Pese a los esfuerzos para asistir a la ballena franca austral varada hace más de seis días en Caleta de los Loros, a 140 kilómetros de Viedma, la salud de Amancay, como la bautizaron los pobladores de esa zona costera rionegrina, se ha deteriorado en las últimas horas y todo predice un triste desenlace.
La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable informó que el cetáceo sigue con signos vitales débiles y lleva "más de seis días sin alimentarse, sumado al aplastamiento de sus órganos internos al estar tantos días en tierra".
Amancay, que mide unos 12 metros de largo y pesa más de una tonelada, "permanece en la misma área, que los propios guardas ambientales definieron como una trampa natural".
"Creemos que llegó con la pleamar de las 3 de la mañana del viernes. Ese día hubo vientos fuertes desde el sur, una marea más alta de lo habitual. Un poblador fue quien la encontró, le avisó a su esposa y ella nos avisó", dijo Antonella Lema, una de las primeras guardas ambientales que acudió al lugar.
Para poder llegar hasta la ballena utilizaron vehículos especiales, explicó Lema y contó que cuando arribaron a Caleta de los Loros tenían dos opciones para acercarse al cetáceo: atravesar 2 kilómetros en línea recta por un cangrejal o bordear los medanales, pero con el doble de recorrido.
"Sin dudarlo y porque conocemos la zona, fuimos por el cangrejal. La ballena estaba en una zona muy plana y a unos 15 metros había un canal natural con agua. Cuando llegamos estaba subiendo la marea y ella estaba muy enérgica, se movía con mucha fuerza, por lo que nos acercamos con cuidado", relató.
A pesar de los intentos de vecinos y guardas ambientales, Amancay comenzó a moverse, volteó hacía la playa y se acercó más a la orilla, encallándose aún más.
Especialistas del Instituto de Biología Marina (IBM) llegados al lugar detallaron que es un ejemplar juvenil que no estaba enfermo ni presentaba lesiones de ningún tipo.
“Asimismo se pudo determinar que era una hembra. Creemos que la falta de experiencia, las condiciones climáticas, de la marea, hicieron que ingresara a Caleta, que es una trampa natural”, indicó Lema.
La guarda ambiental agradeció especialmente a todos los pobladores de Caleta de los Loros por la ayuda y acompañamiento a lo largo de todos estos días.
“Dimos todo lo que pudimos. Uno humaniza la situación y percibe el sufrimiento del animal. Lo que tenemos en claro que es algo propio de la naturaleza, que no hubo intervención de la actividad del hombre en este varamiento”, completó Lema.