El crudo en el mercado internacional cotiza cerca de los U$S 45 por barril; hace un año ese valor era de U$S 95. En ese lapso, los precios de venta de la nafta y el gasoil en mercados de economías capitalistas competitivas -la eurozona y los Estados Unidos- bajaron un 30%. Las causas: una guerra de precios en el mercado del crudo, de duración y consecuencias no predecibles.
Los consumidores se beneficiaron con los precios más bajos; las petroleras, por el contrario, tuvieron que reevaluar sus inversiones a la baja; ajustaron costos y sufrieron fuertes caídas en la cotización de sus acciones.
Esto último se ve claramente reflejado en las bajas de las cotizaciones de las petroleras y de los proveedores de servicios para la industria petrolera que han perdido, en el último año, entre el 30 y el 50% de su valor. Los gobiernos resignaron la recaudación impositiva correspondiente al impuesto de los combustibles por la baja de los precios.
Frente a este panorama, la Argentina se presenta como un caso insólito, que merece un análisis profundo. La corporación integrada por las empresas petroleras, los sindicatos y las provincias petroleras, ha logrado que el Gobierno reconozca “un precio sostén para el crudo nacional” cercano a los U$S 80 por barril y ha logrado ignorar lo que realmente pasa en el mundo.
Como resultado, los precios de los combustibles al público, lejos bajar, suben (aun medidos en dólares) y son de los más caros de la región y del mundo.
Los consumidores argentinos -automovilistas, transportistas e industria- transfieren de sus bolsillos a las compañías petroleras una cifra todavía no calculada con precisión, que se mide en miles de millones de dólares por año. Gran golpe al bolsillo de los consumidores.
Gran demostración de poder de la corporación concentrada; gran retroceso conceptual del Gobierno; gran injusticia con las economías regionales que crujen por doquier. Gran incógnita a futuro a pocos días de las elecciones nacionales.
Mi sugerencia: en cuestión de toma de decisiones estratégicas, desensillar hasta que aclare.
