Para quienes trabajan en el gremio de camioneros, atravesar General Alvear se convirtió en una odisea durante los últimos 18 meses.
Apenas 18 cuadras separan a las rutas 188 y 143 en su extremo norte, ambas arterias nacionales que fungen como ingresos a la provincia desde La Pampa al sur y desde Buenos Aires al este, pero el desvío de carga pesada implementado a partir de octubre de 2014 convirtió ese pequeño tramo en una verdadera zona de guerra.
Más de 20 robos perpetrados contra los transportes en movimiento fueron denunciados en la Seccional 14 de Alvear y otros tantos en comisarías cercanas al departamento, además de numerosos hurtos o daños a los vehículos que los choferes optaron por no declarar a las autoridades para evitar pérdidas de tiempo.
Desde la sustracción de ruedas de auxilio y roturas de parabrisas hasta el insólito robo de las micas de los camiones o el vaciamiento de las cargas por parte de los más audaces, que se trepan a los semis para arrojar el botín a los cómplices que los siguen en motos se fueron sucediendo durante el último año y medio, a partir de la inhabilitación de la avenida Chacabuco, por donde circularon históricamente los camiones para atravesar el casco urbano.
El inicio de la obra de cloacas del barrio San Carlos y el reencarpetado asfáltico de la deteriorada avenida motivó a la gestión anterior a abrir el desvío provisorio a partir de Circunvalación, en el acceso este, hasta el ingreso a la ruta 143, en pleno acceso norte. Sin embargo debido a las quejas de los vecinos, en mayo de 2015 se decidió restringir definitivamente el paso de los vehículos pesados por Chacabuco, relegándolos al nuevo desvío de tierra.
Lo que no se tuvo en cuenta, aunque ya en ese momento era motivo de queja por parte de Aprocam (Asociación de Propietarios de Camiones) y que manifestaban desde la Cámara de Comercio, era que gran parte del recorrido de los camiones se hacía por terrenos baldíos, con escasa iluminación y aún menos limpieza perimetral, lo que permitió que los ladrones pudieran apostarse cómodamente a elegir sus víctimas.
La traza de tierra sumó otra complicación, ya que al no poder circular a más de 10 km por hora, los camiones se convirtieron en presas fáciles.
A pesar de las multas que podía imponer la policía vial, a partir de 2015 los choferes habituales decidieron evitar el trayecto a partir del atardecer y el centro de la ciudad se pobló de rodados de gran porte.
Comprendiendo la situación de los transportistas, la Policía colocó móviles para desviar el paso de los camiones durante la noche y aunque se detuvo a varios involucrados en robos, la mayoría eran menores y estaban libres antes de terminar los procedimientos.
“De momento el tránsito pesado va a seguir pasando por el centro para evitar enfrentamientos o nuevos robos, hasta que se avance con la alternativa de un nuevo desvío en la que está trabajando la municipalidad” confirmó el comisario.
Desde la comuna afirmaron que el terreno se mantiene en las mejores condiciones posibles, pero se hace cuesta arriba precisamente por el accionar de los delincuentes. "Ya estamos trabajando con Vialidad Nacional y Provincial e Irrigación para concretar una nueva traza paralela que nos va a permitir asfaltar y ensanchar el terreno, algo que hoy no es posible porque el desvío atraviesa terrenos del Ferrocarril” explicó el secretario de Obras Públicas, Víctor Álvarez.
“El asfalto, la iluminación protegida y el mayor espacio va a permitir que los camiones circulen a un promedio de entre 50 y 60 km por hora y creemos que eso va a resolver gran parte del problema" opinó el funcionario. En igual sentido se expresaron el presidente de la Cámara de Comercio, Alberto Larrégola, y el presidente del HCD, Pablo Longo.
“Necesitamos urgente el estudio de factibilidad de Vialidad Nacional para avanzar con el proyecto, desde el Concejo ya se emitieron numerosas resoluciones apoyando los pedidos", señaló Longo.