Al hablar de la Independencia, los manuales y la historia que hemos escuchado infinidad de veces ponderan siempre a las mismas figuras: los congresales presentes en Tucumán y San Martín aguardando la noticia en Mendoza para iniciar su gesta libertadora, entre otros. Pero lo cierto es que ese proceso no empezó ni terminó el 9 de julio de 1816 y tuvo una gran cantidad de protagonistas, muchos de ellos anónimos o que han quedado en el olvido.
Durante el Foro Universitario por el Bicentenario, que se desarrolló ayer en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNCuyo -con profesores e investigadores de esta universidad y de las de San Juan y San Luis-, algunos académicos y referentes enaltecieron las figuras de los mestizos, los afrodescendientes y las mujeres que resultaron fundamentales en el proceso emancipador e independentista.
“No hubo un solo sujeto que se sublevara sino que fueron varios. De acuerdo a la historia que se repite siempre, la mayoría de las emancipaciones de América tienen como sujetos a criollos y hombres blancos. Pero pensar el proceso en complejidad nos permite entender que la emancipación fue criolla pero también negra. La revolución se inició en el continente hacia fines del siglo XVIII con levantamientos indígenas, fundamentales en nuestra identidad”, sintetizó la investigadora del Conicet y docente universitaria, Alejandra Ciriza.
Por su parte, representantes de los pueblos originarios aprovecharon la ocasión para evidenciar que prácticamente son ajenos a la conmemoración. “No tenemos nada que festejar en el Día de la Independencia. Para las comunidades indígenas ése fue el día en que empezó nuestro calvario; se nos vino la noche y nunca nos llegó nada de esa independencia”, denunció Diego Barros, uno de los representantes de las comunidades huarpes de Lavalle.
Durante el encuentro, se expuso y debatió sobre el contexto, no sólo nacional sino también latinoamericano, desde el 9 de julio de 1816.
En este sentido, varios intelectuales manifestaron su preocupación por ciertas alarmas que -destacan- siguen activadas dos siglos después, sobre todo en cuanto a la ruptura real con el colonialismo.
“El objetivo es generar una suerte de ‘contra bicentenario’ y que no quede todo únicamente en un festejo oficial. Se ha pensado desde la universidad pública, con una mirada crítica y diversa para analizar la coyuntura y entender cómo anida el presente todo este pasado”, destacó la coordinadora de la jornada, Fernanda Beigel.
Los olvidados
En una de las mesas del foro se abordó la temática de emancipación vinculada a la colonialidad. Fue aquí donde Ciriza -por medio de un video grabado- resaltó a los personajes que tuvieron protagonismo en el proceso independentista y que generalmente quedan afuera de los relatos oficiales.
“Si Tupac Amaru comandó tropas, también lo hizo su mujer, Micaela Bastidas. La emancipación no fue sólo de criollos y varones; también fue asunto de mestizos, de afrodescendientes”, agregó la investigadora, quien resaltó a Juana Azurduy y también a las criollas fundamentales (como es el caso de Mariquita Sánchez).
Fabián Esquivel y Diego Barros -de las comunidades huarpes- explicaron por su parte que hace años luchan por recuperar sus tierras y también se refirieron a lo relegados que los encuentra no sólo el Bicentenario sino el día a día.
“Seguimos siendo perjudicados. A lo largo de la historia se nos ha visto como los usurpadores y lo cierto es que hace 200 años estamos esperando nuestra independencia”, destacó Esquivel, quien resaltó que desde 1838 vienen reclamando por la propiedad de sus tierras.
“El 24 de marzo se conmemora el Día de la Memoria, pero pareciera ser que los argentinos tenemos memoria a corto plazo porque se remonta únicamente a la dictadura. Seguimos esperando nuestra reivindicación, desde 2000 tenemos una ley que establece que se nos debe restituir nuestros territorios, pero no se cumple”, indicó por su parte Barros, quien resaltó que hay cerca de 5.000 personas que integran las comunidades en el secano lavallino.
“Se nos recuerda para decir que el sistema de riego en Mendoza lo ideamos nosotros, pero para otras cosas no”, reflexionó.
¿Somos independientes?
“El Bicentenario nos encuentra en un escenario sombrío. La crisis del capitalismo y los altos índices de desigualdad generan un contexto de democracias débiles”, destacó la profesora y magister en Historia, Celina Fares, en la primera de las mesas del foro, donde se abordó el concepto de emancipación.
En cuanto a la emancipación, sostuvo que hubo dos formas en América Latina. “Hubo una vertical que consistió en romper con España, pero también hubo una emancipación de los pueblos entre sí, que se independizaron del capitalismo -buscando romper con el control de las capitales-.
En 1816, la revolución se había debilitado en casi todo el continente. Al único que le interesaba acá era a San Martín, con su plan de llegar al Alto Perú. Pero incluso él tenía poco consenso en la época”, indicó Fares, quien destacó que la independencia abarcó a un espacio muy reducido del territorio. “El objetivo era que Europa nos reconociera como país”, sentenció.
Por su parte, la investigadora Adriana Arpin destacó que “el proceso independentista en América fue un ciclo que duró un siglo y no fue del todo victorioso; no terminó con el colonialismo en América Latina. El proceso de independencia y la independencia cultural no están acabados en la región”, destacó.
“En 1891, José Martí publicó su ensayo ‘Nuestra América’ que, por medio de diversas figuras, mostraba la situación de nuestra América. Habla del ‘aldeano vanidoso’, que no ve más allá de sus intereses; de los ‘sietemesinos’, quienes no tienen la madurez suficiente y el valor para asumir su condición y creen encontrarla afuera. Habla del ‘criollo exótico’, que es un personaje que cree que nuestras realidades pueden adaptarse a las que traen los de afuera. ¡Cuántas de estas figuras encontramos aún en el continente!”, se explayó Arpini.
“La independencia nunca ha sido asumida del todo, y muchos sectores dominantes han estado de acuerdo con ello”, destacó por su parte el epistemólogo Roberto Follari.