La mujer detenida el jueves durante un allanamiento en un prostíbulo de la Cuarta Este de Ciudad fue imputada ayer por el delito de trata de personas agravada por el número de individuos damnificados. Cuando le preguntaron su profesión declaró ser “empleada doméstica”.
Fermina Moreno (66) fue notificada ayer del delito por el cual está acusada y que la mantendrá presa en los calabozos de la U32, al menos por los próximos días: trata de personas agravada por el número de personas, delito que tiene una pena de 8 a 20 años de prisión. Básicamente, la Justicia cree que les cobraba un “canon” las trabajadoras sexuales por cada cliente que recibían en un hotel que está clausurado, ubicado sobre calle Federico Moreno al 2100.
Según su abogado, Alfredo Mellado, van a “pedir que se evalúe la salud mental y física” de Moreno.
Si bien no declaró, Moreno aseguró vivir en Guaymallén, limpiar casas y tener una jubilación de unos 5 mil pesos.
¿Solo limpia?
Un dato llamativo del hecho es que las trabajadoras sexuales aseguraron que Moreno “limpia” el patio de la casa donde ellas viven. Y que estaba “de casualidad” en el lugar cuando fue el allanamiento. Según las mujeres, Moreno no entra a sus viviendas sino que se limita a limpiar ese sector, siendo que se trata de un garaje pequeño, con contrapiso y materiales de construcción donde no hay mucho -si no es que nada- para asear.
Otro de los puntos llamativos es que algunas trabajadoras sexuales dijeron “no haberla visto nunca en su vida” mientras que otras contaron que es “la empleada” que se encarga del patio y que va varias veces por semana.
Además, todas aseguraron a Los Andes que cuando fue el allanamiento “estaban comiendo”, lo mismo que estaba haciendo Moreno cuando llegó la Policía, según les dijo a sus defensores. Ante estas declaraciones no es difícil darse cuenta de las varias contradicciones que hay en los relatos. Otra cosa llamativa es que hay dos puertas que comunican la casa de las trabajadoras con el hotel y que son construcciones hechas recientemente.
"Me prostituyo para beneficio de mi hija y mío"
“Nosotras seguimos trabajando y esta mujer (por Moreno) sigue detenida”, dijeron casi al unísono cinco mujeres colombianas y una argentina que ayer quisieron dar su versión de lo sucedido durante el allanamiento realizado el jueves en el edificio donde viven, sobre calle Federico Moreno al 2100.
Las trabajadoras sexuales se defendieron y trataron de hacer lo mismo con la imputada, aunque en el medio de sus relatos hubo varias contradicciones: una de ellas dijo que “los clientes que van a ese lugar se sienten más tranquilos porque pueden guardar los autos en el garaje y nadie los ve”.
En cambio, sus compañeras negaron recibir clientes en el hotel clausurado hace un año (también por trata), aunque de allí la Policía Federal sacó cientos de preservativos y documentación vinculada a la causa. También negaron usar ese edificio pero hay puertas hechas recientemente que comunican sus casas con el hotel. Además, un joven colombiano aseguró que llegó hace unos meses “para cuidar a las chicas”.
“Nosotras no le damos plata a nadie. Ganamos entre 10 mil y 20 mil pesos por mes. Trabajamos con nuestro cuerpo y nos quedamos con ese dinero. No somos víctimas”, aseguraron las mujeres.
Las familias de muchas de ellas no saben a qué se dedican por lo que pidieron no ser fotografiadas ni que se publiquen sus nombres. “Me prostituyo porque se me da la gana. Nos beneficiamos mi hija y yo, nadie más”, dijo una de las más jóvenes, que aseguró que hace eso porque no tiene oportunidad de trabajar en otro lado.