Desgarradores testimonios de vecinos y familiares de la menor asesinada

Hablaron la abuela y la tía de Luciana y un cuidacoches. Todos ellos ayudaron en varias ocasiones a la pequeña. Por su parte, la fiscal que investiga el caso dijo que esta tarde imputará a los detenidos. "En los allanamientos se encontró ropa con manchas

Desgarradores testimonios de vecinos y familiares de la menor asesinada

Esta mañana Mendoza amaneció conmocionada con la terrible noticia de que anoche

una niña de tres años murió a golpes

en la calle Entre Ríos, de Capital. El caso está en manos de la fiscal

Daniela Chaler.

En declaraciones a la prensa, la fiscal explicó que están allanando el lugar donde vivía la víctima ya que anoche no pudieron terminar con las tareas por falta de luz artificial.

“Encontramos algunas prendas de vestir con manchas de sangre seca”, aseguró.

En tanto, el padrastro de la pequeña,

Jorge Gabriel Orellano

(36), y su madre biológica,

Rita Rodríguez

(24), siguen detenidos y en el transcurso del día podrían ser imputados por el crimen.

Si bien hay que esperar los resultados de la necropsia, la fiscal

Chaler adelantó que la imputación

“en principio sería homicidio por alevosía por una situación de indefensión de la menor”.

Chaler también aseguró que en el momento del hecho la madre no se encontraba en el lugar donde vivía la familia, un colegio abandonado que había sido usurpado hace tres meses.

Allí habitaban el padrastro de la niña fallecida, identificada como

Luciana Milagros Rodríguez

, dos hermanitas menores, el padrastro y la madre biológica.

Bronca y dolor entre los vecinos y familiares

Anoche declararon algunas personas que trabajan en la zona y hoy declaran familiares de la mamá de la nena y vecinos. Anoche también dio su testimonio un cuidacoches que ayudó a la pequeña el 31 de diciembre.

Ese día sólo intervino la Comisaría porque “en principio era simplemente una niña en situación de abandono, que estaba sola en la casa y salió a la vereda”, contó Chaler.

Por su parte, Romina Sánchez, tía de la menor, dijo: "En reiteradísimas veces se la reintegraron a ella, a mi me la entregaron en marzo pasado porque no es hija de Orellano. En ese momento me hice cargo para no permitir que vaya a Casa Cuna, perdí el trabajo, pasaron muchas cosas y la nena se me enfermó porque mi casa es muy precaria. Yo pedí que me ayudaran con frazadas, un colchón o algo, vinieron a buscarla y se la dieron de nuevo a la mamá, siendo que ella debía hacer una rehabilitación y un montón de cosas que nunca hizo".

La tía también dijo que su madre, y abuela de la víctima, hizo reiteradas denuncias: "Lo denunció a Vizcaya, la mala organización que hay en esto. No funciona nada, no hay sistema, nadie escuchó, hace un mes intenté comunicarme con el 102 y no responde”. -

Ante la pregunta de si esto era evitable, la tía respondió: "Sí, incluso mi mamá está en la Comisaría Tercera para hacer otra denuncia. Alguien tiene que ser responsable porque esto se pudo evitar y nadie hizo nada por salvarla de toda esta porquería y nadie la ayudó".

Sobre los detenidos aseguró: "Tengo entendido que han tenido problemas de estupefacientes, cuidaban autos, (Orellano) tenía un prontuario. Es más cuando yo la tuve a Luciana él estaba detenido creo por drogas, el 27 de abril cumplió los tres años, yo se lo festejé, mi hermana Hebe fue y me dijo que el tipo estaba preso, que no la quería, que le pegaba a la niñita y a ella, la re sonaba de hambre. Le pido a la sociedad que me ayude, era una niño inocente que tenía una vida por delante. Esto no debe seguir pasando, cuántos niños más tienen que morir”, agregó compungida la mujer.

Los otros dos menores que vivían en la escuela abandonada tienen 6 meses y dos años. Fueron atendidos en la Clínica Santa María y después derivadas al Hospital Notti, donde quedaron internadas en observación con custodia policial y en el transcurso del día la Dinaf decidirá qué hará con ellos.

Ambos estaban “bien, en principio, (aunque) en una situación de abandono. (Vivían) en un lugar muy sucio, en condiciones muy precarias, abandonada, la mugre y apariencia propia de personas que viven en un lugar así”, cerró Chaler.

"Me cansé de clamarle por la vida de mi nieta"

La abuela de Luciana,

Claudia Rivas

, habló desde la Comisaría 3, donde se encontraba esta mañana poniendo una denuncia contra

Rafael Viscarra

(de la OAL) porque “me cansé de llamar por teléfono, hace un mes y medio, dos meses que le estoy hablando por teléfono para que me entreguen a mi nieta. Le dije que la había visto golpeada, le dije que la mataban de hambre y él no hizo nada”, dijo entre llantos la mujer.

“Anoche fui a ayudar a mi hija porque era su cumpleaños y el mal parido ese del marido que tiene no me quiso abrir la puerta y estaba enojado, eran las 22:15, ha sido cuando me la tenía muerta a mi nietita ahí, hijo de puta”, agregó.

Rivas contó que también su hija había pedido ayuda. “Fue en una ocasión porque él le había pegado, eran las 7 de la mañana y la había corrido a la calle y no le quería dar las nenas. (Las autoridades) no hicieron nada, dijeron que ellos no podían hacer nada y ahora qué hago si tengo a mi nieta muerta, que no la voy a ver más, pobrecita”, relató compungida la mujer.

La abuela de la víctima contó que Orellana trabajaba como cuidacoches en la calle Amigorena, entre San Martín y Primitivo de la Reta y que a las dos nenas que eran hijas de él no las trataba como a Luciana.

“Él le dijo a mi hija que Luciana no tenía que tomar más leche porque ya era grande, siendo que la nena tenía 2 añitos, él a sus nenas les compraba yogurt, las tenía bien y a mi nietita nunca nada”, contó y narró un triste episodio: “Yo un día me acerqué porque mi hija estaba llorando en una esquina con Luciana y él estaba en la otra esquina comiéndose un sándwich de salame y queso. Todo eso se lo dije al señor Rafael y nunca me hizo caso".

La mujer contó que su hija también era víctima de violencia. “Ella tenía miedo, el 1 de enero se fue a mi casa a escondidas y me contó que él le había pegado y la había corrido; entonces yo quería ir a buscar a Luciana y ella me pedía por favor que no fuera, porque él la tenía amenazada, tenía un arma y (le había dicho) que nos iba a matar a mí, a mis hijos, y a ella también.

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