Después del macrismo - Por José Luis Toso

Cornejo y Suárez poco y nada quieren del macrismo en Mendoza antes de la elección provincial.

Después del macrismo - Por José Luis Toso
Después del macrismo - Por José Luis Toso

El viaje del gobernador Cornejo a Costa Rica, en misión oficial, lo alejó por unos días del ruido poselectoral y de la reiteración de reuniones para trazar una estrategia dificilísima para el macrismo nacional, como es intentar remontar en octubre la mala elección en las PASO.

Faltó el mendocino a distintos encuentros previstos por los socios del oficialismo, especialmente a uno en el que tuvieron protagonismo sus colegas gobernadores. Nada que posiblemente no supiera Cornejo, que, por otra parte, ya había expresado una semana antes, tras el golpe en las urnas, sus puntos de vista sobre la realidad política en general y la de su espacio.

Aquella noche del domingo 11, al admitir lo difícil que había resultado esa jornada para los suyos en esta provincia, y comprobando con los números en la mano que no sólo Macri perdía aquí, sino que la lista de diputados nacionales que él encabezó se sumaba al tembladeral, el jefe del Ejecutivo decidió dar vuelta la página y poner todos los cañones apuntando a la elección local por su sucesión.

De todos modos, en aquellos días Cornejo reiteró en Buenos Aires y a los medios periodísticos nacionales su punto de vista. Como líder de la UCR nacional se situó en una especie de oposición anticipada y pidió consenso entre el Gobierno y el kirchnerismo, previendo una transición de características inciertas si en octubre gana el Frente de Todos ratificando los números de las PASO.

También en esa primera semana posterior a las elecciones acordó con sus pares radicales que los más amigables con el macrismo estarían presentes en la arenga que Macri encabezó en el CCK, en la llamada reunión de “gabinete ampliado”, mientras él se expresaba a su modo a través de los medios periodísticos.

Es por ello que este viaje a Costa Rica, que prácticamente lo retiró de la actividad local durante la semana hábil, le vino muy bien para tomar distancia y calmar su propia ansiedad. Es lo que esperan muchos en su entorno, sabiendo que Cornejo es necesario como referente de un gobierno que se plebiscitará dentro de un mes y que tiene cosas para mostrar de estos años de gestión.

Rodolfo Suárez, llamado a ser quien lo remplace desde diciembre, no dudó en plegarse a la toma de distancia que prefiere adoptar Cornejo del poder central y por eso volvió a criticar decisiones presidenciales. Lo hizo con relación a la afectación que en los recursos coparticipables generan las medidas para alentar el consumo dispuestas por el gobierno nacional. La segunda “negación”; con los últimos resultados ya había dicho que el Presidente no debía haber sido otra vez candidato, además de haberse ausentado de Mendoza cuando Macri vino el 15 de julio.

De todos modos, si bien Suárez formuló la crítica justo en momentos en que los gobernadores del PJ comenzaban a amenazar con acciones judiciales y legislativas para neutralizar las decisiones del Ejecutivo, sería poco probable que esté abiertamente de acuerdo con lo que proponen los “caciques” del mayoritario peronismo.

En algunos ámbitos nacionales no ven para nada mal la actitud “separatista” de Cornejo y Suárez. Aseguran en despachos de la Casa Rosada que “es lógico” que haya una escisión en la campaña. Es decir, un despegue casi explícito de la fórmula presidencial.

Así lo harán de cara a octubre Vidal y los intendentes de Buenos Aires. De todos modos, sugieren más moderación a la hora de hacer públicas las diferencias. “Comprendemos algunas críticas de Alfredo, que es un amigo. Pero lo que no hace bien, ni siquiera a Rody (Rodolfo Suárez), es la sobreactuación de las diferencias. Pero no hay ningún enojo...”, aseguran en algunos ámbitos oficialistas.

Por el lado del principal espacio opositor local, el frente liderado por el kirchnerismo, se advierte una especie de escudo protector de dirigentes con experiencia alrededor de la candidata a gobernadora. Si bien en el peronismo nadie duda de la experiencia que ha adquirido Anabel Fernández Sagasti con su presencia en el Senado nacional, hay cierto temor de que en algunos temas puntuales y gravitantes de la discusión política le pueda poner obstáculos su relativamente corta trayectoria política. Nada que no pueda adquirir la joven postulante.

En el peronismo mendocino consideran que tienen una intención de voto cercana al 36 por ciento. Es un promedio que surge de comparar encuestas locales y de consultores nacionales. Se ilusionan. Los más entusiastas piensan que el candidato que obtenga 40 por ciento de los votos, o muy poco más, puede ser el ganador en la jornada del 29 de setiembre. Otras mediciones tienen otros resultados (ver página 2). La intención es trasladar el impacto en las urnas del 11 de agosto a la elección general provincial, pero para ello requieren del soporte nacional; si no, las posibilidades se reducen. Todo lo contrario del cornejismo.

La visita de Alberto Fernández, como ya se ha señalado, tuvo la intención de captar votos indecisos o que se orientan hacia el oficialismo pero en un contexto de descontento con la economía de Macri, como ya señalaron las PASO del domingo 11 en el país. Quedaron muy conformes con esta nueva incursión del presidenciable y destacan en el entorno “anabelista” el encuentro que tuvo con empresarios, que impresionó por el número de asistentes y el interés por conocer variantes a futuro en una eventual política económica postmacrismo.

El entusiasmo crece en los cuarteles del PJ. “Alberto seguro que vuelve pronto porque tiene ganas de festejar...”, relató un allegado a la fórmula provincial. Posiblemente no se haya referido a las generales por la sucesión de Cornejo, porque se trataría de un desmedido triunfalismo, sino a las departamentales del próximo domingo, donde es muy probable el festejo del peronismo en los cuatro municipios en los que sus “caciques” desdoblaron. Además, la disputa política y judicial que desató el decreto de Cornejo habilitando la enmienda que limitó las reelecciones dejó heridas de lenta recuperación.

Ya no caben más especulaciones en la carrera electoral local. Por el lado del oficialismo, si Macri viene en campaña presidencial está claro que deberá ser después que se defina la elección de gobernador. En cambio, el peronismo seguirá valiéndose del anclaje nacional que le garantiza la fórmula presidencial tras el último batacazo.

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