Desempleo, preocupación e interrogantes

A poco de analizar las mediciones que hace el Indec acerca del empleo y desempleo en la Argentina, se puede observar que, como en el tema de la inflación, acá también el organismo hace de la mentira verdad.

Desempleo, preocupación e interrogantes

La publicación por el Indec de los datos de empleo y desempleo correspondientes al tercer trimestre de este año obliga a realizar algunas consideraciones en esta columna. Frente a los datos oficiales, es imposible no recordar el descrédito en que ha caído el organismo desde que fue intervenido, y las dudas que surgen de sus estadísticas. Una recorrida por este informe plantea una seria preocupación y varios interrogantes. La preocupación, es obvio, proviene del crecimiento del desempleo, hecho negativo previsible cuando la economía va a completar un año de recesión creciente, con inflación e incertidumbre también crecientes.

Para tratar de comprender mejor la información, en especial los interrogantes, es conveniente repasar brevemente las propias definiciones que usa para cuantificar el empleo y el desempleo. La información surge de un relevamiento trimestral denominado Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que comprende 31 aglomerados urbanos que en conjunto reúnen algo más de 26.000.000 de habitantes. Se trata, entonces, de un relevamiento de la situación del empleo en centros urbanos. Las definiciones a tener en cuenta son: Población

Económicamente Activa (PEA), que comprende a quienes están ocupados o desocupados que buscan activamente trabajo, se trata de la población que está en el mercado laboral. De aquí se derivan las definiciones de tasas de actividad, de empleo y desocupación. La tasa de actividad se calcula como un porcentaje entre la PEA y la población total (PT) y es un indicador muy importante porque mide la cantidad de personas que están trabajando o buscando trabajo. La tasa de empleo se calcula como porcentaje que relaciona la población ocupada con la PT, mientras más alto mejor. La tasa de desocupación es la relación porcentual entre la población desocupada y la PEA, no sobre la PT.

Es importante tener en cuenta que la variación de un punto de las tasas de actividad y empleo implican más del doble en cantidad de personas que un punto en la tasa de desempleo.

Con estas definiciones a mano, veamos algunas conclusiones para el país en conjunto y luego para Mendoza. Para el conjunto, las tasas de actividad y empleo han bajado en el tercer trimestre de este año respecto a igual período del año pasado; esto implica que hay una menor cantidad de personas trabajando o buscando trabajo.

Por el contrario, la tasa de desocupación aumentó, hay una mayor cantidad de personas que buscan trabajo y no encuentran. Aquí nos llevamos una sorpresa con lo que ocurre en nuestra provincia: según el Indec, tanto la tasa de actividad como la de empleo han aumentado en el período considerado.

Esto implica que hay una mayor cantidad de personas trabajando o buscando trabajo que un año atrás; como consecuencia de lo anterior el incremento de la tasa de desocupación sería efecto de la mayor cantidad de gente que busca trabajo. Estos datos parecen contradecir la evidencia empírica que se recoge en la calle de las serias dificultades que aquejan a importantes sectores de la economía provincial. Este es un interrogante.

Otro más llamativo aún es la situación del Chaco y Formosa, dos provincias nada prósperas; ambas prácticamente no tienen desocupación, sus tasas son las más bajas del mundo. Pero también son las provincias con menor tasa de actividad, es decir muy poca gente trabaja, pero nadie está desocupado. Tanto los datos de Mendoza, como los recién citados y varios otros que podría mencionar, hacen dudar de la calidad del trabajo del Indec.

Hay otros datos que dan fundamento a la duda que planteamos. Según información oficial del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones (SIJP), en el primer semestre de este año en Mendoza se han perdido 6.500 puestos de trabajo. Un informe de Idesa, que sigue estos temas, da cuenta de que en los dos últimos años el sector privado no ha generado empleo formal; el crecimiento de empleo formal en ese lapso obedece exclusivamente al crecimiento del empleo público. Ambos datos reflejan una situación por demás preocupante. Así, nos quedan más interrogantes y dudas que certezas en la medición del empleo y el desempleo.

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