Una nueva manifestación de los "chalecos amarillos", un movimiento surgido para protestar por la subida del precio del combustibles en Francia, acabó en enfrentamientos con la policía que se saldaron con un millar de detenidos y varias decenas de heridos, mientras las protestas se entendieron a Bélgica y Holanda.
Pese a los intentos de la policía francesa de contener la escalada de la protestas con un fuerte despliegue de seguridad y cientos de detenciones, la situación se salió de control por la tarde. En las calles de la capital francesa volvieron a verse automóviles ardiendo y negocios asaltados mientras los manifestantes intentaban levantar barricadas. Los manifestantes arrancaron las placas de madera con las que habían sido protegidos muchos negocios en los Campos Elíseos y los saquearon, informo la emisora BFMTV.
Heridos y detenidos
En toda Francia salieron a la calle unas 125.000 personas, 10.000 de ellas en París, según informó el canal France Info citando al Ministerio del Interior. Hasta ayer tarde se habían producido 1.385 arrestos. Sólo en París, 928 personas terminaron en prisión por los disturbios. Además, 974 continúan bajo custodia policial. Además hay 118 heridos (uno de gravedad), entre ellos 17 miembros de las fuerzas de intervención, según los últimos datos.
La Policía actuó incluso antes de las protestas en París: cientos de personas fueron detenidas alegando su intención unirse a un grupo que preparaba actos de “violencia contra personas o la destrucción de objetos”.
La Policía utilizó gas lacrimógeno en los alrededores de los Campos Elíseos, donde los manifestantes eran sometidos a una revisión de sus mochilas y bolsos para evitar que introdujeran objetos peligrosos. Los agentes también emplearon cañones lanza agua, después de que grupos de manifestantes intentasen levantar barricadas en el centro de la ciudad, según pudo verse en imágenes de televisión.
Durante la mañana los "chalecos amarillos" intentaron bloquear en varias ocasiones la autovía que rodea París, aunque las fuerzas de seguridad consiguieron contenerlos con rapidez y la situación se mantuvo tranquila. Los manifestantes también bloquearon numerosas carreteras en el resto del país.
Por cuarta vez
Se trata del cuarto fin de semana de protestas en todo el país. La semana pasada se produjeron violentos enfrentamientos cerca del Arco del Triunfo, dejando más de un centenar de heridos.
En este caso fueron movilizados 89.000 efectivos de seguridad en todo el país, 8.000 de ellos en París, reforzados por vehículos blindados de la Gendamería. Las estaciones de metro del centro permanecen cerradas, al igual que muchos comercios, que protegieron sus escaparates.
También fueron suspendidos seis partidos de fútbol de la primera división y permanecen cerradas varias atracciones turísticas, como la Torre Eiffel, el Museo del Louvre, la Ópera o las catacumbas.
Las protestas se extendieron a otras ciudades del país, en su mayoría en marchas pacíficas.
Ante las protestas, el presidente Emmanuel Macron anunció esta semana la suspensión de la subida de impuestos a la gasolina y el diésel durante 2019. Pero algunos cabecillas de los manifestantes insistieron en que de todas formas marcharían por París para exigir otras reformas, como mayores recortes de impuestos y subidas de salarios.
Trump
Las encuestas muestran un amplio apoyo ciudadano a los "chalecos amarillos". Incluso el presidente estadounidense, Donald Trump, manifestó su comprensión con las protestas, que vinculó al Acuerdo del Clima de París que Washington abandonó de forma unilateral. La gente no quiere pagar grandes sumas de dinero, "para quizá proteger el medio ambiente", señaló en Twitter.
Uno de los iniciadores de las protestas, Eric Drouet, llamó el viernes a manifestarse en las carreteras y autopistas que rodean las grandes ciudades, "donde no hay nada que romper o destruir" pero pueden "gritar" su indignación. A principios de semana Drouet había sugerido que los manifestantes se dirigirían al Palacio del Elíseo, la sede de la Presidencia y residencia oficial de Macron.
En tanto, las protestas de los "chalecos amarillos" se extendieron a otros países como Bélgica y Holanda.
En Bruselas se produjeron algunos enfrentamientos aislados entre la policía y los manifestantes, con un saldo de 400 detenidos. Unos 1.000 "chalecos amarillos" participaron en las protestas.
Unas 500 personas marcharon hacia el barrio de las instituciones europeas de Bruselas y chocaron con el cordón policial. Un pequeño grupo consiguió romper el bloqueo policial, provocando enfrentamientos en los que se lanzaron botellas contra los policías, que respondieron con gas lacrimógeno.
En tanto, varios cientos de manifestantes bloquearon una importante vía de tráfico en la zona europea. En una calle cercana la policía repelió con camiones lanzaaguas a varios cientos de manifestantes. En el este del país los "chalecos amarillos" bloquearon la autopista E40, que lleva a Francia, obligando a los conductores a desviarse por la ciudad de Adinkerque.
En Holanda protestaron varios cientos de personas contra la creciente brecha entre ricos y pobres. Pedían la dimisión del Gobierno del liberal Mark Tutte, la salida de Unión Europea (UE), una menor edad de jubilación y la abolición de las medidas de protección mediambiental.
Se organizaron manifestaciones en Rotterdam, La Haya, Maastricht, Eindhoven y Groninga. El primer ministro Rutte mostró comprensión ante los manifestantes, que en su opinión quieren mostrar su descontento por problemas como la migración y la caída del nivel de vida de la clase media. "Todos llevamos un chaleco amarillo", dijo Rutte, mostrándose dispuesto al diálogo.
Críticas
Mientras, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, criticó lo que consideró un "uso excesivo de la fuerza" contra los manifestantes mientras Steve Bannon, el ex estratega jefe Trump, consideró que los integrantes del movimiento son "exactamente el mismo tipo de personas" que votaron por el actual presidente estadounidense y por la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE), el "Brexit".