Durante la niñez, la audición es un sentido esencial para aprender a hablar, relacionarse, forjar un entorno social y un normal desempeño académico de la persona. En este sentido, una deficiencia auditiva, si bien no afecta las capacidades intelectuales del niño, puede representar un obstáculo para su educación e integración social. La detección temprana durante las primeras fases de aprendizaje es clave para lograr beneficios notables que mejoren la calidad de vida del niño.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor del 60% de las pérdidas de audición en la niñez se podrían evitar con medidas de prevención. Tanto padres como docentes representan un factor clave al momento de identificar de manera temprana alguna manifestación en el niño, como puede ser la dificultad para aprender el vocabulario, incorporar la gramática y otros aspectos de la comunicación verbal.
El ámbito escolar es el espacio en el que los síntomas se manifiestan con mayor claridad: un niño que demora en responder cuando se lo interpela, que no habla de manera clara, o que está distraído con frecuencia; estas pueden ser algunas manifestaciones de una discapacidad auditiva. Un simple examen de rutina para el ingreso escolar como es la audiometría, por ejemplo, puede probar si efectivamente ese niño tiene algún tipo de pérdida de la audición.
Ahora bien, cuando la pérdida auditiva es detectada y precisado su nivel de intensidad, es necesario realizar intervenciones que aseguren a los niños el logro pleno de sus potencialidades con rehabilitación y educación. Sin embargo, estos estímulos pueden lograr aún mejores resultados si se complementan con dispositivos de ayuda auditiva como los audífonos, el implante coclear, productos de alta tecnología que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo. Son herramientas que fomentan el desarrollo, mejoran las destrezas de comunicación y los ayuda a lograr sus objetivos de aprendizaje.
"La pérdida de audición en niños y niñas tiene una incidencia directa en su rendimiento escolar. Se calcula que un menor con pérdida auditiva puede perderse hasta un 50% de las conversaciones en clase. El uso de audífonos o implantes cocleares corrige este problema, lo que implica un progreso académico inmediato. Siempre que no exista otro problema de aprendizaje, estos dispositivos permiten que el menor comprenda el lenguaje hablado y desarrolle las capacidades del habla", afirma María Agustina Leiro, fonoaudióloga. Un entorno comunicativo saludable, la motivación, la rehabilitación y la contención del niño serán, además, factores fundamentales para que el niño obtenga los resultados esperados, agrega.
Por lo tanto, cuanto más temprano se detecte y se atienda al niño con una disminución auditiva, mayor será la probabilidad de evitar afecciones más complejas y de que tenga una mejor calidad de vida tanto en el aspecto social como en el académico.
Fuente: Consenso Salud