La Marina francesa detectó ayer la señal de una de las cajas negras del vuelo entre París y El Cairo de EgyptAir que se estrelló en el Mediterráneo, pero habrá que esperar al menos una semana para poder recuperarla.
Solo los análisis de los registradores de vuelo permitirán conocer las causas del siniestro del Airbus A320 de EgyptAir, que se estrelló el 19 de mayo entre la isla de Creta y la costa norte de Egipto con 66 personas a bordo, después de haber desaparecido de manera repentina de los radares.
El Laplace, un navío de la Marina francesa que llegó el martes a la zona del accidente para participar en la búsqueda, detectó la “señal de una baliza de una caja negra”, indicó la Oficina de Investigación y Análisis (BEA) francesa, después de un previo anuncio parecido pero más prudente de las autoridades egipcias.
El buque francés está equipado con tres aparatos sumergibles (Detector-6000) de la empresa francesa Alseamar, capaces de captar señales de cajas negras hasta 4.000 y 5.000 metros de profundidad.
“El hallazgo de esta señal es un primer paso”, señaló el director del BEA, Rémi Jouty, en un comunicado.
“La fase de búsqueda sigue: llevará en un primer tiempo a la localización de los registradores del vuelo”, indicó la Marina. “Luego, su recuperación requerirá un posicionamiento muy preciso a una profundidad de 3.000 metros”, agregó.
Su localización ha sido posible “a partir del análisis de datos de radar disponibles y de la señal de emergencia de la baliza que han permitido definir una zona de búsqueda prioritaria y los medios necesarios. Este trabajo ha sido efectuado en estrecha colaboración con las autoridades egipcias”, añadió Jouty.
El ministro de Aviación Civil egipcio advirtió que habrá que esperar una semana antes de la llegada de otro barco con el equipo adecuado para sacar a la superficie la o las cajas negras.
Un buque de la empresa Deep Ocean Search (DOS), el John Lethbridge, equipado con un robot que permite repescar las cajas negras, llegará a la zona del siniestro el 10 de junio.
"Multiplicar los esfuerzos"
Cuarenta egipcios, entre ellos el personal de vuelo, y 15 franceses se encontraban a bordo del vuelo MS804 de EgyptAir. Entre las víctimas figuran además dos iraquíes, dos canadienses, así como ciudadanos de Argelia, Bélgica, Reino Unido, Chad, Portugal, Arabia Saudita y Sudán.
La hipótesis del atentado, inicialmente manejada por Egipto, cedió terreno a la del incidente técnico. El aparato emitió dos alertas automáticas dos minutos antes de la caída, señalando humo dentro de la cabina de los pilotos y un fallo en el ordenador que gestiona los comandos.
“El Laplace intenta localizar las cajas negras a la espera del navío de DOS, equipado para detectar los 'pings' (eco sonar) en aguas muy profundas pero sobre todo con robots capaces de descender hasta 6.000 metros para recuperarlas”, aseguró el domingo una fuente próxima a la investigación.
Esta fuente hablaba de una profundidad de cerca de 3.000 metros en la zona de búsqueda, a unos 290 km al norte de la costa egipcia.
Ademas de tres investigadores franceses de la BEA enviados a El Cairo junto a un experto del Airbus para participar en la investigación sobre las causas del accidente, dos miembros del BEA se encuentran a bordo del Laplace, según el gobierno francés.
Inmediatamente después del siniestro del vuelo entre París y El Cairo, el gobierno egipcio, pero también la mayoría de los expertos, se inclinaron por la tesis del atentado. El grupo yihadista Estado Islámico (EI) reivindicó un atentado con bomba en octubre de 2015 en un avión con turistas rusos poco después del despegue de la estación balnearia egipcia Sharm el Sheij que mató a 224 personas.