En el Gran Mendoza existen grandes predios industriales abandonados que retrasan el progreso de los lugares donde están emplazados.
Uno de ellos es la gran ex bodega Arizu, en Godoy Cruz, donde el municipio de ese departamento intenta desarrollar un polo audiovisual.
Y otro inmueble de vastas proporciones y que hoy posterga el crecimiento de la zona circundante es la ex fábrica Carbometal (avda. San Martín y Besares, en el corazón de Carrodilla), fundada por Florencio Casale, y dedicada por años a la elaboración de carburo de calcio y ferroaleaciones.
Ese establecimiento cesó sus actividades fabriles en los años '80 y en 2004 fue cedido por el gobierno provincial a la Municipalidad de Luján de Cuyo.
El municipio instaló allí todo el sistema de la policía vial, con playa de estacionamiento de los vehículos secuestrados, que se amontonaron en las calles laterales e internas del complejo, produciendo grandes niveles de contaminación, especialmente visual.
Desde hace varios meses, con criterio, la administración municipal levantó la caótica playa de vehículos y motos incautados y la trasladó a los límites del Parque Industrial Municipal, frente a la Refinería de YPF, sitio más apropiado para contener al vetusto parque automotor.
A partir de esa decisión, se han renovado las expectativas entre los vecinos del área para que ocurra algo positivo en el lugar, ideal que está expresado en las páginas de este diario a partir de 2004, cuando sectores de la comunidad pidieron la ejecución de un parque recreativo y cultural, que nunca se hizo.
Ahora se renuevan las expectativas porque la zona tiene un fuerte crecimiento acelerado por la presencia de un supermercado de una cadena chilena en las cercanías, juzgados viales, destacamento policial, colegios y varios conjuntos de viviendas con acceso controlado y barrios de clase media.
Todo ese desarrollo contrasta con el obsoleto cascarón industrial.
El predio es muy valioso y tiene un poco más de una hectárea (10.000 m2). Si bien no hay aun un proyecto definido, el actual intendente, Omar De Marchi, sostiene que se podía generar allí un espacio verde destinado al esparcimiento y ejercicio físico de los pobladores del distrito y lugares cercanos.
La construcción existente en la parte de atrás no está en condiciones de ser recuperada, por lo que su demolición más la remediación general del predio tendría costos altísimos, que según algunas estimaciones superan el valor del terreno.
Proyectos para desarrollar podrán salir de la mesa de arquitectos que tiene la comuna departamental o eventualmente se podría recurrir al estudiado de esa superficie por una unidad académica universitaria.
Hace poco, cuando ocurrió la reunión del BID en Mendoza, se hizo mención a estudios auspiciados por ese banco para el barrio Infanta, de Las Heras, con presencia de catedráticos nacionales e internacionales, en el marco del programa "Ciudades Emergentes".
Por otra parte, hay una tesis de grado de cursantes de la Universidad de Mendoza que resuelve para el ex predio fabril un museo de sitio de gran concepción, que alejaría del lugar el fantasma de la desolación.
Pero, el problema que enfrenta el municipio es primero demoler las instalaciones, preservando algún recuerdo de la industria (conservación de la memoria), y luego encarar la obra.
Las dos instancias requerirían una elevada inversión, y ése sería el mayor escollo a resolver.
Habrá que ver si trabando asociaciones con emprendedores privados o gestionado algún auxilio crediticio blando, se puede reconvertir ese espacio y transformarlo en algo útil para la comunidad.