Desdoblamiento del mercado cambiario

Muchos y serios profesionales de la economía fundamentan que la legalización del desdoblamiento del mercado de cambios mitigaría la escasez de dólares y ayudaría a las economías regionales, en tanto se estructuren políticas para detener la inflación.

Desdoblamiento del mercado cambiario

Desde hace varios meses se reiteran las reuniones de entidades empresarias con el Gobierno, de gestiones de ambos ante las autoridades nacionales en búsqueda de alguna solución para las graves dificultades de las economías regionales, en particular la vitivinicultura. No ha habido hasta ahora solución efectiva alguna, ni se avizoran cercanas tampoco, mientras avanzamos hacia la próxima cosecha con un panorama poco alentador.

Sin embargo hay a mano una solución factible que se podría aplicar, que no queda claro por qué no se usa. Nos referimos a la legalización del desdoblamiento del mercado de cambios, donde existen varias cotizaciones para el dólar, que va desde $ 8,60 a cerca de $ 14. Este precio es el que interesa para el desdoblamiento y cabe acotar que el último mes la brecha entre ambos precios se ha reducido. Es interesante recordar que hacia fines del año pasado fue el propio ministro de Economía, Axel Kicillof, quien proponía el desdoblamiento, medida que al parecer fue vetada por la Presidenta y la discusión desapareció de escena.

Pero son varios los profesionales que, con serios fundamentos, han venido pregonando adoptar esa política, tanto para mitigar la grave escasez de dólares como para ayudar a las ahogadas economías regionales. Mencionemos dos profesionales ubicados en posiciones intelectuales casi opuestas. Uno, el veterano Aldo Ferrer, con claras simpatías por el Gobierno, ha sugerido que éste debería contemplar un desdoblamiento cambiario, como una posibilidad para una administración del mercado de cambios que genere menos tensiones y que permitiría al Banco Central recuperar la posibilidad de operar.

El  otro, es uno de los más destacados economistas del mundo, el chileno Sebastián Edwards, quien hace unos días, de paso por Buenos Aires, dijo que la Argentina debería adoptar en forma oficial un tipo de cambio dual; uno más bajo para algunas transacciones y uno más alto para otras, como determinadas exportaciones. Tampoco han faltado ex ministros de Economía como Cavallo y Remes Lenicov señalando que una solución transitoria es desdoblar legalmente el mercado. Sobre este asunto es conveniente recordar que fue la aplicación del denominado cepo cambiario, como consecuencia de la severa escasez de dólares, lo que generó la aparición de la brecha y el mercado paralelo de cambios.

Las crecientes restricciones de acceso a los dólares necesarios para importar bienes indispensables para el proceso productivo está contribuyendo a profundizar la recesión económica. La presión de las personas para hacerse de dólares llevó al Gobierno a adoptar medidas que estimularon fuertemente el uso de varios miles de millones de esa moneda para un destino bastante discutible como el masivo turismo en el exterior. Las distorsiones que introduce la existencia de varios tipos de cambio ha llevado a un déficit creciente, porque ha disminuido considerablemente la oferta de dólares que los turistas canalizan en gran parte por el mercado informal.

Otro aspecto a tener en cuenta en la discusión del tema cambiario es que el país ha tenido, a lo largo de décadas, una crónica escasez de dólares, con lo que el mercado ha estado desdoblado, con tipos de cambio múltiples, la mayor parte del tiempo. La excepción ha sido el período de vigencia del régimen de la convertibilidad monetaria. Un mercado desdoblado funcionaría con un mercado oficial como el actual por el que se canalizaría la mayor parte de las importaciones y exportaciones de bienes. Al lado, un mercado libre, donde el precio sería el resultado de la oferta y la demanda, por donde se canalizarían las transacciones financieras, turismo de entrada y salida, remesa de utilidades, ingreso de capitales y parte de las exportaciones de las economías.

El doble mercado haría aumentar la oferta de dólares rápidamente, cubriendo sin problemas la demanda de esos sectores. A su vez el mercado oficial estaría menos presionado, dispondría de más oferta para las importaciones necesarias para mejorar el nivel de actividad. Por cierto que mercados donde un mismo activo tiene distintos precios crea problemas, pero su vigencia debería ser transitoria en tanto se estructura una política que reduzca la inflación y se pueda llegar un verdadero mercado único y libre de cambios.

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