Jorge Sosa - Especial para Los Andes
A nuestro país, en esta actualidad que vivimos (¿sufrimos?) podría caberle varios motes: confusión, desorden, incertidumbre, improvisación, desbarajuste, pero creo que el más apropiado es despelote. Si bien el Papa Francisco dijo: “Hagan lío”, me parece que nuestro país se está pasando. Todo resulta más confuso que orgía de lombrices.
Vamos a justificar lo dicho: todos los días hay una novedad en torno a la llamada ruta del dinero K. Antes se salvaban todos y ahora vamos a tener que ampliar las cárceles, porque con los nuevos detenidos de cada día, ya no queda espacio. Hay tanta gente en la cárcel de Ezeiza, por poner un ejemplo, que a los presos comunes se les hace muy difícil construir los túneles para escaparse. Ni el Chapo Guzmán lo lograría. Esto sólo con los comprometidos, si llegaran a encanar a los sospechosos, vamos a tener que alquilarle alguna cárcel a Holanda que tiene varias en desuso.
Hay varios motivos de encanamiento: que el lavado de dólares, que compras mal hechas, que sobreprecios en la obra pública, que bóvedas, que propiedades más grandes que el país, que enriquecimiento ilícito. Nuestros jueces parecen haber contraído bulimia de justicia y no paran de encanutar gente.
Y entre los encanutados, hechos que sorprenden: prófugos que se borran las huellas dactilares; bolsas que caen a un convento que no es convento en manos de monjas que no son monjas, deberían haber desconfiado las pseudo monjas, porque el refrán dice “cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía”; presos que tiene un ataque permanente de locura y no pueden declarar; arrepentidos que dan pocas muestras de arrepentimiento. Es muy difícil entender todo lo que pasa.
Por otro lado el gobierno, al que le dicen “media can - can”, porque metió la pata hasta el traste con las tarifas. Llegaron factura de gas tan abultadas que hay gente que para ahorrar gas ha contraído tritis, no se bancan una gastritis.
Hasta la Mirtha Legrand tuvo que bañarse con agua fría. Duele meter tantos años bajo una ducha helada. Los incrementos pasaron a ser excrementos porque huelen mal. Entonces el gobierno, que al parecer no dimensionó el descalabro que producía, se detiene, da marcha atrás, achica la enormidad y se enfrenta con resoluciones de la justicia. Los jueces son también seres humanos y sus resoluciones demuestran, con su actitud de ahora, que antes estaban al gas.
Y encima el presidente que reta a quienes andan en patas y remeras en pleno invierno, sin pensar que, los que andan en patas y remeras en pleno invierno, no son derrochones, son pobres.
Y para colmar la mitad del vaso a medio llenar los vergonzosos enfrentamientos en la AFA. Que la superliga, que los torneos cortos, que las deudas de los clubes, que la intervención de la FIFA, que las renuncias de dos más que todos, que los derechos televisivos, en definitiva, que la guita. Al parecer todos son simios que deberían participar en “Bailando por un sueño”, porque dice el dicho popular “Por interés baila el mono”. Al final uno termina pensando que AFA, es la parte final de una estAFA.
Vivimos rodeados de conflictos, discusiones, juicios, declaraciones, sospechas, y sorpresas, porque bien pueden terminar presas las monjas. Ocurrió el bicentenario, doscientos años de aquella declaración de Independencia. Sería bueno que comencemos a organizarnos, de otra forma vamos a tener que cambiarle el nombre al país, en vez de Argentina, Despelotina.