrita hace casi 200 años, se encuentra enmarcada en uno de los ingresos a una cuadra similar a la que sirvió de cárcel clandestina de cientos de personas durante los años ‘70.
Ayer, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 1, con la presencia del juez Raúl Fourcade, recorrió el VIII Comando de Montaña de calle Boulogne Sur Mer , aunque la mayoría de las instalaciones han desaparecido, destruidas por el terremoto del ‘85, y otras tantas han sido modificadas en su estructura.
Pese a ello, Daniel Tagarelli, Luis Toledo, Oscar Guidone y Mario Gaitán aportaron sus testimonios sobre el tiempo en que estuvieron detenidos.
Dentro de un extenso terreno y viejas construcciones, la comitiva -que además integraron el ministerio fiscal y las querellas-, identificó un edificio separado del resto, donde funcionaba una central de radio, como el lugar donde los detenidos eran torturados, después de ser “colgados” del techo.
Y si bien se mencionaron varios nombres de represores, sobresalieron los del teniente Dardo Migno, hoy de 62 años (dos condenas, cumple arresto domiciliario y sigue este juicio desde Rosario), como “el jefe” máximo de la Compañía; además del sargento Peralta (a cargo del lugar) y a Pagella, que siempre andaba de civil y era uno de los torturadores.
"Tené paciencia, hijo..."
Fue Oscar Guidone quien afirmó que mientras estuvo detenido “aquí me casé con Carmen Prado”. Tras lo cual recordó que la ceremonia se hizo en el despacho de Migno, mientras que el acto religioso se concretó en la capilla del hospital Militar y estuvo a cargo del capellán Rafael Rey. Y después de pedir al Tribunal que el hoy monseñor sea citado, manifestó categóricamente que “él debía conocer todo lo que pasaba” y por eso nos daba ánimo y muchas veces nos decía “tené paciencia, hijo. Dios sabe lo que hace”.
Días de terror
Los testimonios se sucedieron a lo largo de un par de horas. Explicaron que el predio, como si fuera un campo de concentración, “estaba cercado con alambres de púas, con ametralladoras de pie en cada esquina y con grandes reflectores”.
También recordaron que hubo un simulacro de fusilamiento contra una pared (hoy inexistente) y varios días de torturas que incluyeron la picana eléctrica a manivela para aumentar el voltaje.
Dieron detalles de la ubicación de las cuadras (caídas o destruidas) y que en uno de los baños (ubicados en los extremos), muchas veces eran “preparados”. Es decir, les vendaban los ojos y esposados eran subidos (por conscriptos) a camiones y daban “un paseo”, aunque piensan que nunca salieron del predio.
El final para la mayoría fue un traslado hasta el penal de Boulogne Sur Mer, donde subían a otros detenidos y juntos eran llevados hasta El Plumerillo. Ahí, en un Hércules 130, eran trasladados a Buenos Aires, donde continuaron detenidos.
La continuidad de este megajuicio estará dada hoy, cuando desde las 9.30, el Tribunal y las partes recorran las dependencias de la Comisaría Séptima, ubicada frente a la plaza de Godoy Cruz, donde también durante la última dictadura hubo detenidos.